Corazón de tinta, de Cornelia Funke
Un libro para acariciar la pasión por la lectura
Las librerías tienen, por efecto mágico, un aroma especial cada vez que alguien entra dentro. Eso es lo que me sucede a mí cada vez que entro a mi lugar de trabajo. Me considero una persona abierta a todos los géneros, y quizá por eso haya quien no sepa muy bien cómo catalogarme. Nunca he creído en las etiquetas, así que lo de poner collar a los perros no ha sido nunca mi preocupación mayor. Cuento esto porque sucede, a veces, en ese gran templo del conocimiento que son las librerías, que un cliente entra de la mano con su hijo pequeño, que le enseña algunos libros, que te pide recomendación, y el adulto se queda asustado porque ¿cómo su hijo va a leer algo que no tenga que ver con la realidad? ¿un libro fantástico, tú crees que eso es necesario? Lo es, señor, lo es y mucho. Quizá no sólo por la estimulación de la imaginación, que a ciertas edades son vitales, sino también para que los niños encuentren otro mundo ahí fuera que se lo puede proporcionar la literatura. Así me las vi y me las deseé para que cogiera en sus manos Corazón de tinta, quizá uno de los mejores libros que he leído para esas edades y que recomiendo a cada persona que quiera acertar de pleno. La historia terminó de buena manera: el señor volvió, esta vez sin la compañía de su hijo, y me pidió la segunda parte porque su pequeño lo había devorado. Y es que, en esta vida, los prejuicios no son consejeros de nada, sólo un lastre que deberíamos tirar al mar y todo lo profundo que podamos.
Mi adoración por Cornelia Funke sólo es comparable a mi adicción por el chocolate. Los dos tienen el mismo planteamiento: los dos comparten la dulzura y esa sensación de plenitud cuando se acaba lo degustado y lo leído. La primera parte de la trilogía del mundo de Tinta supuso, en su momento, un soplo de aire fresco ante el aluvión de lecturas que llegaban a las librerías cuando el mundo no estaba preparado necesariamente para los romances sobrenaturales. Pero tranquilos, no es de eso de lo que habla el libro. Porque sí, estamos ante una historia fantástica, pero que envuelve lo que realmente importa: la viveza de la lectura, lo grandes que son los libros en las manos de un niño pequeño, el poder que tienen para desencadenar todo tipo de situaciones, la magia que se respira en su interior y que traspasa muchas más fronteras que algunos misiles que devastan poblaciones enteras. Una historia que maneja a la perfección ese binomio tan usado que es la realidad frente al mundo fantástico y que envuelve en aventuras todo lo relacionado con las lecturas. Corazón de tinta es, como su propio nombre indica, un libro que late a través de las palabras impresas y que se convertirá en ese mejor amigo que llevar a todas partes y que jamás abandonar. ¿Será magia? No, es maestría. La de una autora consagrada que requiere la notoriedad que se merece.
Nunca me cansaré de repetir que los niños, los niños que leen se entiende, son el futuro de una gran estirpe que parece estar destinada a desaparecer. Tiendo al pesimismo trabajando en lo que trabajo, pero en ocasiones me dan alegrías, las vivo desde la cabeza hasta los pies, cuando un niño tiene los ojos brillantes ante su próxima lectura. Corazón de tinta consigue eso y mucho más. Porque yo he leído sus páginas pasada ya la juventud y he vuelto a encontrarme en esos momentos en los que la luz se apagaba y tenía que llegar a la última página, pero necesitaba más, lo requería mi cuerpo, cada fibra de mi ser, y a la mañana siguiente lo único que quería era volver a encontrarme con mis personajes favoritos. Lo sé, quizá no se pueda poner en las palabras necesarias, pero lo más importante, lo que de verdad deben saber, es que este libro de Cornelia Funke es un libro que encierra otros muchos libros, es un libro que nos hace viajar a través de las letras por su gran capacidad para condensar una historia en páginas que tienen vida propia, es un libro que como los corazones que laten enfurecidos de emoción nos deja sin aliento y nos hace capaces de ser mejores. Es un libro que habla de lo importante que es la lectura, que eso ya es mucho, y nos anima a seguir leyendo, a descubrir, a entrenarnos, a conocer muchas otras historias, a vivir en los libros como vivimos en la vida real porque aunque sea otro mundo, no son excluyentes, sino que se complementan, se dan la mano en un solo instante y crean un nuevo Big Bang. Es un empiece, un comienzo, el comienzo de algo tremendamente bueno, vital. Es la magia de los libros. Y creo que, con eso, ya lo he dicho absolutamente todo. Vosotros decidís, pero espero ver que volvéis a por la segunda parte. Vuestro corazón os lo agradecerá.
ola muy feo