Certeza del colapso, de Bibiana Collado Cabrera

No me cansaré de decir que, a veces, las redes sociales son un lugar maravilloso para encontrarte y conocer a gente igualmente maravillosa. Además, a mí, que soy un poco outsider, me parece una forma muy cómoda de descubrir a personas que de otro modo no tendría forma de conocer. Creo que ya lo he dicho, pero mi favorita para esto es Instagram. Allí mismo descubrí a la poeta que ha escrito este poemario de título tan sugerente y del que hoy quiero hablaros.

Bibiana Collado Cabrera es de mi quinta, de la buena cosecha del 85. Es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Valencia y Premio Extraordinario del Máster de Estudios Hispánicos Avanzados. También ha obtenido varios reconocimientos por su trayectoria en las letras: Premio Voces Nuevas de poesía (2009), Premi Universitat de València d’Escriptura de Creació (2009 y 2012), Premio de poesía Arcipestre de Hita (2012), por Como si nunca antes; accésit del Premio Adonáis (2016) por El recelo del agua y Premio Complutense de Literatura (2017) por Certeza del colapso, el poemario que tengo entre mis manos. Como veis Bibiana es una poeta muy grande y estoy convencida de que aún lo será más. Me da bastante rabia que no sean las poetas como ella a las que todo el mundo conoce, como estos de hoy en día que venden miles de libros y están hasta en la sopa. Bueno, tampoco quiero eso. La poesía no es un circo. Pero sí algo más de difusión.

De Certeza del colapso me atrajo su título desde un primer momento. A mí me parece un título perfecto y aún más cuando leemos en la contraportada que este es un poemario “sobre el momento en que nos damos cuenta de que algo ha hecho “crack” y, sin embargo, todo a nuestro alrededor continúa igual”.  No sé, supongo que a muchos os suena esa situación. Desde luego, yo he oído varias veces ese crack y he continuado intentando poner nombres a este muestrario de sensaciones que han provocado ese colapso.  O como dice Bibiana:

“Me sacude la

certeza del colapso

e invento, una a una, colisiones”.

Y es que a veces no hay motivos, a veces la herida abre sola y como bien explica Bibiana “sigue sin haber un motivo decretado”. Y ese momento, en el que somos tan nosotros y a la vez tan ajenos, ese momento en el que

“presiento agazapada, acechante,

la certeza de que soy yo

quien no está al mando”

es cuando quizás más nos reconozcamos en esa herida.

Quizá Certeza del colapso no sea más que un pretexto para hablar de la herida, para permanecer en ella y no dejar que cure nunca del todo. O quizás estos versos sean los que sirvan para curarla. Yo sólo sé que duelen, que son unos versos impertinentes y molestos que nos recuerdan nuestras propias heridas. Pero, ¿conocéis esa sensación de saber que algo te está haciendo bien a pesar del daño? Algo así es para mí este poemario. Un dolor dulce, si me permiten el oxímoron.