Cortafuegos de Henning Mankell
Los detectives (en todas sus variantes como comisarios, investigadores, inspectores) han sido tan emblemáticos en la historia de la literatura que han sido protagonistas de series, cómo si el lector se creara una adicción que no puede dejar ir en una sola novela. El Hércules Poirot de Agatha Christie, con los misterios tan difíciles de resolver y sin embargo con la solución delante de nuestras narices que hacen a Poirot un hombre sagaz. O el podio indiscutido de uno de mis ídolos, el gran Sherlock Holmes, inteligente, sutil, un lord inglés en su forma de desempeñarse. Y en la actualidad, se sumó el inspector sueco Kurt Wallander. Él es el protagonista que debe resolver el misterio de la novela Cortafuegos de Henning Mankell.
Muertes sospechosas, lógicamente, pueblan esta novela. Primero, un hombre fallece fuera del cajero automático. Luego, dos chicas asesinan a un taxista. Mientras están ocupados en la comisaría investigando estos casos, está en preparación un acontecimiento de gran magnitud que afectará a la región de Escania.
En esta novela de casi 800 páginas los interrogantes aumentan y el lector comienza a preguntarse dónde se halla la conexión. Eso que tienen las novelas policiales, la desesperación de encontrar el detalle que –sabemos- puede ser determinante y quizás pasamos por alto. ¿Por qué la muerte del taxista, la indiferencia de sus asesinas y la posterior huida de una de ellas se conectan con la muerte de un hombre fuera de un cajero? Esto nos guía una y otra vez al punto de partida para querer resolver lo que se está tejiendo y que Wallander tiene que descubrir antes de que explote.
Hacía tanto tiempo que no leía novelas policiales que me había desacostumbrado a la sensación de necesidad obsesiva por resolver el caso que se tiene entre manos. Nunca pasa de moda y siempre que este bien escrito, sin ponernos las cosas fáciles, entonces sabremos que es un gran ejemplo del género.
Recuerdo que de las novelas de Agatha Christie me hipnotizaba la vuelta de tuerca más sutil y hasta simple que tenían los misterios. Eso que tenemos delante y no podemos percibirlo porque creemos que todo es más complejo de lo que en realidad es. Cortafuegos es así, aunque Wallander sea un poco más torpe, menos exitoso que Poirot. Es un personaje que tiene toda una construcción biográfica que se sigue desarrollando a lo largo de sus novelas, acompañando la evolución emocional que ha tenido al ser un hombre que ha visto muchas cosas que preferiría olvidar.
Mankell es un autor versátil, cuyas obras no se limitan a los misterios resueltos por Wallander. Su escritura es fluida y cambia exitosamente la fórmula de escritura. He probado las dos caras de este autor y he quedado sorprendida por su facilidad para no quedar encasillado en un solo género, sino permitirse una apertura hacía otro tipo de novelas.
Temía conocer al Mankell creador de Wallander y sin embargo, una novela como Cortafuegos rompe con mis miedos para transformarlos en la certeza de saber que todavía hay buenos misterios más allá de Poirot y Sherlock.
Rosario Arán (rosearan@librosyliteratura.es)
Tw: @rosearan
Mankell es para mi de los mejor autores nórdicos en la actualidad, y estoy contigo, no sólo me gusta su detective Wallander, me gusta también Mankell en sus otros registros (los libros “africanos” son maravillosos).
Besos
Grande Mankell, el nórdido y el africano. Imposible dejar un libro suyo sea. ¿Has leido Daisy Sister? A mí me encantó