Como un cielo en nosotros

Reseña del libro “Como un cielo en nosotros”, de Jakuta Alikavazovic

Como un cielo en nosotros

Como punto de partida, el escenario que nos plantea Como un cielo en nosotros es inmejorable: una escritora se dirige al Louvre, donde va a pasar la noche ella sola. Uno se imagina algo así, la posibilidad de pasar la noche en un gran museo, y la imaginación empieza le empieza a volar. Sin embargo, la situación inmejorable mejora pronto, y lo hace cuando aparece un secreto, una pregunta que le hacía su padre, también enamorado del Louvre, a la escritora desde niña: «¿Y tú cómo te las ingeniarías para robar La Gioconda?» La autora se cuida mucho de definirse, durante una gran parte de la novela uno no sabe muy bien si se trata de una novela intimista sobre la búsqueda del padre, que sin duda lo es, o sobre el robo, pero no importa porque mientras uno decide qué está leyendo disfruta tanto que se le olvida, y hace bien, porque  se trata de una historia tan bien contada que al final, entiéndase, que alguien robe un cuadro o no es lo de menos. 

A mi, la parte que me gusta es la intimista, cada uno es como es, esa búsqueda del padre, aunque hay mucho y muy interesante en el libro. Sobre el arte, la identidad, la emigración, la vida. A mi me ha fascinado una reflexión sobre la luz, sobre el color y la restauración, sobre que los cuadros se pintaron para ser vistos con una luz tan diferente de la actual que la supuesta recuperación de los colores originales de algunos cuadros puede tener resultados aberrantes. Y es cierto, no solo porque a la luz de velas se ve diferente que a la luz de Leds, sino porque la mirada cambia y con ella cambia lo que se mira.

El padre era Yugoslavo, la suya, como la de quienes tienen sus raíces en lugares que dejan de existir, al menos como ellos los conocieron, es una historia peculiar. Sobre todo si, como él, es un emigrante por lo que sufre del un doble extrañamiento, el del lugar del que partió y el del lugar al que llegó. Y tal vez por eso tiene una relación tan especial con Francia. Y con el francés. A su hija, de pequeña, le vaticinaron que jamás lograría hablar francés y termina por convertirse en escritora en esa lengua. Es difícil imaginar hasta qué punto eso debió ser motivo de orgullo para el padre. Sin embargo la autora no lo tiene claro, como en realidad duda de tantas cosas sobre él. Y encerrarse en el Louvre una noche es una manera estupenda de buscarle, de reconciliarse con él, de perfilar su difuso recuerdo. O tal vez la mejor manera sea robar La Gioconda, porque adentrarse en las obsesiones del alguien es una manera bastante eficiente de conocerle.

Y entre las subtramas hay una muy interesante, la del robo real del cuadro, algo que me llama la atención desde que tuve la suerte de reseñar El cementerio de las tumbas vacías, de José Manuel García Durán, que trata precisamente de ese suceso, desde la ficción, pero que en estas páginas es diferente, se centra más en el perfil del culpable y en el tratamiento que tuve en la prensa y su repercusión en la sociedad. Es muy interesante.

En fin, Como un cielo en nosotros es un libro brillante, intimo, muy personal, pequeño y precisamente por pequeño, enorme. Una muy agradable sorpresa.

Andrés Barrero
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