Hay que ver la cantidad de veces que les hablo de casualidades en mi vida literaria, y hoy no me queda otra que contarles que este libro ya estaba en mis manos antes de decidir que pararía mis vacaciones en la República Checa. Porque mucho es lo que he leído sobre Praga pero después de pasear por su Castillo, sus viejas calles, subir a sus torres y dejar caer alguna lágrima en el ghetto, su barrio judío más conocido como Josefov, nunca ya mis lecturas volverán a ser lo mismo. Los recuerdos literarios hoy tienen ese componente visual que ha quedado para siempre en mí.
Nunca pensé que estas Cartas llegadas de Europa me llevarían precisamente a Praga, más bien supuse, por Dios sabe qué extraña asociación, que de París pasaríamos directamente a España; y es que estamos hablando de una novela en la que a través de un puñado de cartas, un joven argentino de una familia adinerada se traslada a París para estrechar lazos comerciales con el viejo continente, en ellas le va contando a su hermano mayor, que no ha podido viajar con el por tener algún tipo de enfermedad respiratoria, su estancia y el devenir histórico de esa II GM que todos ven como se avecina. Este joven, del que desconocemos el nombre, nos irá informando desde su salida de Argentina el 6 de Marzo de 1938, hasta el 3 de Noviembre de 1940.
Dos fechas no cerradas pues conoceremos parte de su vida anterior a través de sus recuerdos y también quedarán en estas páginas sus sueños de futuro quizá cumplidos.
Nuestro protagonista es un Ingeniero recién escudillado, un joven inquieto con todo lo que le rodea, con ganas de vivir a tope su aventura de juventud pero sin olvidar nunca las responsabilidades que le han llevado hasta Europa. Y el amor, porque es imposible no amar en París, vivir y que pase lo que tenga que pasar…
Estas cartas que hoy leemos van dirigidas a su hermano, tienen la dirección de un hospital de reposo en algún lugar de Argentina. No es de extrañar que encuentre en la novela de Mann, La montaña mágica, una estupenda forma de aprender Alemán, es como una historia paralela, ya que su hermano es un amante y estudioso de la Filosofía ante el que debe ser fácil abrir el corazón.
Pero y el autor y el protagonistas crecen con sus cartas y nos acercará a otros grandes autores de la época como Sartre, al que conocerá en el Café De Flore, y del que le recomiendan enérgicamente su libro titulado La nausea. Hablarán del estreno en París de Bodas de Sangre, de nuestro querido Federico García Lorca, y cuando todo parece que le pudiera llevar a España (eso creía yo, como ya les he dicho) el amor y la vida lo llevarán hasta Praga, hasta la filosofía y el recuerdo de Kafka. A esa Praga que se llenó de refugiados, mano de obra barata, ante la que los obreros tuvieron que aceptar ese terrible retroceso en sus salarios y garantías laborales que les llevaron a la pobreza y … ¿Les suena? El relato de Praga en algún momento me ha recordado aquellas Uvas de la ira, obreros contra obreros, pobres contra pobres, miseria contra miseria… La degradación del ser humano.
Un libro muy para club de lectura, porque está perfectamente escrito, es bello y literario pero profundo y accesible; perfecto para hablar de otros autores importantes que han sido fundamentales en la literatura profundamente filosófica pero cercana.
Una novela que ha sido ganadora del XX Premio Vargas Llosa me interesa, recuerden el buen sabor de boca que nos dejó Palabra de Sal, que fue la ganadora del año pasado. Hay que seguir atentos a estos premisos que nos están dando unas lecturas tan literariamente interesantes.
Cartas llegadas de Europa, si la encuentran deténganse ante ella. Pero bien sé que estas portadas de Oscar Sanmartín nunca le dejan a uno pasar de largo.