Desde que vi la primera, hará algo así como ocho años, en la universidad, he sido seguidora de las charlas del TED. Confieso que veo dos o tres a la semana, sobre temas como feminismo, tecnología o ciencia. Y, sean de 5, 15 o 25 minutos, siempre me he preguntado por qué nos dejan pegados a la pantalla del portátil, o del móvil, por qué acabas de ver esas charlas con una sensación brutal de descubrimiento.
Desde el principio tuve claro que no era tan solo por lo que me estaban contando porque muchas veces, en temas que domino, no decían nada que no hubiera oído o leído en otra parte. Entonces pensaba: “si lo que te deja con esa sensación abrumadora no es el conocimiento que te están transmitiendo, ¿qué es?” Exacto, es cómo lo están contando. Y esa es la razón por la que quería leer el libro de Chris Anderson, director de TED, sobre cómo hablar en público.
Charlas TED, el libro del que hablo, es una guía muy práctica, con trucos y esquemas, que desmenuza el arte de la palabra. Es, por qué no decirlo, un curso de oratoria.
Se divide en cinco partes: una pequeña introducción llamada “Fundamentos” que se centra en qué queremos contar y cómo encontrar el tema; una segunda de “Herramientas” en la que explica conceptos como persuasión, storytelling y estructura; una tercera en la que habla del proceso físico de la preparación (¿tengo que ensayar, memorizo o no, preparo diapositivas?); una cuarta que se centra en el momento de la charla (voz, presencia, gestos, preparación mental…); y una quinta en la que, a modo de conclusión, el autor reflexiona sobra la importancia de saber hablar en público y compartir lo que sabemos con los demás.
Como decía arriba, Charlas TED es un curso de oratoria exprés y lo recomiendo a todos aquellos que tengáis que dar una conferencia, defender un trabajo en público o presentar un informe, pero también a los que os haya tocado hablar en una boda o queráis expresar vuestra opinión en la junta escolar. Y, sí, también a todos los que alguna vez en la vida habéis dicho eso de “es que yo no sé hablar”.
Porque lo entiendo. Yo también he dicho un millón de veces “es que yo no sé hablar”. Pero, aunque no seas tú el que hable, saber cómo se organiza un discurso nos hace más libres. Para empezar, porque permite, a los que no pondríais un pie en un estrado en la vida, ver cuando alguien os la está intentando colar. Muchas veces un discurso, una idea, en la tele o donde sea, no nos convence del todo pero al mismo tiempo está tan bien expuesta que la damos por buena. Conocer los fundamentos de la retórica nos ayuda a ver qué está haciendo el orador para que esa idea nos parezca válida, incluso atractiva, aunque no estemos de acuerdo con ella. Y, por lo tanto, nos ayuda a ser más críticos y a rechazar discursos con los que en el fondo no estamos de acuerdo.
Por otro lado, saber (y atrevernos a) hablar en público nos hace literalmente más libres, porque, aunque creas que no, habrá algún momento en la vida en el que lo vas a necesitar, sea en una reunión de vecinos para defender tus derechos como propietario, sea en una celebración familiar para expresar tus sentimientos, sea delante de un público amplio para compartir algo valioso en lo que estás trabajando. No saber hablar o no atrevernos a hacerlo en público nos aísla de los demás y nos hace dejar de hacer cosas que querríamos hacer.
Por todo esto, si os gusta el estilo de las charlas del TED, echadle un ojo a este libro. Aunque no sea la lectura del verano, a nadie le viene mal aprender un poco de oratoria 😉
Laura Gomara @lauraromea
Gracias por escribir este artículo, encontré el libro muy interesante. Descubrí que este libro no sólo es relevante para las charlas de TED, sino también para la presentación de ideas en la vida diaria. Se lo recomendaría a cualquiera que tenga dificultades para hablar en público.