Hay novelas que nos atraen porque su sinopsis es un conjunto de situaciones, lugares y personajes ideales para nuestro gusto, porque su portada es una delicia oscura y divina para nuestra vista, o porque nos cuentan una historia que ya conocemos dándole un enfoque diferente, más tenebroso, menos amable. Un placer para nuestros oídos escuchar esa vieja canción con una nueva melodía.
Cinder y el príncipe de Medianoche, de Susan Ee, me atrajo por todo lo que he indicado en el párrafo anterior. Su sinopsis, que ahora os detallaré, es muy interesante; su portada y su edición son hermosas, magnéticas, un baile de dagas y amapolas que nos muestra a una protagonista dispuesta a matar; y el cuento que nos versiona es bien conocido por todos: La Cenicienta. Aunque la versión que hoy os traigo es mucho más triste y violenta.
En esta reinterpretación conocemos a Cinder, una chica huérfana resignada a vivir con su madrastra, a la que solo le interesa conseguir dinero como sea, y sus hermanastras frívolas y superficiales. Como veis, hasta aquí no hay muchas diferencias con el clásico, pero si os digo que Cinder vive en el reino de Medianoche, un lugar dominado por el Rey Oscuro y sus costumbres, ya la cosa cambia.
Medianoche es un lugar de criaturas diabólicas, donde cada día que pasa anochece antes, donde las hadas son esclavizadas y la magia es enjaulada. Un lugar donde ese rey sin corazón adora la cacería. Pero no de animales, sino de personas, y concretamente de chicas jóvenes que deben vagar por el bosque huyendo de los caballeros, repugnantes cazadores ansiosos por tener a su presa entre las manos. Y precisamente Cinder se convierte en una de esas presas por culpa de las sucias manos de su madrastra, que gana una buena suma de dinero a su costa para que sus hijas puedan vivir en un sueño aunque Cinder viva en una pesadilla.
Pero, ¿sabéis qué es lo más horrible? Presenciar cómo las propias mujeres son las que cavan las tumbas de otras, las que escupen a esas pobres desdichadas pensando que a una misma no le va a tocar nunca ser la presa. Triste, pero cierto.
No obstante, la autora nos sitúa en este escenario para que seamos testigos de la evolución de Cinder, de su desarrollo personal y de su crecimiento como mujer. Pero eso no es posible sin la ayuda de un personaje que la convierte en un arma preparada para combatir. No daré detalles sobre esta figura, pero sí os diré que me ha encantado porque es alguien que esconde un espíritu guerrero que orienta a nuestra protagonista, y sin este personaje nada sucedería como debe suceder en la novela.
Una novela dividida claramente en dos partes. La primera nos ofrece un comienzo cargado de adrenalina, con Cinder metida de lleno en esas cacerías, intentando esconderse de sus captores, para después rebajar esa acción y poco a poco permitirnos vislumbrar a esa guerrera que empieza a tomar forma dentro de ella.
Y la segunda —que yo es la que más he disfrutado porque aquí Cinder es más madura, está más preparada y todas las piezas empiezan a encajar—, nos coloca en el momento previo al baile donde los dos príncipes, —no uno, sino dos— elegirán pareja. Pero no penséis que todo será hermoso esa noche…
Entonces, ¿podrá Cinder asistir al baile? ¿Conocerá el amor? Y, ¿las hadas? A pesar de ser maltratadas y de estar enjauladas en este reino, ¿habrá alguna dispuesta a ayudarla? Las respuestas las encontraréis dentro de esta historia, claro está.
Una historia que es el primer título de la serie Cuentos de Medianoche, conjunto de novelas donde cada una estará protagonizada por un personaje en un mismo universo fantástico. Algo maravilloso para una amante de los retellings como yo, ya que de esta forma Susan Ee nos da la oportunidad de disfrutar de los cuentos clásicos de una manera original y reivindicadora.
Además, este primer libro me ha dejado con ganas de más por los cabos sueltos que quedan con respecto a personajes secundarios que seguro darán que hablar en los siguientes títulos.
En definitiva, Cinder y el príncipe de Medianoche nos transforma en testigos del poder femenino y de la grandeza que todas tenemos en nuestro interior. Un cuento moderno que página tras página nos enseña a no rendirnos ni a sentirnos inferiores a los hombres, pues debemos ser más listas que el mundo que nos rodea para jugar nuestras cartas y así vencer a todo aquel que quiera lastimarnos.