Cambio de planes, de Luis Borrás
De todos es sabido que no me gustan mucho los libros de relatos cortos (Narrativa corta que dirían los entendidos), pero no puedo abstraerme a la realidad: Cada vez se publican más.
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Intento ir adaptándome poco a poco y como en esta ocasión, me llega algún libro que me obliga a un lógico “Cambio de planes”, y sí, es un juego de palabras pero también es una realidad personal.
Al tomar el libro en mis manos y mirar la portada, sonrío, reconozco ese papel arrugado dispuesto para ser encestado en la papelera. Y que no se me escandalicen los ecologistas, yo también reciclo el papel, pero para un escritor es una necesidad vital estrujar ese papel como para querer extraer de él esa palabra que falta o borrar esa frase que sobra. Y yo, que soy una voluntariosa escritora con terror a un papel en blanco, he estirado muchas de estas bolas para rescatar espacios, silencios y palabras.
El índice del libro me indica que leeré doce relatos, que bien podrían ser uno para cada mes. Pero es imposible, no puedo estar con un libro de relatos cortos y que tan solo tiene 89 páginas un año. Así que me propongo leer uno cada día, como para aligerar un poco el resto de mis lecturas.
Es viernes, toda mi familia duerme, miro mi sillón “de leer”, lo descarto, bajo hasta el salón, retomo la copa de vino que había dejado abandonada junto a mi anterior lectura, y me dejo caer sobre el sofá esperando ver que es “Lo que cuenta una mano cortada”. Apenas llevo media página leída cuando me acerco la copa a los labios y doy un sorbo generoso, pues el buen hacer del autor ya me indica que esa mano me acompañará a lugares profundos, muy profundos y dolorosos, donde los recuerdos se empecinarán en regresar con todo lujo de detalles.
Debo poner freno a mi lectura, pero me resulta imposible. Uno más, tan sólo uno más por hoy, algo que sea como “Un final anticipado”, como esas gotas que aun quedan en mi copa y que apuro con la misma sorpresa con la que termino este segundo relato.La suerte está echada, pero la “Buena suerte” de unos puede ser la perdición de otros, y haber sucumbido al embrujo de este tercer y cortísimo relato hace que Morfeo se aleje definitivamente de mí, dejándome la copa vacía y una maldita sonrisa en la cara.
Y así, uno tras otro apuro los doce relatos como había apurado la copa de vino, unos relatos en los que el autor me ha paseado por la muerte, la soledad, las dolorosas separaciones, los recuerdos ajenos; y me ha hecho sufrir sí, pero también sonreír. Y sé que me ha manipulado y jugado conmigo hasta el final, y se lo agradezco.
“Año nuevo, vida nueva” Sr. Borrás, seguiré estando todo lo despierta que pueda en la vida, no sea que por estar dormida me encuentre con alguna de sus sorpresas.
Pero mañana es sábado, uno de mis días más felices, y me alegro de no tener nada que ver con aquellas realidades que he leído, así que cierro el libro y me dirijo a mi habitación con la grata satisfacción de pensar que yo no estoy sola, que no estoy muerta, que no tengo pecados capitales (si acaso alguno provincial), que no odio tan profundamente a nadie…, y si alguien quiere saber mi nombre… Le pido por Dios que me lo pregunte, que no hay necesidad de más.
Ya ven, en esta ocasión ha estado bien este “Cambio de planes”.
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Susana Hernández
A pesar del refrán no soy tampoco lector de narraciones cortas, si acaso de breves, de esos de pocas líneas que más parecen haikus en prosa, pero me alegro que ese cambio de planes te haya satisfecho aunque se que yo no seré capaz de cambiar los míos.
Saludos.
Particularmente sí soy lector de relatos cortos y hasta estoy preparando uno, con todo el esfuerzo, no soy García Márquez, para publicarlo el año que viene; me gustó tu reseña porque demuestra que a veces está bueno permitirse un cambio de planes, dejarse llevar por los efectos y disfrutar de este tipo de sorpresas cotidiana que nos da la lectura; ¡saludos!
