Colgando de un hilo, de Dorothy Parker
Colgando de un hilo es un libro de relatos, lo que para mí ya suele ser suficiente carta de presentación, pero es además un retrato de la sociedad neoyorkina de la primera mitad del siglo XX, de una parte de esa sociedad, pudiente, sofisticada (aunque hay algún relato con protagonistas menos acomodados) y en la que Dorothy Parker, con una pluma certera y afilada y un sentido del humor desbordante, no sé si decir que denuncia pero desde luego sí retrata el machismo latente de la misma. Da testimonio de un ambiente, por así decirlo, que no me llama especialmente la atención (para que se hagan una idea sólo aguanté un episodio de Mad Men) y sin embargo he disfrutado enormemente de estos relatos y ha sido así porque tengo para mí que la literatura de Dorothy Parker cartografía determinados aspectos de la mentalidad femenina, de cierta mentalidad femenina que hablar de las mujeres o de los hombres como si todos pensaran igual es una solemne tontería, que habitualmente permanecen escondidos en la intimidad del propio pensamiento. O tal vez debiera haber escrito sentimiento.
Colgando de un hilo es, ya lo dije, un libro extraordinariamente divertido, pero no trivial, en manos de Dorothy Parker el humor es un arma poderosa. Los relatos son las colaboraciones de la autora con publicaciones señeras como The New Yorker, Vogue o Vanity Fair y todos y cada uno de ellos obran ese pequeño milagro de la conexión con el lector, la empatía, porque por mucha distancia que haya entre su realidad social y la de los protagonistas quien más quien menos se ha visto envuelto alguna vez (por no decir a diario) en una de esas situaciones en las que una conversación cobra vida propia y cada uno de los participantes interpreta lo que en las palabras del otro lo que quiere oír, convirtiendo cualquier situación, por cotidiana e inocente que sea, en un verdadero drama.
No todos los relatos son de alcohol, ejecutivos y mujeres, hay uno especialmente emocionante de la mujer de un militar que prepara con esmero su encuentro fugaz con el marido ausente y ve cómo la situación se va apartando de sus planes y su propia estabilidad emocional la acompaña a terrenos fuera de su control. Son mujeres acostumbradas a vivir con un nivel de infelicidad aparentemente incompatible con el papel de mujeres plenas y realizadas que la sociedad les imponía y tiene Dorothy Parker un talento natural para conseguir que se meta uno en la piel de esas mujeres, lo que es francamente de agradecer porque ver esas situaciones desde el otro lado es un verdadero privilegio, porque la literatura de la época, al menos la que yo conozco, no es especialmente pródiga en puntos de vista femeninos. O al menos no en miradas tan sinceras y desacomplejadas.
He disfrutado mucho de Colgando de un hilo, su autora me parece un verdadero descubrimiento, una voz libre, brillante y diferente de las que uno se alegra conocer porque tras hacerlo no sólo ha pasado un rato francamente divertido, sino que tiene la impagable sensación de haber aprendido algo importante.
Andrés Barrero
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