Todos conocemos las historias sueltas de ese gran, antiguo y legendario libro de historias, mitos y cuentos de aventuras y/o terror dividido en dos partes que es la Biblia. Ha habido adaptaciones, versiones, correcciones, reescrituras, interpretaciones, reinterpretaciones, eliminaciones de partes, tachaduras… pero sigue siendo una fuente inagotable de inspiración porque tiene secciones muy buenas y porque se presta a reinvenciones, actualizaciones y puestas al día que pueden enfocar las tramas de siempre hacia un terreno (aún) más oscuro.
Es lo que pasa con Dark Ark. Es sabido que el cabroncete de Dios le dio el soplo a Noé de que iba a cargarse a todo bicho viviente mediante una gota fría bestialísima, a lo grande, (como todo lo que le gusta a Él/Ella/Ello, si es apocalíptico y gore, tanto mejor) y le pasó los planos para montar un arca él solito, con la complicación añadida de no tener ningún IKEA al lado. En el arca Noé debería meter a su familia y montar el primer zoo de la historia mundial. O sea, mogollón de curro cada día para no aburrirse. Aquello tenía que oler fino fino.
Pues bien. Mientras Noé recibía ese encargo, Shraé, hechicero de profesión, es un mandado de los poderes oscuros al que ordenan que construya otra arca en la que meter a las criaturas antinaturales del mundo (vampiros, tormentos, dragones, nagas, lamias, licántropos, mantícoras,…) porque si estos no se salvan, ¿quién va a joderles la vida a los salvados por Noé?
En este primer tomo se va a desarrollar la trama de la convivencia, que es muy chunga y hay que tener cuidado con la comunidad de vecinos, sobre todo la familia de Shraé, que como se descuide puede acabar devorada por cualquiera de los monstruos. Pero no solo eso. Shraé debe conseguir que Noé tenga éxito en su empresa pues de nada sirve que el arca oscura se salve si la de Noé se hunde y, aunque no hemos visto mucho de Noé por ahora, los monstruos están deseando avistar su arca para devorar a su tripulación.
El motín sobrevuela constantemente el arca. Mantener el orden y la calma no será nada fácil con semejante panorama de criaturas obligadas a convivir por un tiempo indeterminado, bajo órdenes de un simple humano –su presa natural–, en un espacio reducido, con escasa comida (humanos rescatados para servir de alimento) y no tardará en producirse un asesinato. Durante unas páginas parecerá que estemos asistiendo a uno de los libros de Agatha Christie en versión demoniaca, y será esto lo que dinamice y meta el turbo a este primer tomo llegando a desembocar en un final que deja con ganas de más.
Dark Ark Vol. 1: Cuarenta noches es un cómic muy muy divertido, fácil de leer, con un dibujo lleno de, a pesar de lo contradictorio que pueda parecer, color y luminosidad, unos personajes bien perfilados y con unas interrelaciones y reflexiones, al igual que la trama, bien trabajadas. Mola también el giro final, con esa equivocación que tiene alguien y que va a provocar que la trama vaya a complicarse algo en el futuro.
En resumen, ¿qué podemos esperar al meter a tanta mala bestia en un recinto del que no pueden salir? Aburrimiento no, desde luego. Un cómic más que recomendable, cojonudamente entretetenido al que le doy mi bendición y del que tengo muchas ganas de saber si finalmente, y todo apunta a que sí, llegará a buen puerto.