Me pasa como a ti, Susana, nunca he sido lector de relatos cortos pero últimamente les estoy cogiendo el gusto.
Me ha encantado tu reseña, casi he degustado esa combinación de silencio, buen vino y mejor lectura; me parece un gran plan.
Un saludo!
Preciosa la reseña. Muy original ir acompañandola, supongo, con los títulos entrecomillados de los relatos que ibas leyendo.
Que sí, que me gusta tu “Cambio de planes” y me río de tus pecados “provinciales”, ¡qué graciosa!
Besicos
POSDATA: Me guardo tus contestaciones (a lo del concurso) en papel de seda. Ya os contaré …
Pues yo en este caso me alegro mucho de haberme dejado llevar por este “Cambio de planes”. De verdad que ha sido un gustazo leerlo. Anímate!
Un saludo!
Una de las cosas que más valoro en las nuevas lecturas es que el autor logre seducirme con la sorpresa.
Oye… que ya nos avisarás de cuando tienes ese libro preparado
Un fuerte abrazo!
Preciosa e intimista reseña. En mi opinión, los relatos cortos requieren concreción y saber enganchar al lector; condensar en pocas páginas una historia. Y eso es muy difícil. La narrativa corta es una excelente compañera de viaje para esos ratos muertos de espera en una estación… Un abrazo!
Me ha gustado mucho que hayas hecho un cambio de planes y te hayas animado a leer este libro, que así yo me lo apunto como lectura pendiente. Y es que soy una amante incondicional de los relatos cortos.
Genial tu reseña, como todas. Envidiable tu talento para escribir.
Besotes!!!
¡Ay, Susanica, que bonito escribes!!! ¡Otro “pa” la lista!
Me dejo caer poco por aquí, pero no es falta de ganas, es falta de tiempo…
Besos.
Bueno tal vez lo intente. Te/os recomiendo “Quince lineas” son relatos hiperbreves del Círculo Cultural Faroni, editado por Tusquets en su colección Andanzas, en 1996. Si os animais, ya me contareis.
Slds.
Querida Gea, eso es exactamente lo que me ha pasado con este libro de relatos. Lo de los tiempos muertos en las estaciones me ha gustado, con un relato de estos podemos hacerlos tiempos vivos jejeje
Otro abrazo!
Muchas gracias Margarita!
Son los libros los que inspiran… Y el buen vino jejeje.
Si te gustan los relatos cortos, este es tu libro, no lo dudes, sobre todo por la habilidad del autor para sorprender.
Un besico!
Bueno, pues un cambio de planes acertado, por lo que veo.
Muchas gracias, Susana, por la reseña.
Palabras como las tuyas compensan de tanto esfuerzo y tantas dudas.
Un abrazo.
Gracias por comentar Francisco!
Pues has visto bien, realmente me han gustado los relatos.
Un saludo!
Bueno, pues en primer lugar darte las gracias por pasarte por nuestra casa Luis.
Son los libros los que inspiran mis reseñas, así que nada que agradecerme.
Creo que pocos son los autores que no tienen dudas…, en tu caso felicitarte ya que el mucho trabajo ha tenido su recompensa.
Un fuerte abrazo!
Quiero el libro y el vino… YA!
Un saludo
Pues nada Temis… Hoy ya es viernes, así que a por ello! Jejejeje
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo!
Me ha encantado la entrada, Susana. A mi sí me gusta leer ( de vez en cuando, como todo ) los libros de relatos cortos, precisamente por lo que cuentas: enganchan y te obligan subjetivamente hasta el último relato.
Me lo apunto, pues este libro no lo conocía!
Un besiño
Hola Ochentera!
Supongo que la literatura se adapta a los tiempos que vivimos, jejeje, lo digo por las prisas, se hacen estos relatos cortos para poder leer de “a pocos”, pero claro…, si te sientas con este libro y una buena copa de vino… jejeje
Un besico!