Crímenes exquisitos, de Vicente Garrido y Nieves Abarca
¡Ah, la novela negra! uno de los géneros literarios que más ha hecho por mi insomnio. No sé a vosotros pero para mi la línea que separa una novela policíaca que “está bien” a secas de otra que me hace leer con el estómago encogido y con tal concentración que al mínimo ruido salto de la butaca como si hubiera sido víctima de una descarga eléctrica y profiriendo exabruptos contra la poco cuidadosa persona que me asustó, es muy fina pero de vital importancia para que recomiende hasta la saciedad la novela en cuestión.
Con “Crímenes exquisitos”, cometí un error muy grande: comenzar a leerlo un viernes previo a un fin de semana en el que tenía una despedida de soltera. Sin bien es cierto que lo pasé en grande en la despedida, en los pocos momentos de la misma en la que mi mente quedaba en blanco, irremediablemente ésta iba derechita a mi escritorio donde había dejado la novela a la espera de que pudiera retomarla el domingo por la noche. Así que permitidme que os de un consejo desde la experiencia a todos aquellos que leáis este reseña y os digáis a vosotros mismos que estaría bien leer el libro: en el momento en el que os decidáis a poneros con ello, no hagáis planes a corto/medio plazo (son 800 páginas) que hagan que os alejéis del él más de los estrictamente necesario (trabajo, si tenéis que atender a vuestro hijo que llora desconsoladamente, si os van a operar y la anestesia es general…. y cosas así).
“Crímenes exquisitos” es una excelente novela negra escrita en colaboración por el criminólogo Vicente Garrido (seguro que a los seguidores de Cuarto milenio le ponen cara a este hombre pues es colaborador habitual del programa) y la periodista, escritora e historiadora del arte gallega Nieves Abarca. El punto de partida de la historia es el descubrimiento de un extraño crimen sucedido en A Coruña: el cuerpo de una joven perteneciente a la alta sociedad coruñesa, llamada Lidia Naveira, aparece flotando en el estanque de Eirís recreando el cuadro “Ofelia” de Millais.
La investigación de este insólito asesinato correrá a cargo de la inspectora de la Policía Nacional Valentina Negro que, con la inestimable ayuda de el criminólogo Javier Sanjuán, avanzarán hasta tal punto en el que se encuentran con que el brutal asesinato de Lidia está extrañamente relacionado con otro acontecido en la Abadía de Whitby, en Inglaterra en la que el cadáver en este caso imita una escena del archiconocido libro de Bram Stoker “Drácula” ¡ahhhh! Y, hasta ahí, puedo leer. Creedme cuando os digo que me vais a agradecer el que no sea más explícita: “Crímenes exquisitos” es una novela para leer, no para os la cuenten.
Me parece interesante destacar las descripciones lentas y pormenorizadas que hacen que la tensión del lector vaya en aumento muy poco a poco y que se pregunte a sí mismo sin cesar ¡pero qué narices va a pasar, por el amor de Dios! Puede que en ocasiones, las descripciones sean muy explícitas. Es verdad. Pero en una novela negra y de asesinatos en el que un psicópata pirado anda suelto cargándose a todo lo que respira, algo crudas tienen que ser en pos de que el lector siente la angustia y terror que envuelven la novela. Las cosas como son.
Asimismo, el extraordinario buen hacer de los autores se muestra a través de una historia perfectamente engranada en la que cada elemento o personaje que la conforman tiene una razón de ser, todo está relacionado, todo encaja a la perfección y en la que nada es predecible, sin necesidad de giros inesperados que no hay por donde coger.
Sé que quedan algo menos de tres meses para que acabe este 2013, y a lo mejor tengo que tragarme mis palabras, pero tengo que decir que “Crímenes exquisitos” va en cabeza para convertirse en lo mejor del género negro que he leído este año. No os preocupéis que, si al final resulta destronada, os lo contaré aquí.
¿A que esperas para leer la continuación?
Probablemente, caerá en un par de semanas. Cuando termine dos que tengo pendientes. 🙂