Clásicos infantiles 10

Clásicos infantiles 10

clasicos infantilesUno de mis gustos particulares cuando me vuelvo nostálgico es indagar en las cajas llenas de libros que tengo diseminadas por toda la casa. En una de esas incursiones por el mundo de la lectura que me ha acompañado a lo largo de mi vida, descubrí hace poco dos historias que, en su momento, supusieron todo un mundo de aventuras y momentos de diversión a partes iguales. Es raro, porque el tiempo avanza, y son sólo algunas historias las que pasan de generación en generación y hoy en día siguen divirtiendo con la misma fuerza que hace muchos años. Esas historias están protagonizadas por dos personajes que me acompañaron a través de libros que, en su colección, me puse a devorar cuando los que leemos desde pequeños sabíamos que allí, en esas páginas, podíamos encontrar todo lo que necesitábamos. Lo que sigue en esta sección de clásicos infantiles es la historia de un niño pequeño que aprendió a soñar, a través de los libros, y de cómo unos personajes se convirtieron, durante días, en compañeros de aventuras.

Os presento, al Pirata Garrapata y Fray Perico, dos que formaron a uno, que lo convirtieron, en parte, en lo que es hoy.

 

Es curioso, después de muchos años, reconocer que la editorial SM ha formado parte de mi crecimiento como lector. Más concretamente su colección Barco de Vapor. En ese rebuscar de cajas llenas de libros y de polvo que se acumulan con los años, me he encontrado con muchos títulos que pertenecían a esa colección, de la que guardo un grato recuerdo: mañanas de domingo sentado en el sofá de orejas de mi casa mientras la lluvia caía a fuego sobre la ventana y yo me sentaba a leer, tardes de viajes en coche en los que aprovechaba que yo no me mareaba con el movimiento y mis ojos pasaban por las letras, y noches en las que mi madre me apremiaba para ir a la cama y yo le decía “jo mamá sólo un poco más que me quedan dos páginas para acabar el capítulo” y mi madre resoplaba porque no entendía muy bien qué me daban los libros.

el pirata garrapataPero como decía al principio, cuando encontré dos títulos de Juan Martín Muñoz, los recuerdos fueron abriéndose camino a través del tiempo. Recordé por qué “El pirata Garrapata” me hacía vivir la lectura con las risas propias de un niño que no tenía miedo a nada, que se reía por el simple hecho de hacerlo, que es lo mejor que le puede pasar a alguien, y que se adentraba en los mundos piratas sin ningún miedo, porque a pesar de lo temible que era, en realidad Garrapata no era malo, y eso lo sabíamos todos los niños que lo leíamos. Y qué decir de Carafoca, de el Chino (es curioso, era el primer chino del que leía algo), de Chaparrete, en fin, de un número impresionante de personajes con los que te identificabas, con los que vivías sus historias como si estuvieras allí mismo, mirando al horizonte y sintiéndote un tripulante más de aquel viaje que estaba a punto de comenzar.

Pero cuando creía que nada me recordaría esa época, aparece otro personaje defray perico y su borrico aquellos que marcaron mi infancia. “Fray Perico y su borrico” que, aun con el paso del tiempo, vive en la mente de más de una de las personas que conviven conmigo el día a día. Recuerdo que, cuando encontré este libro en una caja que ponía “Libros que no tienen que perderse” (mi afán de poner título a todo en mi vida no tiene nombre), llamé a algunas de mis amistades más cercanas y les pregunté si ellos se acordaban de aquel personaje que a mí tanto cariño hacía que me naciera. Y todos me contestaron que sí, que se acordaban, que cómo no iban a hacerlo si era uno de los primeros libros que se habían leído, con el que habían compartido la vida de un convento que se ve sacudido por la llegada de Fray Perico. Y así fuimos desgranando que a pesar de la edad, a pesar de que el tiempo corre para todos, es indudable que algunas historias son tan imprescindibles, tan universales, que sería un error muy grande que se perdieran.

El cariño a los libros me viene desde pequeño. Muchos de los recuerdos que tengo de mi infancia son agarrado a un libro mientras él me agarraba a mí y no me permitía soltarlo. Las cajas se amontonan en mi casa dispuestas a volver a enfrascarme en ellas a la búsqueda de algún tesoro que se esconda en su interior. Y, de seguro, alguno más habrá que pueda compartir con todos vosotros de nuevo. Hoy ha sido la historia del niño pequeño con gafas que aprendió que la lectura era un sueño hecho realidad, y quería compartirlo con vosotros. Porque las historias que os he traído hoy son parte de mí, de mi vida, de mi cuerpo, y ahora, de todos los que me leéis.

4 comentarios en «Clásicos infantiles 10»

  1. Cuántos recuerdos! Estos libros los pillaba yo de la biblio del cole y disfruté muchísimo con ellos. Y ahora voy con mi pequeña a la biblio y la que los coge es ella. Siguen gustando y siguen haciendo sonreír estas historias.
    Besotes!!!

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