Nunca he sido una persona avariciosa ni demasiado materialista, pero no me trago eso que dicen que el dinero no da la felicidad. Una de las cosas que más me gusta es viajar, necesito hacerlo cada poco tiempo. Y todos tenemos claro que, si tuviera una fuente de ingresos súper boyante, estos viajes podrían darse más a menudo, ser más largos, con más excursiones y más detalles que harían la experiencia más inolvidable si cabe (iba a coger un metro desde el aeropuerto al hotel Rita La Cantaora, vaya). Pero no es así, por lo que con mi sueldo tengo que hacer virguerías si quiero seguir viajando.
A Leo, el protagonista de Cuando el diablo se sienta a tu lado, libro del que vengo a hablaros hoy, también le venía muy bien tener algún que otro ingreso extra. Y no porque quisiera recorrer el mundo, sino porque con sus gastos apenas podía pagar el alquiler del piso. Todo empieza cuando él esta en un casino (que, por la descripción yo juraría que es el de Torrelodones, a lo Sabina) y conoce a un tipo llamado Álex. Álex está muy borracho y le dice a Leo que si quiere coger su coche (un deportivo increíble) y llevarle hasta su casa, así los dos se ahorran el bus. Leo se lo piensa y decide hacerlo. Entonces todo empieza a cambiar: Álex le cuenta que antes era un desgraciado, las deudas le inundaban, hasta que encontró un anuncio que aseguraba que si se seguía un determinado ritual, la vida le cambiaría. Lo hizo y el dinero empezó a salirle de debajo de las piedras. Leo se lo piensa mucho y decide probar, no pierde nada.
Y, sí, efectivamente el dinero comienza a llegar a espuertas a su casa. Le ascienden, sus deudas desaparecen, su cuenta bancaria no para de engordar, lo gana todo en el casino… pero a la vez su vida se va convirtiendo en algo oscuro y terrible. La gente lo nota. Él lo nota. No puede mirarse en los espejos porque no es capaz de reconocer lo que ve.
Ya sabéis que yo soy muy sincera en mis reseñas y que siempre digo toda la verdad. Y la verdad es que me he leído el libro de un tirón. Me ha durado unas dos horas y media, literalmente. Una barbaridad, esto hacía tiempo que no me pasaba. Y no sé muy bien si ha sido por la historia, por la manera que tiene Rachel Ripley, su autora, de narrar o por qué, pero os juro que hasta que no lo he terminado no me he levantado del sillón.
Y analizándolo tranquilamente, horas después de haber terminado el libro y habiendo dejado enfriar mis impresiones, creo que ha sido más por el segundo motivo que por el primero. A ver cómo digo esto sin que se me malinterprete. La historia me ha gustado pero me ha gustado más la manera en la que está narrada. Lo que más me ha gustado ha sido el principio, cuando conocemos a Leo y vemos cómo es su vida. Después tengo la sensación de que, aunque Leo sigue siendo el protagonista, el personaje se diluye un poco. Será porque cuando avanza la trama aparecen personajes que no me esperaba haciendo la que historia de Leo pierda algo de fuerza. Eso sí, me han gustado mucho los tintes de terror que tiene la novela y que llegan sin previo aviso (la historia de los espejos es genial), y, aunque hay muchos matices de esta trama que podemos encontrar en varios libros, lo que destaca es la forma en la que está contada.
Y es que, por lo que brilla es por el estilo narrativo de la autora. Es un estilo limpio y claro, que atrapa desde el principio. Los diálogos son muy atrayentes y forman un equilibrio perfecto con la parte descriptiva. He conseguido conectar con la historia desde la primera página y eso para mí, que leo tantos libros, es imprescindible. Necesito libros que me den lo que quiero desde el principio, que me metan de lleno en la historia, que me seduzcan para no parar de leer. Y, sin duda, este es el caso.
He indagado un poco en la vida Rachel Ripley y he encontrado una pequeña autobiografía en Goodreads y quería hablaros un poco de ella, porque me parece muy interesante. Cuenta que desde siempre le ha encantado leer y escribir, que desde bien pequeña ya rellenaba libretas y cuadernos con las historias que se le pasaban por la cabeza. Empezó participando en una revista y después en una antología de relatos cortos. Después publicaría su primera novela en Amazon. Así que no, no estamos ante una autora novel que no sabe de qué va esto. Estamos ante alguien que ha insistido en su pasión desde que tiene uso de razón y eso se nota una barbaridad en su estilo narrativo.
Lo que me queda claro es que el dinero fácil está maldito y que, a pesar de que me encantaría poder tener barra libre de viajes, jamás haría como el protagonista de Cuando el diablo se sienta a tu lado. O sí, no sé, todo sería verse en esa situación (qué difícil es esto). Pero lo que sí sé, esto de verdad, es que voy a estar una temporada evitando los espejos de mi casa, sobre todo si no hay demasiada luz cerca. Paso.
Pues si a ti te ha gustado el estilo narrativo de la señora Ripley, a mí me ha gustado tu estilo para recomendar su libro. Espero conseguirlo. De verdad que me ha dejado con gran curiosidad, en parte porque todos quisiéramos dinero fácil y a manos llenas, y en parte porque el personaje del diablo siempre me ha cautivado. Un libro de los que más me han marcado es “El exorcista”, la novela en la que basó la famosa película de los años setenta. En alguna ocasión, dentro de mi trabajo de periodista, tuve la oportunidad de entrevistar al famoso exorcista español José Antonio Fortea durante una visita que hizo a Mérida, Yucatán, y quedé más cautivado e intrigado por la figura diabólica… cuando lea el libro espero poder dar mi opinión. Saludos.