Cuando se vacían las playas

Cuando me dirijo a la sala de estar de mi casa, mi escritorio (o lo que un día fue un escritorio) siempre está sepultado bajo tres tipos de libros apilados. Los primeros, los que yo considero VIP, son los libros de mis autores favoritos (Auster, Vargas, Saramago, Nesbo…), los que sé que si no los he leído aún, no tardaré en hacerlo.  Los segundos son los que corresponden a mi vicio de comprar y comprar libros porque sí. De este montón tienen la culpa muchos periódicos, muchos coleccionables y muchas ferias del libro antiguo que me permiten tener en mi casa libros muy baratos, pero comprados casi con la absoluta certeza que no serán leídos, al menos a corto plazo. Por último, y no por ello peor, están los libros que llegaron a mis manos siendo unos completos desconocidos, y que se han ganado por méritos propios su espacio en mi recuerdo, y porque no, en mi desordenada “librería-escritorio”.

De este último tipo es el libro que hoy os traemos en “Libros y Literatura”, que llegó a mis manos gracias a Hermida Editores. Nada sabía sobre el libro, pero viendo las primeras frases de su sinopsis, no me pude contener y quise tener “Cuando se vacían las playas” en mis manos:

¿Sentís la misma curiosidad que tuve yo en su momento?

Mediante capítulos muy cortos, Eduardo Iglesias va contando las andanzas del detective J Solo, en busca de la desaparecida. En esa búsqueda no sólo irá a por Lara Márquez; casi sin darse cuenta, se buscará a sí mismo, a un J Solo que no se ubica dentro de una Ciudad Amurallada en la que no se ve representado, y cuyos métodos de vida no comparte.

Eduardo Iglesias escribe la historia apoyándose mucho en la descripción del entorno, detallando mucho las escenas y las acciones de los personajes, como si de un guión de cine se tratase. Pese a ello, se echa en falta quizá algunas explicaciones más sobre la Ciudad Amurallada y la ciudad de Siglo XX. Muy poco o nada sabemos la génesis del mundo que rodea a J Solo y Lara Márquez.

Una vez terminado el libro, se me hace difícil encuadrar “Cuando se vacían las playas” dentro de un género en particular. Bien es cierto que hay una desaparición y un detective, pero queda lejos de lo que es una novela negra corriente. Otros podrían pensar que encuadrada dentro del año 2036 y protagonizándose en una ciudad futurista, Eduardo Iglesias ha escrito un libro de ciencia-ficción. Tampoco. Para mí, bajo la novela “Cuando se vacían las playas” subyace un mensaje de crítica hacia una sociedad y unos dirigentes faltos de moral, que pese a ser del 2036, nada tiene que envidiar (desgraciadamente) a la que nos toca vivir actualmente.

Como decía en el primer párrafo, “Cuando se vacían las playas” era un libro extraño para mí cuando empecé a leerlo, y lo termino guardando un gran sabor de boca.

LO MEJOR: La idea que plantea el autor con la Ciudad Amurallada y la Ciudad del Siglo XX

LO PEOR: No saber más de esas dos ciudades

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