No sé si la mejor forma de empezar esta reseña es diciendo que ni he leído El silencio de los corderos ni he visto la película. Sí, sé quién es Hannibal Lecter, sé que se llevó un montón de estatuillas y que se ha convertido en algo de obligado visionado. Y, a pesar de eso, aquí estamos.
Pero bueno, supongo que es una cosa que siempre he querido hacer y que no he hecho, como leer otra infinidad de libros de mi lista o ver un montón de películas de culto; aunque sea solo por no pasar vergüenza cuando tengo que admitir este tipo de cosas. Sin embargo, no me quería esconder. Seguro que tú, lector, también tienes alguna confesión como esta que te cuesta soltar más de lo que te gustaría.
El caso es que en vez de ponerle remedio —mal hecho, lo sé—, decidí leer la nueva novela de Thomas Harris (que, por si no lo sabes, es el creador de ese personaje que tanto te gusta) para así, al menos, poder decir que había leído algo de él. Cari Mora llegó para salvarme de ese vacío cultural que tantos años llevo arrastrando. Y ahora estoy aquí para contaros qué me ha parecido.
Lo primero que llama la atención es el viaje que tenemos que hacer. Nos trasladamos hasta las cálidas costas de Miami a una antigua casa de Pablo Escobar, el narcotraficante más famoso de la historia. Cari se encarga de cuidar esa mansión que suele utilizarse como escenario para películas o cosas así. Así que el día que llega un equipo de rodaje nuevo, tampoco es que se sorprenda tanto. Aunque los tipos que lo forman son muy raros y la miran de una manera que no le gusta nada. A estas alturas del libro, ya habremos conocido a Hans-Peter Schneider, el líder del grupo. Y nos dará igual que la misión en realidad consista en encontrar los lingotes de oro que Escobar escondió dentro de esa casa, nos importarán bien poco los medios que va a usar para hacerse con él y nos la traerán al pairo sus aires de grandeza. Lo que de verdad nos interesará es saber por qué en su casa tiene un tanque con sosa cáustica en el que el cuerpo de una chica se está disolviendo rápidamente y sin dejar ni un rastro.
Hans-Peter es nuestro nuevo psicópata. Es retorcido y sus fantasías son tan crueles y extravagantes que hacen que a una se le revuelvan las tripas. Pero esta parte se hace esperar. El autor va dando pequeñas pistas de lo que se va a encontrar cuando avance unas páginas, casi como si fuera una película de Tarantino donde la tensión se mantiene tanto que, cuando llega, es inevitable que se le escape de las manos. Eso pasa un poco con Cari Mora. Thomas Harris se toma su tiempo para ponernos en situación —a pesar de que el libro no es muy extenso— y lo hace porque realmente el mundo de los narcotraficantes es muy interesante. Veremos alguna muerte, algún hecho reseñable que pone los pelos de punta, pero no es nada en comparación con lo que llega después. Solo diré que, en algunos momentos, tuve que cerrar el libro para respirar un poco y así poder continuar leyendo. Lo que no es, en absoluto, una crítica.
He leído muchos comentarios sobre este libro y la mayoría bastante malos. Que si no está a la altura de su antecesor, que si los personajes son planos, que si ha decepcionado a los lectores… Qué queréis que os diga. Será porque yo no he leído sus anteriores obras por lo que no entiendo a qué viene todo esto. Siempre he dicho que las comparaciones son odiosas y que es muy injusto tratar mal a alguien que en su día hizo algo brillante y que ahora no ha llegado a esa altura. Es que eso es muy complicado de hacer. Y no es justo. ¿Qué hacemos con este hombre, le obligamos a retirarse porque es imposible que llegue a hacer algo como lo que hizo en su día? ¡No, hombre, no! Vamos a dejar de ser tan críticos y tan tiquismiquis porque las cosas no son así. Este libro es entretenido, violento, sangriento, adictivo. Nos da un psicópata retorcido cuya mente fascina al lector, una historia de narcos original que no esperaríamos encontrar en un libro así y una protagonista muy bien dibujada. Cari es una mujer fuerte, que ha vivido en su piel la guerra de Colombia, que ha sentido el peso de una ametralladora en sus manos y que sabe lo que cuesta la vida. Por eso, solo por este personaje, ya deberíamos aplaudir a Thomas Harris.
Pero en fin, supongo que debe ser muy doloroso buscar algo y no encontrarlo, así que desde aquí pido a los futuros lectores que no esperen encontrar dentro de estas páginas a otro Hannibal Lecter. Que se dejen llevar por la historia de Cari y que quieran disfrutar. Solo así podrán fascinarse con la mente de este nuevo asesino.