Crónicas del ángel gris

Crónicas del ángel gris, de Alejandro Dolina

Crónicas del ángel gris

Alejandro Dolina es, para mí, una de las personas más inteligentes de Argentina; y cuando digo inteligente no estoy diciendo aburrido o serio o de habla difícil; todo lo contrario: Dolina tiene la capacidad de expresarse acerca de historia, filosofía, mitología o arte como si estuviera en tu casa, tomando unos mates mientras ve la vida pasar, con la diferencia de que sabe, y mucho. No habla por hablar.

Por eso su programa radial, La venganza será terrible, es un éxito desde hace más de veinte años, aunque decir “programa radial” es una expresión no del todo completa; en Buenos Aires, y en cada una de las giras que realiza por las otras provincias y por Europa (casi todos los años va a Madrid), el programa se emite desde un auditorio o teatro al que la gente acude, se sienta y sin pagar un peso no solo escucha el programa, sino que también lo ve en vivo. Y el lleno es total, pese a que el programa se emite en un horario difícil, de 00:00 a 2:00 de la madrugada.

Dolina, junto a dos colaboradores, utiliza esos 120 minutos para demostrar que se puede aprender con una sonrisa en el rostro; la emisión tiene segmentos divertidos en los que se dialoga sobre temas cotidianos de forma irrisoria (¿Qué regalarle a tu jefe para su cumpleaños? ¿Cómo preparar las vacaciones?) con un humor absurdo pero inteligente, sin caer en los chistes fáciles y casi siempre criticando la banalidad del mundo decadente que observan aquellos que tienen el cerebro lleno de inteligencia y no se conforman solo con el sueño de sacarse la lotería o ser famosos en la televisión basura.

Pero así como te hace reír, te enseña a pensar, ya que en todo momentos Dolina cae en silencios que luego llena de pensamientos muy profundos  que demuestran el caudal de conocimientos que lo abarcan, por lo que nos encontramos a la una de la madrugada dialogando sobre la condición finita y trágica del hombre, libros de Borges o Roland Barthes, mitología del mundo o enfatizando un pensamiento hijo de la reflexión.

Su programa siempre termina con lecturas de mensajes y unos quince minutos de música en vivo en los que queda demostrado que Dolina no solo es conductor de radio, televisión, guionista, escritor, actor y pensador, sino también un gran músico.

Uno apaga la radio y siente que se va a dormir siendo más inteligente, pero a la vez más triste, sabiendo que estamos de paso por este mundo, tal es la finitud del hombre… por suerte existen el arte y el amor, que tal vez son las mismas cosas.

Y justamente en eso consiste el primer de sus libros que recomiendo hoy, las Crónicas del ángel gris, una colección de relatos ambientados en Flores, un barrio porteño, en el que nos encontramos con todo lo anteriormente detallado pero en formato escrito; este libro, que en total ha vendido medio millón de ejemplares, nos permitirá desfilar por diversas historias cuyos personajes se agrupan en dos grandes grupos: los Hombres Sensibles y los Refutadores de Leyendas.

Los primeros, a los que pertenecen Manuel Mandeb (o lo que es lo mismo, el mismo Dolina), el poeta Jorge Allen y el Ruso Salzman, entre otros, son los clásicos personajes de barrio, con pensamientos irreflexivos, aunque sentimentales y defensores de la amistad, quienes a lo largo del libro se verán envueltos en diversas historias a través de las cuales Dolina dejará fluir todo el manantial de reflexiones y análisis personales.

Los Refutadores de leyendas, en cambio, representan al mundo racional, científico y aburrido de la vida, a aquellos que se niegan en creer en el amor, en el arte, en la fe, en los sueños, porque todo lo analizan desde una visión crítica, fría, fundada.

Recomiendo encarecidamente la lectura de Crónicas del ángel gris, donde la creatividad, el buen humor y sobre todo la inteligencia, rebasan cada una de sus páginas.

1 comentario en «Crónicas del ángel gris»

  1. Mucho me habían hablado de Dolina, amigos habían ido a sus presentaciones en vivo, pero lo descubrí de noche acompañando pacientes que descubrían que su noche podía ser más fácil riendo y compartiendo momentos de agudeza con este hombre que no paraba de hablar. Su voz puebla esas largas noches de muchas personas que no concilian el sueño y descubren que siempre es tiempo de pensar, pero también reir….

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