Cuentos completos, de Roald Dahl
Si una obra no la recuerdas después de diez años, es que no es literatura de verdad. Hace poco un conocido me dijo esta frase que me hizo pensar. ¿Era cierto aquello que me estaba diciendo? Una cosa sí está clara: las mejores historias, los relatos que permanecen con nosotros, son los que nos han tocado de alguna manera especial, y los recordamos no sólo diez años después, sino durante toda la vida. Quizás sucede con pocos autores, pero resulta curioso darse cuenta cómo, cuando preguntas a la gente, casi siempre aparecen los mismos nombres que las personas recuerdan con especial cariño. ¿Será que a los que nos gusta la literatura nos juntamos con gente a la que le gusta la misma literatura? En cualquier caso, estoy aquí para hablar de Roald Dahl como uno de esos autores de los que guardo un especial recuerdo, un especial cariño, porque me hizo crecer con sus historias para niños no tan niños, y porque ya de adulto me hizo descubrir algunos de los mejores relatos que han habido y habrán. Porque revivir historias, después de tanto tiempo, es un placer que está al alcance de todo, tan al alcance, que sólo es necesario abrir una primera página para volver a descubrirlo.
Antes de nada, comienzo esta reseña con un agradecimiento. Y es que Alfaguara me regaló esta edición de los cuentos del autor, y yo no puedo hacer otra cosa que enarbolar la bandera del gracias de una forma tan efusiva que es posible que mi brazo se resienta. El caso es que cuando lo recibí, mis ojos se abrieron como platos, y mi sonrisa se ensanchó hasta límites insospechados. Porque con Roald Dahl me sucede algo curioso: pase el tiempo que pase, suceda lo que suceda, mi vida siempre se reencuentra con algunas de sus historias. Como si fuera una cosa del destino, él se pone por delante y siempre vuelve a aparecer en mi vida por mucho que otras lecturas se paseen por mis ojos. Así que imaginad lo que supuso para mí tener este volumen (este señor volumen, debería decir) en el que tener todos aquellos relatos que me hicieron creer en la literatura como si fuera un mantra vital, y encontrar algunos inéditos en los que sumergirme como hacía tiempo que no lo hacía con ningún libro de relatos. Y eso es muy grande para mí, porque los que ya me conocéis a través de estas reseñas, sabéis de mi pasión por volver a los orígenes de las lecturas que me hicieron crecer y volverme el adulto que soy ahora.
En palabras de Elvira Lindo, en el prólogo, habla del autor como un refugio. Y eso es lo que los “Cuentos completos” son: un refugio para aquellos lectores que se apasionan con lo que viven, un refugio de las tormentas que sacuden el exterior y la calma que se encuentra entre las letras, un refugio para aquellos que buscan la tranquilidad de lo vivido, de lo soñado, de lo sentido, y un refugio para aquellos niños que crecieron con un autor, se reencontraron con él y después siguieron viviendo con sus relatos pegados en la ropa, en las suelas de los zapatos, y que caminaron con él como si de un amigo más se tratara. Y así es como todos nosotros somos capaces de caminar por esta vida, después de haber leído algunas de nuestras historias favoritas y dándonos cuenta de lo mucho que nos gusta la lectura, de lo mucho que significa para nosotros poder tener cada día más historias con las que aprender sobre nuevos mundos, sobre nuevas realidades, e incluso mucho más de nosotros mismos y de lo que guardamos en nuestro interior. Esa es la magia que tiene la literatura y esa es la magia que nos acompañará siempre, llegando hasta la punta del último de nuestros pelos.
Según todos los conocedores de Roald Dahl, el autor se refugió en la literatura para huir de la realidad. Puede que eso sea cierto, o alimente más la leyenda de un escritor que nos hizo viajar lento, después rápido, y después otra vez lento, para que disfrutáramos del paisaje, de sus vistas, y después nos sentáramos tranquilamente, a disfrutar de lo que estábamos viviendo. Así que, queridos lectores, disfruten de la lectura, disfruten de esta obra maestra de la edición, de una oportunidad única, que no se volverá a repetir. Si gustan, viajen conmigo de la mano por sus historias. Y si gustan, volveremos a encontrarnos, dentro de poco, en otra reseña que espero sea tan especial como esta que me ha traído a este espacio.
Un clasico de la literatura infantil inglesa, me encanta y la recomiendo frecuentemente. Muy onírico. Nunca me ha tocado leer sus cuentos en Español, espero las traducciones le hagan el peso.
Totalmente de acuerdo con tus palabras Veronica. Y sí, puedo atestiguar, que la traducción le hace peso, no se lo quita y está muy cuidada. Sólo queda entonces disfrutar de este texto! 🙂
Un autor maravilloso, no he leído mucho de su literatura infantil, salvo Puchero de Rimas pero su literatura para adultos es estupenda, yo prefiero sus cuentos a sus novelas.
Gracias por la reseña.