A veces, escogemos un libro porque sabemos exactamente lo que nos vamos a encontrar. Cuando vi que Cuentos del ocaso, de Rhoda Broughton, era una colección de cinco relatos sobrenaturales, esperaba fantasmas, extraños visitantes en mitad de la noche y ese tipo de presencias y acontecimientos inquietantes. Más aún después de leer recientemente Historias extrañas, otro libro de relatos paranormales publicado por La Biblioteca de Carfax y escrito por Rosa Mulholland, coetánea de Rhoda Broughton.
No está bien comparar autoras, pero he conocido a las dos con tan poco tiempo de diferencia que no puedo evitarlo. La similitud es evidente: nacieron con un año de diferencia (una en 1820 y otra en 1821) y vivieron ochenta años; ambas escribieron el mismo tipo de historias, y mientras que Rosa Mulholland fue apadrinada por Charles Dickens, Rhoda Broughton contó con el apoyo de otro gran escritor de la época: su tío político Sheridan Le Fanu. Pero las distingue su forma de narrar: la primera, más clásica; la segunda, más innovadora.
Centrémonos en Rhoda Broughton, puesto que a Rosa Mulholland ya le dediqué su propia reseña. En las ciento sesenta y cuatro páginas de Cuentos del ocaso se recogen cinco de sus relatos. «La verdad, toda la verdad y nada más que la verdad», narrada a través de un intercambio de cartas, es una historia de casas encantadas. «El hombre de la nariz» es un relato inquietante que ahonda en el mesmerismo. «Bajo la capa», quizá el cuento menos sobrenatural del libro, relata un robo en un tren. En «Atiende, ¡era un sueño!» encontramos otro clásico del género: el sueño profético. Y en «El pobre y apuesto Bobby», una anciana rememora su amor de juventud y a un visitante fantasmal. Cómo no, en cada cuento se hace el apunte de que está basado en una historia real, un recurso recurrente en la literatura de entonces, pero que sigue funcionando en este tipo de relatos. Aunque no nos creamos que sucedió de verdad, ese «y si» siempre le añade un toque de inquietud que se agradece.
Si algo me ha sorprendido de un libro que contiene todos los tópicos de los cuentos sobrenaturales, es la prosa de Rhoda Broughton. Me ha parecido fresca y hasta divertida. Iba un poco más allá de los elementos conocidos y creaba suspense, aunque el final fuera el previsto. En el prólogo, Janine Hatter ya apuntaba que esta escritora victoriana daba «nueva vida a la narrativa de las historias de fantasmas», y no era una forma de hablar, sino la mejor descripción de estos cinco relatos.
Cuentos del ocaso se puede disfrutar como una colección de historias paranormales, pero quien desee leer entre líneas verá que Rhoda Broughton no estaba hablando del terror del más allá, sino de los fantasmas que acechaban a las mujeres victorianas: el riesgo de abandono, la marginalidad, la violencia marital, la falta de educación y propiedades y, a menudo, la imposibilidad de actuar por sí mismas. Por eso, me parece una elección ideal para los aficionados a los cuentos paranormales, y aun más para los que quieran adentrarse en el género por primera vez.