Esta vez no hablaré de una nueva lectura, sino de una relectura. Y ya se sabe que las relecturas, muchas veces, nos sorprenden más que las nuevas. Se trata de Cuentos, de Gabriel García Márquez, una selección de seis relatos del escritor colombiano, cuyo denominador común es que en todos ellos aparece uno o varios niños, ya sea en el papel protagonista o en uno secundario.
Hace ya años que leí Todos los cuentos de Gabriel García Márquez, también publicado por Literatura Random House, por lo que daba por hecho que conocería todas las historias que aparecían en este libro. ¿Por qué, entonces, me decidí a leerlo? Pues no lo voy a negar: por las ilustraciones de Carme Solé Vendrell, premio Nacional de Ilustración, que le dan al libro un aura especial, que casa perfectamente con todas esas emociones que transmite la característica prosa de García Márquez (por algo fue la única que tuvo el permiso expreso del nobel colombiano para dar vida a sus historias). Y porque ya hace más de cinco años que leí Todos los cuentos y, para mí, cualquier excusa es buena para reencontrarme con uno de mis escritores favoritos.
Cuando leí esta antología, enseguida reconocí «La siesta del martes» (que pertenece al universo Macondo) y «La luz es como el agua» (uno de los cuentos más emblemáticos de García Márquez), pero de mi memoria se habían borrado los finales, por lo que los esperaba con tanta o más ansia que la primera vez. «Un señor muy viejo con unas alas enormes» me resultó familiar, pero apenas recordaba nada. Y, para mi desconcierto, con «El último viaje del buque fantasma», «El verano feliz de la señora Forbes» y «María dos Prazeres» tuve la sensación de que no los había leído nunca, y precisamente fueron estos dos últimos los que más me gustaron de este volumen. Reconozco que no he acudido a Todos los cuentos para comprobar si estos relatos que no recuerdo estaban incluidos o no, pues doy por hecho que tras miles y miles de páginas leídas desde entonces, mi cerebro decide sabiamente qué borrar para que pueda disfrutar de nuevo con las relecturas.
En estos seis cuentos de Gabriel García Márquez encontramos la ingenuidad de los niños, pero eso no implica que sean historias dulces ni que tengan finales felices. Al contrario, nos muestran, con más rotundidad si cabe, el sinsentido y la crudeza de ese mundo en el que han de sobrevivir. «La luz es como el agua» y «Un señor muy viejo con unas alas enormes» son puro realismo mágico, ese género literario que popularizó el autor. Mientras que en otros, como «La siesta del martes» y «María dos Prazeres», lo que más resalta es la crítica social. Y en todos ellos, la muerte, o la recta final de la vida, es el tema subyacente.
En definitiva, Cuentos es una colección de seis joyas literarias del escritor colombiano, para leer por separado, todas de un tirón o regresar a alguna de ellas de vez en cuando. Da igual si se conocen ya las historias o no, esta edición con las ilustraciones de Carme Solé Vendrell es tan bonita que me parece la manera perfecta de adentrarse, una y mil veces, en el imaginario de Gabriel García Márquez.
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