En 1981 se estrenó en Estados Unidos una película extraña, oscura, casi de autor. Lo que hoy en día podría pasar por una película independiente. Pero eran los 80, y la película –un tanto difícil, todo hay que decirlo- fue vilipendiada por crítica y público, solo en Francia vieron lo arriesgado de la apuesta de su director y la elevaron a los altares del cine Noir.
La película se llamaba Cutter´s way (El camino de Cutter en nuestro país) y el director fue el checo Iván Passer. El guion de Cutter´s way está basado en la novela Cutter & Bone, que el escritor norte americano Newton Thornburg publicó en 1976. Cutter y Bone había tenido mucho más éxito de lo que tendría su adaptación al cine, aunque no era el primer triunfo de Thornburg. El norte americano llegó a publicar once novelas y muchas de ellas fueron atenticos best-sellers. Aunque maltratada en su época, Cutter´s way hoy en día es una película de culto.
Los chicos de la pequeña e independiente -y exquisita- editorial barcelonesa Sajalín nos traen por primera vez esta gran novela, que hasta el día de hoy, había estado inédita en nuestra lengua. Engrosando así su característica línea editorial y sumando un título más a esa colección al margen donde tienen cabida ¨escritores cuyas obras reflejan la cara oscura, y a menudo invisible, de nuestra sociedad: el fracaso, la privación, la codicia, la rabia, la adicción…¨
Haciendo compañía a tíos como Edward Bunker, Dan Fante, Charles Willeford o Vern E. Smith, por citar algunos autores al margen, Thornburg se alinea en el lado crudo de la vida; nos muestra la parte podrida de un momento y lugar que todos asociamos con luz y color, sonrisas, grandes y lujosos coches, mansiones, fiestas de etiqueta y grandes cantidades de dinero. Thornburg nos muestra la cara B de una América post Vietnam, de una sociedad que se avergüenza de sus chicos, de sus secuelas. Un tema que jamás han resuelto, que siguen sin resolver y que intentan arreglar con parches burocráticos. Incluso hoy en día, cientos de ex combatientes de las guerras modernas sufren el ostracismo de un país y de una sociedad que en público se enorgullece de ellos y que en privado los abandona sin miramientos. Cutter y Bone es una patada en el culo a ese gobierno y a esa sociedad. A la hipocresía ciudadana.
¡Una patada en el culo escrita en 1976!
Richard Bone es lo que podríamos llamar un vividor, una especie de gigoló. Un tipo sin lugar donde vivir, sin dinero y sin futuro inmediato. Con un pasado de altas esferas, mujer perfecta e hijas rubias y obedientes, Bone malvive ahora en el sofá de Cutter, un veterano del Vietnam absolutamente trastornado. Bone vive de aprovecharse de las turistas que visitan Santa Bárbara, de venderles un sueño. Les da días de sexo y compañía en una falsa interpretación de pareja perfecta, una ilusión que ellas aceptan a cambio de sentirse falsamente deseadas. Bone obtiene comida durante unos días y lujosas habitaciones de hotel. A veces, incluso algún préstamo que promete devolver, momentos antes de salir a hurtadillas de la habitación en plena noche.
Richard Bone es guapo. Todo lo contrario que Cutter. Cutter es un tullido con la mente ida, mutilado, despedazado y condenado al olvido. Arruinado. A Cutter le falta un brazo a la altura del codo, le falta una pierna, le falta un ojo, tiene la cara como una gran cicatriz y su mente está más tiempo luchando consigo misma que en paz. Son los efectos de haber pisado una mina. Aunque Cutter también proviene de buena familia, sus padres eran millonarios. Lástima que murieran cuando Cutter era pequeño, cada uno por su lado, y en circunstancias como poco, absurdas.
Principios de los setenta en Santa Bárbara, California, Cutter y Bone sobreviven con la paga del primero por ser veterano de guerra. Aunque viven en un buen apartamento, sus vidas son un auténtico desastre; se beben hasta el último dólar de la paga. En el apartamento viven Cutter, Mo y el pequeño Alexander V, Bone es el invitado. El panorama es desolador. Nadie se ocupa de la casa, del niño, de nada, Mo vive bajo el manto tranquilizador de los sedantes y no se ocupa de nada más allá que sus pastillas y sus combinados, Cutter entra, sale, trae extraños invitados, bebe, grita, bebe y se encierra en sí mismo, Bone simplemente languidece entre una mujer y otra y contempla como su mundo se viene abajo.
Una noche en la que Bone vuelve a casa después de un falso romance, ve a un tipo tirando un bulto a un contenedor. Días después resultara que el tipo estaba deshaciéndose de un cadáver. A Bone le parece reconocer al misterioso asesino en una foto del periódico, lo que desata las ansias capitalistas y chantajistas de Cutter, que ve ahí una ocasión perfecta para solucionar sus vidas.
Yo imaginaba que Cutter y Bone iba a ser un novelita de corte Pulp sobre un chantaje, un par de buscavidas, drogas, sexo y alcohol. Ay. No a todo. A modo de muestra, os emplazo a que paséis por mi cuneta de Twitter (@AramysRomero) y veáis el tuit que tengo fijado, os haréis una idea de la carga reflexiva que gasta Thornburg. La novela es simplemente extraordinaria, impresionante. El chantaje es el macguffin de esta novela, la excusa, Cutter y Bone es muchísimo más; un retrato oscuro del trasfondo de una sociedad, una historia brutal de amor, una historia de amistad hasta el límite. Nada de lo que creemos que es Cutter y Bone acaba siendo, la historia da vueltas y giros y Thornburg siempre coge el camino difícil, el camino duro, el que nos hace temer lo peor.
Con un estilo depurado, duro, conciso, rico, Thornburg te noquea página a página, dibujando la desesperanza en cada párrafo; en cada escándalo queCutter monta en un restaurante, cada vez que Bone traiciona a una mujer, cada calma lisérgica en la que cae Mo. Tres vidas galopando furiosamente hacia el vacío, hacia la autodestrucción, naufragando consentidamente y renunciando a la salvación, puesto que la ayuda los volvería a situar en una vida anodina y sin sentido, en una rutina plana y sin emoción, en una vida llena, pero vacía. Porque la auténtica vida, la de verdad, es la que está en el día a día, en la renuncia, en el sufrimiento, en la que te hace sentir vivo.
Cutter y Bone te sacude, es de esos libros.