Castillos en el aire, de Ana Alcolea
Título: Castillos en el aire
Autora: Ana Alcolea
Ilustradora: Mercé López
Editorial: Anaya
Páginas: 77
Ana Alcolea es una gran conocida de la chavalería española y de muchos de sus padres, sobre todo de aquellos a los que nos gusta compartir las lecturas de nuestros hijos. Será por eso que si algo destacamos de la literatura que esta mujer transmite a los jóvenes y a los más pequeños, es el amor por las historias, por los viajes, por los libros, por las palabras, en definitiva por la cultura y por la vida.
Me gusta esta autora que trata con tanto respeto al joven lector. Y me gusta la carta que les dirige al inicio de este libro. “Un libro es una llave que abre la puerta de la imaginación de cada lector”, les dice, y es cierto, cuanto antes descubran lo que la lectura les puede aportar en la vida, más felices podrán llegar a ser. Y más libres, porque un chaval con imaginación y fantasía tiene un mundo infinito ante él.
Lo mejor que unos padres pueden regalar a sus hijos es el refugio de la cultura en general, y de la literatura en particular. Porque la vida puede ser dura, porque puede que en algún momento, como hemos podido comprobar a través de la propia literatura que nos ha llegado de los grandes maestros, un libro o una historia puede ser nuestra única tabla de salvación.
Castillos en el aire. Lo tomo entre las manos y leo la dedicatoria:
“Para Susana, que ama los libros.
Para los enamorados del papel y de la tinta”
Ya saben ustedes de esas casualidades que acompañan mi vida. No, no creo que yo sea esa Susana, ¡claro! Aunque se lo preguntaré 😉 , pero sí he de decir que me he sentido parte de esa dedicatoria, y oye ¡¡Que si no lo dices, mola!!
Toda la vida diciéndonos que no construyamos Castillos en el aire y resulta que sí, que allí es, precisamente, donde hay que construirlos. Y que eso no es lo mismo que hacer castillos de arena o en la arena… ¡Qué bien juega Ana con las palabras, y que interesante es la forma en que la autora nos introduce en la historia!
Me refiero al hecho de que a Marcos le está contando su abuela una historia, y parece que lo relevante es la historia, que también, pero lo primero y más importante, es que de entrada ya hablamos de CONTAR CUENTOS. Y es que de eso habla también el libro, de la necesidad, pero también de la obligación que tenemos de contar y leer historias a los niños para despertar su curiosidad y su imaginación.
A Marcos le gusta hacer castillos en la arena, y su abuela, que debe saber muchísimas historias porque han vivido mieles de años, le cuanta que a Santiago, el hijo de un farero, le gustaba hacer dibujos en la arena, y los hacía muy bien, pero el tiempo y las olas siempre borraban sus obras. Soñaba con poder pintar algo que no se pudiera destruir. Un día conoció a Rosana y descubrió el mayor y mejor hallazgo del ser humano…
Este libro es buen ejemplo de lo que significa la amistad de Rosana y Santiago. La palabra y la imagen en perfecta comunión. Ana Alcolea que pone la palabra y Mercé López que pone la imagen. Unas imágenes que nacen de la historia, del cuento, de la necesidad de viajar para encontrar o encontrarse.
Anaya marca como edad recomendada para la lectura de este libro ”A partir de 10 años”, y verán, yo no soy muy amiga de poner edades, ni por delante, ni por detrás. Creo que este libro lo puede leer a un chaval de 7 años, de la misma manera que sé que puede hacer descubrir algo nuevo a cualquier lector adulto. Porque el amor por la lectura, por los viajes y por las historias, nos puede llegar tanto de la mano de D. Quijote, como seguro que le llegó a esta autora, como de personajes que ella misma crea ahora y que podemos descubrir a través de toda su amplísima obra.
Si lees hoy esta reseña, no te olvides de contar un cuento, ni de recordar una de esas historias que alguien te contó sentado al borde de tu cama, o en el pupitre del colegio. Piensa que esas historias de ayer, son las que hoy te han traído hasta este blog de libros y literatura en busca de otras maravillosas aventuras.
Susana Hernández
Hola! Gracias por la reseña. Me oarece un libro muy interesante. Pienso que le podría encantar a mi sobrina. Saludos.
Seguro que sí, y sobre todo si aprovechas para, junto con el libro, aprovechas para contarle una de esas buenas historias que tú conoces 😉
Un fuerte abrazo!
Magnífica reseña Susana. Yo últimamente también leo bastantes libros infantiles, y si te digo la verdad pienso que son libros especiales, con una sensibilidad única y que los adultos deberían leer también, porque a veces te acercan enseñanzas y ideas que tenías olvidadas o arrinconadas en el cerebro, y al leer estos libros vuelves a recordarlas. Incluso diría más…con cada libro infantil que lees, te vuelves un poco más niño y sin duda eso es muy bueno, pues la vida nos ha hecho olvidar nuestra inocencia y no está demás recuperarla. Un saludo
La infancia es importante y queda firmemente fijada en nosotros, si en ella ha habido un despertar a la literatura en cualquiera de sus variedades, siempre tendrás una salida en la vida. Así lo veo. Cuando leí El Sr. Pip, recordé, claro, Grandes esperanzas, y vi con absoluta claridad como ante la peor adverisidad se puede sobrevivir con un poco de suerte y mucha imaginación.
Un fuerte abrazo!
Chavalería española, jajaja.
Pues sí totalmente de acuerdo con lo que comentas de tener la cultura como un lugar maravilloso en el que refugiarte en la vida, es toda una suerte, ¡y! de lo más estable, ¡no se acaba nunca! y es además ¡para toda la vida! Jajaja
Tal y como has descrito el libro, resulta de lo más contagioso, y cumple a la perfección con el objetivo de poder sembrar en los más pequeños este secreto que no todos conocen, jeje.
Los libros infantiles tienen su cosa, a mí me pasa a menudo que su simplicidad me es de lo más útil para entender según qué cosas.
En fin, un placer visitar tu parte soñadora 🙂
Pero si te tenía aquí abandonada y sin contestarte a este estupendo comentario!!!
Muchos de los grandes escritores tuvieron infancias tremendas o en muchos casos difíciles, y la literatura fue su escape, su refugio, y si sabemos eso de los escritores, imagino cuánto bien ha debido hacerle la literatura a tantos y tantos lectores!!!
Ya sabes que muchos filósofos dicen que en lo simple está el sentido de la vida (pero que igual me lo estoy inventando yo jajaja) , será por eso que en la literatura para niños, algunos autores abarcan en un puñado de reflexiones ese fin.
Un placer leerte a ti siempre
Un besico!
¡Qué bonito, Susana! Me ha encantado.
*muakksss* 🙂
Susana:
¡me lo anoto y quiero leerlo pronto! (necesito descansar de otras lecturas densas…buscar el refugio de la literatura que te hace bucear dentro de tí, en otro tipo de literatura jojojo). Creo que la dedicatoria es preciosa, y aunque no me llamo Susana 😉 también me la apropio por el segundo renglón: ¡soy una enamorada del papel y la tinta!
Es verdad, la simplicidad entraña grandes verdades, más que aquellas florituras con que se quiera explicar algo. A veces un haikú es mucho más certero. Digamos que una novela puede ser una lámpara, y la poesía un láser.
Gracias por descubrirme esta joya.
Un beso,
Ale.