Cómo se hace una chica, de Caitlin Moran
Título: Cómo se hace una chica
Autora: Caitlin Moran
Editorial: Anagrama
Páginas: 395
ISBN: 9788433979254
Conocer a Caitlin Moran ha sido uno de mis mejores aciertos lectores de este verano corto, caluroso y lleno de incidentes. He llegado a ella con la lectura de “Cómo se hace una chica“. Sí, se que hay otros, pero decidí empezar por la chica antes de que se convirtiese en mujer 😉 Eso no quiere decir que nada más vaya ya a leer de ella, pienso acercarme un poco más a través de entrevistas y artículos, quiero conocerla bien antes de seguir con “Cómo se hace una mujer”, que como pueden imaginar tengo unas ganas locas de leer.
Este verano, como les decía, ha sido accidentado, operaron a mi hija de apendicitis con cierta urgencia, y por diversos motivos la recuperación ha sido bastante lenta, así que tiempo he tenido de leer, muchas veces a trompicones, dada mi nueva ocupación como enfermera, y otras, de forma más seguida mientras velaba su sueño (Esto me ha quedado de lo más literario jajaj).
El libro fue un regalo ¡Bendito regalo! ¿Se imaginan que cuando yo tenía 14 ó 15 años alguien me hubiese regalado un libro como este? ¿Quién o qué sería yo hoy? La vida puede dar muchas vueltas, aunque si eres mujer es posible que las vueltas sean para llegar al mismo lugar del que partiste…Esta frase es triste y poco cínica, y no describe nada bien el libro que he leído de Caitlin Moran, de la que, desde ya, soy fan incondicional. Y desde luego, y gracias a ella y lo que cuenta en su libro, ya sé que no puedo hacer una reseña justa adelantando que esta mujer me mola un montón, pero es lo que hay, y así de poco profesional y no necesitada de dinero estoy; pues dicen que en estos temas de crítica literaria son los que se dedican a pelar al personal los que se llevan el gato al agua (o lo que es lo mismo, el dinerito al bolsillo), por eso siempre digo que a lo que me dedico es a animar a la lectura; y ni de eso, ni de la poesía, como bien saben, se come, pero si se vive.
Sé que no es esta una forma de de empezar una reseña de un libro muchísimo más serio de lo que jamás hubiera podido imaginar mientras lo leía. Y ahí creo que radica lo bueno, leer algo divertido mientras aprendes de qué va esto de la vida.
Un libro para la generalidad de los lectores que solo podría estar escrito por una mujer, así de fácil. Literatura deliciosa que habla de literatura, de música, de arte, de miseria, de ciudades industriales moribundas que huelen a culpabilidad y miedo, y naturalmente de un tiempo en el que en el centro de todas las mesas hay un cenicero, y cuando te sientas, te das cuenta de que el cenicero es el centro de tu grupo … Un libro que habla de cosas de la vida, de cosas de mujeres, no de la mili, ni de las retaguardias de las guerras mundiales, ni de putas comprensivas, ni de profesores maduros de literatura que se lían con universitarias… Es un libro en el que desde el humor británico, y con eso ya les adelanto mucho, se habla de lo que el título tan bien describe: Como se hace una chica. Y no es fácil, pero visto con cierta perspectiva del tiempo, obscena naturalidad y mucho sentido del humor, resulta un libro irreverentemente delicioso.
La autora nos acerca de manera extraordinaria la forma de vida de la clase obrera, pues según afirma reiteradamente, define su propia identidad, especialmente en un contexto en el que se ha borrado la cultura de clase y a la clase obrera en general del panorama mediático y social en el Reino Unido. Añade que solo sabemos nuestra propia historia porque nuestras familias la comparten: no se enseña en los colegios, no hay series de televisión al respecto. Nosotros inventamos la Gran Bretaña moderna: el fin de semana, las fiestas, el rock and roll, la era industrial. Concluye la propia Caitlin que si te fijas en todo lo que se celebraba en los Juegos Olímpicos de 2012: los Beatles, JK Rowling, lasraves… lo hacían pasar por logros británicos, y no lo son. Son logros de la clase obrera.
