Si soy afortunada por algo es por la familia que tengo. Aunque pasamos por momentos difíciles, al final en mis recuerdos siempre quedan esas historias que hacen que me nazca una sonrisa de oreja a oreja. Eso es exactamente lo que me pasa cuando recuerdo a mi madre leyéndome por las noches antes de irme a dormir. Me leía cuentos de todo tipo, incluso había veces que cogía el libro que estaba devorando ella en esos momentos y me narraba algún capítulo que otro. Eso estaba bien, excepto por el hecho de que mi madre era y es fan incondicional de Stephen King.
Hace poco descubrí El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares. Sinceramente no supe de la existencia de este libro hasta que no vi que Tim Burton se había basado en él para crear su nueva película. He de decir que adoro a Tim Burton (casi al mismo nivel que mi madre adora a Stephen King) y no me perdono que todavía no haya visto su última película. Así que cuando vi el libro en el que se había basado, me lo compré y lo devoré. Al poco tiempo, ya impaciente por leer las siguientes entregas de esta saga, descubrí que Ramson Riggs había publicado con Alfaguara Cuentos extraños para niños peculiares. Ya solo por el nombre, decidí que tenía que pedirlo. Pero es que cuando vi la portada y las ilustraciones que contenía, terminé de convencerme. Me daba la sensación de que iba a pasar un rato genial sumergida en sus páginas.
Y parece que no me equivoqué. Este libro está compuesto por varios cuentos cortos dedicados a los niños peculiares. Pongámonos en situación. El hogar de Miss Peregrine es una especie de orfanato donde conviven niños que no tienen familia. Pero no es esa la una característica que los une: todos ellos tienen algún tipo de poder especial, algo que les hace peculiares. Mis Peregrine, la directora del orfanato, se encargó de ellos para que no les faltara de nada y que se sintieran como en un hogar. Y, por supuesto, no podían faltarles cuentos. Porque ¿qué sería de nuestras vidas sin historias? Así que estos cuentos, narrados de generación en generación, un buen día fueron recopilados y plasmados en papel. Así fue cómo surgió Cuentos extraños para niños peculiares. Os decía que las expectativas que tenía sobre el libro se vieron satisfechas y os voy a explicar por qué. El primero de los relatos cuenta la historia de una tribu caníbal que se topa con un pueblo de peculiares. Estos peculiares tienen la grandiosa ventaja de que su carne se puede regenerar. No les importa perder un brazo o una pierna, pues estos volverán a crecer sin problemas en un tiempo. Imaginaos lo contentos que se pusieron los caníbales cuando descubrieron a los peculiares. No os voy a desmembrar más la historia, pero digamos que los caníbales no tuvieron ese reparo respecto a los pueblerinos. De primeras, esta historia impresiona. Yo pensé “vaya, creo que si leo esto a mis primos pequeños les traumatizo de por vida”. Con este inicio me esperaba que el libro siguiera en ese registro gore, por decirlo de alguna manera, pero lo cierto es que después las historias no son tan macabras como esperaba. Lo que, por otra parte, he agradecido, ya que no soy muy dada a las historias de caníbales o zombies.
Ransom Riggs nos narra este libro haciéndonos creer que ha sido un importante historiador el que ha recopilado todos los cuentos. Serían como las fábulas que hoy en día se transmiten de padres a hijos, pero —por primera vez en la historia— transcritas al papel. Es tal la ambientación, que Riggs nos propone diferentes finales para alguna de las historias. Ya sabemos que los cuentos populares son narrados de una forma o de otra dependiendo de quién los cuenten o la zona donde vivamos (os pongo un ejemplo: a mi Caperucita la salvaba el leñador, pero a la de mi mejor amiga la rescataba la abuelita). Por eso Riggs, hablando como si fuera el historiador, propone distintos finales. Esto me ha gustado, pues si bien ya no hay más historias gore del tipo caníbales, sí que las hay con finales muy muy tristes y espeluznantes. Así que no está mal que el propio cuento nos proponga un final más halagüeño.
Qué voy a decir de este libro. Me ha encantado, me ha sacado sonrisas pero también ha hecho que me recorrieran escalofríos por todo el cuerpo. No sé todavía si voy a dejar que mis primos pequeños lo lean, aunque lo cierto es que se pasan el día jugando a que son zombies… así que igual con esos cuentos se sienten en su salsa.