No es la primera vez que vengo aquí a hablar de brujas. Reconozco que siento debilidad por esta figura: por el papel que ha jugado en la literatura, por las creencias en torno a sus poderes mágicos, por ser víctima de un sinfín de ordalías. De todas esas brujas, las de ficción, las reales y las inventadas, habla Caza de brujas, «Vida de brujas de la historia, de los cuentos y de hoy», el libro de Serenella Quarello.
Que la edición es una maravilla salta a la vista con la portada de Fabiana Bocchi. Pero es que las ilustraciones que nos deja en el interior no son menos preciosas. Y son la compañía ideal para las cincuenta biografías de mujeres que nos cuenta Serenella Quarello. A veces, nos relata sus vidas en apenas una página; otras, hace que dos de ellas dialoguen para que hablen de sus brujerías o sus desgracias; en ocasiones, nos resume la historia del libro en el que aparecen. De esta forma, nos habla de mujeres reales que fueron acusadas de brujas, como las de Salem o las de Zugarramurdi, Juana de Navarra, Carolina de Brunswick, Ana Bolena o Juana de Arco. De mujeres de la mitología y las leyendas, como Hécate, Morgana, Viviana, las meigas, las sorginas y las lamias. De las de ficción, como la malvada madastra de Blancanieves, la Celestina, las de Oz, las de Shakespeare, la de Apuleyo, la de Horacio o la de Victor Hugo. De las que protagonizan canciones modernas y en óperas, como la de Giuseppe Verdi. Y hasta menciona a las de los cuadros, con especial mención a los de Goya.
Pero no solo encontramos biografías en Caza de brujas. También hay lugar para hablar de sus sirvientes (el Golem y los duendes, entre otros), de escobas y gatos, de qué es el tarot y cómo se lee la mano, de los poderes de las plantas y de supersticiones de la antigua Roma, de África y de tantas culturas del mundo. Y es que la fascinación —y el temor— por las brujas nunca ha conocido fronteras.
Caza de brujas es, sobre todo, un libro que despierta nuestra curiosidad y una prueba evidente de que la palabra «bruja» ha sido, y sigue siendo, un arma para insultar y acallar a las mujeres emancipadas. Buena o mala, ignorante o sabia, pobre o rica, toda aquella que ha sido acusada de bruja es porque se atrevió a ser libre, dueña de sí misma. No es de extrañar que, en los siglos de la caza de brujas, la mayoría de las víctimas fueran mujeres solteras y viudas, o ricas y poderosas.
La obra de Serenella Quarello y Fabiana Bocchi nos abre una puerta al casi inabarcable mundo de las brujas, para que, una vez concluida la lectura, cada lector se adentre en las biografías de aquellas mujeres que le hayan resultado más fascinantes, que serán muchas, por no decir todas. Así que avisados estáis: si leéis Caza de bruja, quedaréis embrujados por estas mujeres apasionantes.