Choque de reyes – Canción de Hielo y Fuego – 2

Choque de reyes, de George R. R. Martin

Extracto del diario de Tyrion Lannister, pag 126, comienza desde párrafo cuarto…

…Los cuervos siguen trayendo noticias oscuras. Al destino negro de Ned Stark se le han unido noticias sobre Los Otros. Nuevas sobre sus ojos azules que miran sin ver y son capaces de helarte la sangre con una pequeña mirada. Sin lugar a dudas, cuentos del mundo antiguo que, ahora, empiezan a hacerse realidad. Pero yo, Tyrion Lannister, de la casa Lannister, dueños de Desembarco del rey y, en estos momentos Mano del rey Joffrey, un mocoso que parece que no ha sido destetado todavía, tengo que hacer frente a las noticias que llegan desde los Siete Reinos, a través de las alianzas secretas y alguna que otra visita al bosque que guardan las putas entre sus piernas que pueblan este reino de arañas tejiendo su tela letal.

Las intrigas son como el veneno de las serpientes. La guerra se ha instalado en las vidas de todo el mundo. No importa que seas anónimo o noble, la sangre lo tiñe todo con su color magnético y su sabor a metal. He perdido la cuenta del número de hombres que se han proclamado reyes y, como si fuera un mensajero para los supersticiosos y las sectas que empiezan a poblar el mundo, un cometa rojo alumbra el cielo con su estela roja. Y, a lo lejos, los rumores de la cercanía del invierno siguen haciéndose reales, muy reales.

Todo el pueblo tiene razón en llamarme Gnomo. Puedo escuchar a través de los muros sus murmullos y cómo piensan que soy yo, como Mano del rey quien está llevando a la ruina sus vidas. Lo que no saben es que yo, Tyrion Lannister, aunque me mueva entre dos aguas turbulentas, siempre lucho por los míos, por su protección. Aun así, mi bajeza no me ha ocasionado nunca problemas en dar placer a mujeres de índole diversa. Bajo las sábanas, poco importa el tamaño, en cuanto a estatura se refiere. Mi hermana Cersei, reina regente de Desembarco del Rey y amante eterna de nuestro hermano Jamie Lannister, intenta controlar mis movimientos, mis entradas y salidas de este castillo, pero aunque lo pretenda, no se puede luchar contra las intrigas cuando te encuentras rodeado de piedra. Todos sabemos que las palabras lograrán abrir grietas por las que cruzar las puertas de la casa más noble de este mundo de caballeros con demasiado calor en la espada y frialdad en el cuerpo. Pero ni siquiera todo el acero del mundo es capaz de acallar las voces, los mensajes clandestinos de los cuervos, y el frío que empieza a elevarse desde el suelo con una espesa capa de niebla. Por eso nos preparamos para la guerra, para la batalla. Conseguir salvar nuestro reino es una obra digna de la mejor de las espadas, pero también de las lenguas bífidas como la mía. Tengo veneno dentro, sólo que, al igual que las serpientes, sé que no se debe desperdiciar ni una gota.

Las llamas quemarán este diario llegado el momento. Esas llamas que tanto eché de menos en el Muro, junto a la Guardia de la Noche y ese bastardo de Jon Nieve, que me miraba a través de los ojos de su lobo huargo. No me considero hombre supersticioso, sólo precavido, y aunque creo más en la carne que me sirven el plato que en historias para meter miedo a los niños, mis ojos han visto demasiadas cosas como para no tenerlas en cuenta. La vida no está hecha para los enanos, pero desde luego, en lo que a mí concierne, intentaré que tampoco lo sea para los grandes. Si tiene que ser con acero, que así sea; si tiene que ser con fuego, que así sea; y si los dioses que nos abandonaron regresaran, les miraría a los ojos y no les alabaría… simplemente, les cortaría el cuello.