Pocas veces me entretengo en leer las contraportadas de los libros, esta la leí una vez terminado y les voy a transcribir a ustedes el inicio porque me parece que Anagrama ha acertado de lleno diciendo lo justo o un poquito más: “Si eres una adolescente con unos kilos de más, te masturbas con sigilo para no despertar a tu hermano pequeño, vives en Wolverhampton, formas parte de una familia numerosa con una economía precaria, tienes un padre con aspiraciones nunca cumplidas de triunfar en la música, que abusa de la botella, y una madre depresiva, la vida puede ser un asco. Si para colmo haces el ridículo en la televisión local leyendo un poema, probablemente ha llegado el momento de tomar una decisión drástica. Empezando por cambiarte el nombre.
Así es como Johanna Morrigan se convierte en Dolly Wilde”…
Hay mucho más en esa contraportada pero, en realidad, lo que yo les aconsejo es mirar muy bien la PORTADA antes de empezar con la lectura del libro, pensar en la Inglaterra profunda de los años más depresivos de los gobiernos de Margaret Thatcher, y así, con esa imagen en la mente iniciar la lectura, y no levantar la mirada del libro hasta no haber concluido, por lo menos, todo el capitulo uno.
Y por favor, luego vienen y me cuentan.
P.D.: No es un libro autobiográfico pero está escrito de tal forma que el lector se puede sentir cómodo ante la confusión. Y con eso juega la autora
Susana Hernández
Sí, sí, sí se nota que te ha gustado muchísimo, y sí parece que esta autora mola un montón como dices, jajaja. Por lo que cuentas, parece ser que es un libro de los que se leen de corrido y de los que te levantan el ánimo sin necesidad de perder sustancia. Para mí es toda una novedad, que me apunto y cuando vaya a por ella, seguro que también empezaré antes por este, que por el otro, mientras tanto seguro que apareces por aquí con el siguiente.
No te hubiera venido mal como enfermera recetar esta lectura a la enferma, jajaja, igual hasta os hacíais unas risas.
Feliz vuelta.
Pues sí que me ha gustado muchísimo, y claro eso siempre se deja notar en las reseñas. Me encantaría que la enferma, hoy ya repuesta, lo leyese hoy, mientras es joven, que nunca tenga que decir eso de, me gustaría ser otra vez joven sabiendo lo que ahora sé. En su mano está.
He visto que en Twuiter se ha retuiteado mucho, eso quiere decir que hay mucha gente que coincide 😉 Y como me alegra porque este humor inglés algunas veces no está muy bien entendido.
Un abrazo y feliz vuelta también para ti
Susana:
¡que barbaridad! ¡que susto con lo de la apendicitis! lo bueno es que leo en tu respuesta a Icíar que ya está tu hija recuperada. ¡Me alegro un montón y desde acá te mando un gran abrazo! que a veces, el cuidador es quien necesita recuperarse una vez que el enfermo ha sanado 😉 (¿quien cuida al cuidador?)
lo anoto y espero comprarlo en la FIL en la venta nocturna que hacen cada año (Anagrama viene muy bien surtido así que seguro lo encuentro).
Un abrazo apretado y un beso,
Ale.
Es sobre todo una forma diferente de ver y afrontar la vida … La vida de los padres está llena de sustos jajaja
Besicos!
Cierto, qué buen regalo para una adolescente: supongo que es como si alguien pusiera una mano en tu hombro y te dijera “Oye, yo estuve ahí. También hice cosas patéticas y absurdas, también me odié y tuve miedo de ser yo misma. También quise transformarme, y lo logré, y vi que no era tan bueno como yo creía. Pero va a ser divertido intentarlo, cariño”
Si me lo permites, aquí mi reseña sobre este divertidísimo libro: https://libreriadeurgencia.wordpress.com/2020/04/05/como-se-hace-una-chica-caitlin-moran/
Muchísimas gracias por tu comentario! Veo que coincidimos en nuestro gusto por esta lectura, es muy entretenida, y eso es importante para una lectura de iniciación… Por otra parte me encanta el retrato que nos deja de unos años complicados en Inglaterra… Un abrazo!