¿Cómo nos metimos en este desastre?, de George Monbiot

Cómo nos metimos en este desastreTal vez muchos no se acuerden, pero en un principio el periodismo consistía en decirle a la gente lo que le pasaba a la gente. Sin muchos mayores filtros que el contraste de las informaciones y la selección de los temas que más podrían llegar a interesar al conjunto de la sociedad. Pronto los intereses económicos y políticos comenzaron a complicar el trabajo del profesional de la información, que vio cómo su primera batalla la tenía que vivir en su propio escritorio. «Cada mesa un Vietnam», como le gusta decir a Enric González. Muchos fueron los periodistas que se vieron obligados a modificar su modus operandi, a relajar su inquietud investigadora o, simplemente, a comenzar a trabajar para el que pone los billetes sobre la mesa. Sin embargo, también han quedado unos cuantos periodistas valientes y comprometidos con la verdad. Y George Monbiot, como puede leerse en sus artículos recogidos en el libro ¿Cómo nos metimos en este desastre?, es uno de ellos.

Monbiot es una de esas escasas voces críticas e indignadas que han conseguido sobrevivir a la gran crisis del periodismo global y que se esfuerzan por sacar a la luz las perversidades e injusticias del sistema. No debemos pensar que es un ser extraordinario en ese sentido; en nuestro país contamos también con comunicadores con un perfil similar al suyo, aunque rara vez tienen la visibilidad de este autor. Y es que el británico lleva años denunciando las injusticias desde su columna en el prestigioso periódico The Guardian. Una visibilidad y un poder que le ha llevado (o eso se afirma en este libro) incluso a alterar proyectos de ley con sus artículos.

El estilo de Monbiot es puramente periodístico, en el mejor de los sentidos: claro, conciso y muy directo. Además, es de los autores que sorprende por la precisión de sus sentencias. Prácticamente cada una de las ideas que recoge en sus artículos está acompañada de la fuente de la que procede, ya sea dentro del texto o con una nota a la enorme sección de referencias bibliográficas que cierra el libro.

Lo que sí que diferencia a este autor de otros periodistas críticos es que tiene una opinión propia de prácticamente cada tema, que en no pocos casos dista de lo que cabría esperar de él. Sus ideas tienen denominación de origen Monbiot y, si bien en su gran mayoría podrían ser subscritas por lo que antaño solíamos denominar la izquierda, otras tantas, sin embargo, se salen de los esquemas habituales. Por ejemplo, su defensa de que el pastoreo constituye un peligro medioambiental y económico para Reino Unido, su preferencia por la energía nuclear frente a otras que considera más perjudiciales o su apoyo a limitar el gasto público en subsidios a la agricultura por considerarlos un despilfarro.

Pero si algo sobresale en este compendio de artículos es la especial fijación de Monbiot en el medio ambiente. El uso de combustibles fósiles, la preservación de la fauna, la utilización de los suelos o la sorprendente relación directa entre el uso del plomo y la criminalidad son algunos de los asuntos a los que dedica sus esfuerzos divulgativos. Ello no evita para que haya una gran variedad temática, que escapa en varias ocasiones de lo puramente político y nos acerca aspectos como la obsolescencia programada o el dudoso y lucrativo negocio de las revistas científicas.

¿Cómo nos metimos en este desastre? reafirma una de las ideas que llevo defendiendo bastante tiempo, que es la de que cuando uno quiere enterarse con cierta rapidez de lo que está ocurriendo a su alrededor no debe buscar a los grandes intelectuales, sino a los buenos periodistas, como George Monbiot. Es bien seguro que su respuesta no será tan minuciosa y trabajada como la de los primeros, pero el profesional de la comunicación nos ahorrará la labor de síntesis, de contraste de las informaciones y de poner las mismas dentro del contexto necesario para entenderlas correctamente.

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