Capital, de John Lanchester
Podría haber elegido cualquiera de mis lecturas de este verano para iniciar las reseñas que este nuevo curso compartiré con ustedes, eso pensaba yo, pero este Capital, de John Lanchester, ha sido mucho libro para no ser el primero de la lista. Me he dado cuenta de que las siestas siempre quedaban relegadas por la necesidad de conocer más y más de todos y cada uno de los muchísimos personajes que encontramos en esta interesantísima novela.
El autor nos lleva hasta Pepys Road, una calle ficticia de Londres ¿Ficticia? Seguramente no. De la misma manera que no es ficción la visión que nos ofrece de un tema que conoce bien y sobre el que ya lleva escribiendo algunos años. El bum inmobiliario que tan bien conocemos los españoles, unido a la terrible crisis financiera que seguimos padeciendo.
De esa calle londinense iremos conociendo sus casas, la evolución de las mismas y a aquellos que las habitan, como ese banquero que ya sabe en qué empleará el millón de libras con el que el banco debe bonificar su buen hacer, aunque está claro que ha vendido la piel del oso antes de cazarlo, o unos comerciantes paquistaníes propietarios del supermercado de la calle. Pero hay más, la historia de un jovencísimo jugador de fútbol senegalés fichado por el equipo más importante Londres, ciudad a la que se ha trasladado a vivir con su padre. O una anciana, a la que ya conocemos viuda y que representa a la sociedad británica más típica. Pero también nos acerca el autor a las vidas de los que se acercan a esa calle para trabajar, como un albañil polaco que hace reformas en las casas de la zona y ha aprendido rápido que en aquel país es muy importante no “parecer” racista, o la joven “sinpapeles” que controla los parquímetros de la calle, y hasta una niñera española. Y todo esto y más se entrelaza en una historia misteriosa que se inicia con unas postales que se reciben en todas las casas y que dicen simple y claramente: “Queremos lo que usted tiene”.
Como les comentaba, ha sido esta una de las novelas que más me ha interesado en los últimos tiempos. Más de 600 páginas perfectamente narradas y exquisitamente traducidas, y un autor que me ha recordado a los grandes retratistas de ciudades, en este caso de Londres, aunque para retratar el conjunto ha tomado una parte, pero una parte absolutamente representativa, lo hace bien, lo hace equilibrado y lo hace ameno.
Me gusta la visión del autor, su inteligencia y dotes de observación, y ese poner en boca de los personajes frases y pensamientos absolutamente brillantes. Se nota que Lanchester posee una mentalidad mestiza y multirracial, un hombre nacido en Hamburgo en 1962, hijo de banquero, y criado en lugares como Calcuta, Rangún, Brunéi y Hong Kong, todo ello ha influido poderosamente en su obra y en sus conocimientos. Ya en 2006, que es cuando inicia la escritura de Capital, ve lo que muchos políticos y economistas no eran capaces ni de intuir, esa gran crisis social, inmobiliaria y financiera que se nos venía encima.
Así, todas sus anteriores obras, también comprometidas como El señor Phillips, que nos habla de la historia de un hombre en paro, o de ese ensayo que tan bien recibido fue por la crítica tanto literaria como social ¡Huy! Por qué todo el mundo debe a todo el mundo y nadie puede pagar, y de la que, según dice el propio autor, ha arrastrado conceptos y detalles que ha colocado en Capital.
Está claro que estamos ante una obra que en el futuro se podrá ver como un auténtico documento histórico, el reflejo de un momento y un lugar muy concreto, una exposición absolutamente clara de lo que es en su estado más puro el sistema capitalista.
Una novela que me ha hecho recordar a Dickens por lo bien que ha sabido retratar la ciudad y sus personajes, y por esa manera de hacer cómico lo trágico, pero sobre todo por mostrarnos esa inmensa franja que separa hoy a las diferentes capas sociales, la desigualdad cada vez más patente, la degradación social y la mercantilización de… Todo.
Susana Hernández
Tenía este libro en la recámara y, tras leer tu reseña, siento que tenía que haberlo leído ya y no estar todavía pendiente.
Gran reseña, Susana.
Sea cuando sea, María, será un momento maravilloso. De verdad que el libro me ha entusiasmado.
Un besico !
¡Madre mía! ¡no sé si felicitarte o hacerte un poco de vudú! jajajaja, mejor nos reímos.
Interesantísimo. Este tipo de libros, de infinidad de personajes, que tanto me recuerda a aquellos tebeos en que aparecía una finca y en cada uno de los pisos se encontraba una historia. Una variedad impresionante y de lo más adictiva. Así me da la sensación que es este libro, pero con la inteligencia del escritor que traes, y con el desarrollo que una buena novela de 600 páginas puede aportar. Así que ¡vamos mal! me lo llevo para mi desgracia y para mi infelicidad, porque ya sé que hay un libro por ahí: Capital, al que quiero llegar. ¡Vamos mal, muy mal! jajaja.
(está muy bien eso de tener que “parecer” no racista, a saber lo que uno es de verdad …)
Un abrazo, y te doy mi bienvenida (pero la muñeca de budú me la reservo, que conste) 😛
jajaja, qué graciosa! De verdad espero no notar los pinchacitos 😛
Sí, el autor contó que se dedicaba a mirar por la ventana el movimiento del resto de las casas de su calle, asi que tiene sentido que te recuerde a tebeos o historietas 13 rue del Percebe, o similares…
Es un buen libro de historia de ayer mismo.
Besicos!