Reseña del cómic “Dark Ark 3”, de Cullen Bunn
Bueno, pues parece que la lluvia que el Todocabronazo de Dios envió a la humanidad para darnos un escarmiento ha llegado a su fin. No sabemos si diosito contaba con la aparición del arca oscura o es algo que se le escapó de sus incompetentes y todofallidas manos, pero el arca de Noé y el de Shrae pronto llegarán a tierra firme, o eso indican los indicios (palomas y tal).
Mientras la familia de Shrae teme que los monstruos a los que han salvado la vida se los coman ahora que ya no les sirven, dos nacimientos se darán en este nuevo principio: por un lado Kruul, la mantícora será padre, por otro Selph, la hija de Shrae el hechicero oscuro, dará a luz a un niño con un aspecto no muy bueno, y no precisamente por salud, sino por su similitud con los rasgos vampíricos.
Shrae tendrá que recuperar a un antiguo enemigo y agitador de motines para que ayude a curar a su nieto con magia ancestral, pero no le saldrá gratis. Muy al contrario, tendrá que pagar un alto precio.
En este Dark Ark 3 vamos a centrarnos exclusivamente en las vivencias de Shrae, su familia, y los monstruos que viajan en su arca. Porque lo que importa realmente es la historia de este arca oscura. Sabemos la historia de Noé, aunque aquí hemos disfrutado también de innovaciones y reinvenciones, pero poco conocemos del otro barquito salvador. Llegarán a tierra firme y esperarán a que llegue el arca de Noé para poder devorar a cuanta carne humana o animal encuentren en ella. Sin embargo, la tierra firme no está todo lo abandonada que cabría esperar.
“Durante el diluvio, Dios ha abandonado a sus creaciones… Y, ahora que el agua empieza a bajar, los demonios abandonan a sus hijos. Pero somos fuertes y ya no los necesitamos.”
La tercera entrega de esta original versión del arca de Noé nos sorprende de igual forma que las dos anteriores. Con giro al final inesperado que bien pensado se antoja incluso lógico.
El dibujo en algunas viñetas no es muy trabajado y los personajes se muestran poco definidos pero precisamente ese rasgo es lo que le hace atractivo y caracteriza el estilo de Juan Doe. Hay expresividad a raudales que se ve reforzada por los colores vivos y multitonales, que si bien en ocasiones llevan a sobrecargar las páginas o a saturar al lector, no cabe duda de que son una delicia cromática.
Según parece, con este tercer tomo finalizaría la serie dedicada al arca de Shrae. El propio Cullen Bunn así lo pensaba, pero por fortuna pronto publicará una nueva Dark Ark: Tras la inundación. Y es que, tal y como acaba este número, una continuación era algo vital, necesario y primordial.
Sea como sea, esta tercera parte cierra una serie que ha quedado más chula que el copetín, manteniendo la coherencia argumental, con unos personajes con un carácter bien construido y a los que es fácil entender, una trama que engancha desde la primera página y que te deja con ganas de más al final de cada arco.
Dark Ark 3 es el colofón perfecto y la antesala de lo nuevo por llegar. Como una temporada de una serie que te gusta y que no quieres que se acabe. Como esa droga es, sí.