Correr es un deporte solitario. La mayoría de las veces lo practico con la única compañía del cielo y la tierra. Como si fuera un ermitaño, intentando alcanzar un tipo de paz que solo de tanto en tanto y sin avisar se manifiesta. Otras veces corro acompañado de un amigo. Amigos y oponentes. Una rivalidad sana que nos ha llevado a ambos a mejorar. Y cada vez que lo hacemos, cada vez que batimos nuestra propia marca, a nuestro verdadero rival, que somos nosotros mismos, bromeamos: somos un poco más etíopes. En ese momento que rozamos con la punta de los dedos los 44 minutos en una carrera de 10 kilómetros: deberíamos mudarnos a Adís Abeba. O cuando en una de 5 kilómetros los 20 minutos nos saludan desde la meta: creo que se me está oscureciendo la piel. Y sí, en mi caso así es; pero en verano y tras tomar bastante el sol. Pero detrás de estas bromas hay una verdad innegable: admiración hacia esos corredores que revientan el cronómetro y destrozan récords cada vez que se calzan unas zapatillas (o no) y emprenden su endiablada marcha. Así pues, no era de extrañar que el libro Corre como un etíope, de Marc Roig Tió editado por La esfera de los libros, llamara mi atención.
Corre como un etíope: manual para entrenar como un atleta de élite es, además de un libro que habla sobre el furor del running por aquellos lares y de sus principales figuras en esta disciplina, un manual de entrenamiento que pone a la disposición de cualquiera la oportunidad de ejercitarse como un etíope. O por lo menos intentarlo. El autor del libro Marc Roig Tió, corredor experimentando con varios galardones importantes en su haber y algún que otro récord, habla con conocimiento de causa sobre el tema ya que residió en Etiopia trabajando como fisioterapeuta para corredores de élite. El libro está estructurado en dos partes muy diferenciables: la primera trata sobre todo del mito y la realidad que rodea a los corredores originarios de ese país. Aquí el autor nos muestra los, en ocasiones curiosos aunque efectivos, entrenamientos que realizan estos deportistas. Seguidamente se lanza a fusilarnos con un sinfín de imponentes tiempos conseguidos por los más grandes que ha dado aquella nación: como, por ejemplo, Abebe Bikila que se hizo célebre por correr descalzo la maratón de los juegos olímpicos de Roma en 1960. Aquí se relatan grandes historias, y gestas de cariz épico. Además, al igual que a ti, al autor le ha rondado por la cabeza una pregunta que en el capítulo titulado “¿Por qué son tan buenos los etíopes?” intentará, reuniendo todos los estudios que ha sido capaz de encontrar, darle una explicación.
Si en la primera parte de Corre como un etíope Marc Roig Tió nos acerca a las gentes de Etiopía, en la segunda nos muestra, como si fuera una guía de viajes, los lugares que no debemos perdernos. Todo, eso sí, enfocado hacia la práctica del running. ¡Aquí lo que interesa es estar activos! No solo te mostrará, con todo lujo de detalles, cuales son los mejores lugares para pasar la noche, sino que también da indicaciones de cuáles son los mejores restaurantes para degustar las viandas del lugar. Y ya que hablamos de comida, el libro también incluye las recetas de cocina más populares del país. Así, si decides correr algunas de las carreras que allí se disputan, y que no deberías perderte, podrás recuperar energías preparando tus propios platos. Ya que estás allí, no tienes nada que perder. Porque, si por un casual tu destino te lleva en algún momento hasta ese país y llevas encima Corre como un etíope, sabrás como chapurrear incluso algo del idioma. Sí, hasta incluso en eso el autor ha decidido darnos una lección básica. Una corta pero útil lección que agradecerás una vez estés allí y te veas obligado a comprar comida, buscar un baño (¡qué desasosiego!) o decirle al médico dónde te duele.
Si con todo lo dicho anteriormente Corre como un etíope no te parece lo suficientemente atractivo, el autor ha añadido unas tablas de entrenamientos para diferentes niveles: principiante (porque cualquier momento es bueno para empezar), aficionado o experto. Tablas que de forma rigurosa te enseñan el camino a seguir para concluir con éxito carreras de 10 kilómetros, una media maratón o la maratón (la prueba estrella).
Tras leer Corre como un etíope seguiré corriendo. Tal vez mejore; sí, posiblemente. Porque es un libro que no solo te hace mejorar como corredor, sino que además te hace conocedor de otra cultura. Y conociendo la cultura de un país, su pueblo y sus costumbres también mejoras como persona. Un buen corredor, esa es la meta final. Eso es lo que quiero. Lento o rápido, no importa, pero al fin y al cabo un buen corredor que, eso sí, continuará bromeando cada vez que rebase la línea de llegada.