Hay libros que dan miedo solo con escuchar su título. Pero no miedo del que asusta. Miedo del que crecen dudas. Títulos que te hacen dudar de tu capacidad lectora. ¿Lo entenderé? ¿Mis conocimientos estarán a la altura de su contenido? ¿Me perderé a las diez páginas? ¿Lo odiaré y me dará vergüenza admitir que un libro así no me ha gustado?
¿No os pasa? A mí, continuamente. Me pasa sobre todo con los autores rusos, creo que por eso todavía no he leído grandes clásicos como Guerra y paz, por todas las dudas que sobrevuelan mi mente cuando pienso que quizás no sea capaz de enfrentarme a su contenido.
Y también, como habréis adivinado, me pasaba con La divina comedia, de Dante Alighieri. Y mis dudas al respecto venían porque todas las personas que conozco que se habían puesto con ella, terminaron abandonándola al poco tiempo. Y os juro que yo no quería que me pasara eso, no quería tener que decir que había dejado una obra como esta. Todavía no sé muy bien por qué.
El caso es que hace poco que vi que la editorial Acantilado había sacado una nueva edición de esta obra y me dije a mí misma que este era el momento perfecto para ponerme con ella. Cuando me llegó pensé “ah, qué bien, imaginé que sería mucho más gorda”, hasta que abrí el libro y miré el número de páginas… me quedé un poco asustada y emocionada a partes iguales, tenía un gran camino que recorrer entre esas finas páginas y la inquietante historia que en su interior se contenía.
Todos sabemos de qué va la Comedia, ¿no? Ese recorrido del propio Dante por todos los escenarios que uno se encuentra cuando se muere. Él, poco a poco, irá recorriendo esos niveles, descubriendo qué se esconde en cada uno de ellos y siendo acompañado por diferentes personas dependiendo del nivel. Aparecerá, por ejemplo, el poeta Virgilio, que me hizo recordar mis eternas noches traduciendo verso tras verso. Eso sí que fue un infierno. Conoceremos a Cancerbero y al señor de la barca, Caronte. Esas escenas las hemos visto mil veces en las películas, y también las hemos leído en muchísimos libros. Dante las exprimió al máximo en su obra maestra y, lo más importante de todo, hizo con ellas lo que le dio la santa gana, dejándose llevar por su propio criterio y saliéndose de los parámetros establecidos en la época.
La historia es apasionante, entretenida, curiosa. Oscura en muchas ocasiones y enrevesada en otras tantas. Y estoy segura de que sin las anotaciones que contiene esta edición, hubiera sido imposible entenderlo todo. Doy gracias por ello, ya que cada muy pocos versos hallamos una explicación de lo que nos encontraremos en los siguientes, de manera que el lector ya sabe lo que se va a encontrar y va a poder comprender los versos a la perfección. Doy gracias, como digo, al que diseñó esta edición para que esto fuera posible pero, sobre todo, le doy las gracias al traductor de la obra, José María Micó, ya que ha hecho una labor excelente y mediante la cual el lector se va a sentir cómodo y en su salsa.
Y sí, me daba miedo no entenderla, no comprender ese infierno dantesco, decir que no me había gustado, incluso sacarle pegas. Pero no ha ocurrido nada de eso. He disfrutado de este libro desde el primer momento, aunque sí que es cierto que he tardado muchísimo en leerlo, más de lo que normalmente tardo. Y no por su extensión, sino porque es mucha información la contenida dentro de sus versos y en ocasiones me sentía tan abrumada por ella que tenía que parar y coger otro libro para que mi mente se despejara un poco. A parte de eso, es una obra que me ha dado lo que me prometía dar: emociones, información, risas irónicas en bastantes momentos, oscuridad en otros muchos y una satisfacción enorme cuando la he terminado.
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