Confieso que una de las cosas que me dan más miedo, que me imponen más respeto, son las enfermedades mentales. Sé que es por desconocimiento, incertidumbre e incomprensión. Me da miedo perder la cabeza o que algún ser querido enferme, por ejemplo, que mis mayores sufran de Alzheimer o senilidad y aunque estas dolencias son muy duras, las comprendo algo mejor por lo que tienen de deterioro por la edad; pero las que me dan más miedo son las otras: esquizofrenia, trastorno disociativo, personalidad múltiple, depresión profunda, trastorno límite de la personalidad y no sé cuántos más, porque entiendo poco, ya lo he dicho.
Creo, además, que no soy yo sola la que no sabe sobre ellas, es algo generalizado y que ese desconocimiento y miedo hace que sean enfermedades que se ocultan, de las que no se habla. Si te rompes un brazo, la gente viene a verte y te firma en la escayola, pero si se te ha ido la cabeza… mejor me aparto, porque no sé cómo gestionar esto. Tendemos a culpar al propio paciente de haberse dejado llevar por la locura, de no luchar por su cordura. Luego está la parte médica que no voy a criticar, porque no soy quién, pero se recetan ansiolíticos, antidepresivos, tranquilizantes y demás familia demasiado alegremente, como quien da caramelos, lo que creo que está enturbiando, tapando y empeorando algunos trastornos, que a lo mejor, con ayuda psicológica y otros tratamientos no químicos, se podrían arreglar y no derivar en estas duras enfermedades. Soy de las que pienso que al lado del médico de cabecera, tendría que haber un psicólogo de cabecera, y seguramente el 50% de los enfermos se desviarían por esa puerta. Porque muchos de nuestros males, dolores y malestares vienen de nuestro cerebro, no son enfermedades tan graves como las que he nombrado al principio que son las que trata este libro, pero también entorpecen la vida.
Dark Butterfly es una narración breve pero muy intensa, con formato de diario; es la historia de una chica que sufre esquizofrenia, que se quiere morir porque no puede con ella misma y con lo que su cabeza sufre. Nos cuenta en primera persona lo que se le pasa por esa mente tan enferma. Pasa por internamientos, por épocas en las que tiene un rayo de esperanza, pero ni la medicación, ni todo el esfuerzo que ella hace, arreglan su situación que se va deteriorando terriblemente. La enfermedad la aboca al aislamiento y a la exclusión social. Es muy dura, abrumadora y triste. La novela nos muestra sus visiones y sensaciones, su pena y sufrimiento. Es una persona muy inteligente, culta y creativa, y tengo la sensación que eso la hace sufrir todavía más. A veces es mejor vivir ignorante, no pensar, pero ella sí sabe. En algunos pasajes nos cuenta de forma casi aséptica, los efectos de los medicamentos en su cuerpo. También nos transcribe los apuntes de sus médicos, fríos, alejados, sin alma. Nos hace dudar y sospechar de los tratamientos y los métodos que se utilizan para estas enfermedades, que parecen intentos estériles de arreglar algo. Te hace poner en la piel del enfermo, sintiendo lo que él siente y entendiendo muchas cosas. Nos muestra también el padecimiento de sus pocos amigos, enfermos cómo ella, con caminos parecidos. Poco se habla de los “cuerdos” aunque su familia y contadas personas más, están ahí, intentando el rescate.
Xina Vega ha dado una voz increíblemente respetuosa a esta chica. Por lo que he leído, es un trabajo que necesitaba hacer como una cura personal, por un caso muy cercano a ella misma. Brillante en la prosa, con acertadísimas metáforas, a veces es auténtica poesía. Juega con la sintaxis, utiliza frases muy cortas, como si el pensamiento fuese rápido, cortante, para eso usa mucho el punto y poca frase subordinada. Es un no parar de rumia, rumia. La escritura es más pausada en los escasos pasajes en los que la protagonista tiene algo de alivio, cuando parece que funcionan los tratamientos.
Me ha dejado el corazón encogido, triste, aunque sabía en lo que me metía, lo he hecho con conocimiento de causa. Es un tema peliagudo y difícil, pero quiero entender más, porque no quiero mirar para otro lado cuando sé que hay mucha gente sufriendo por estas enfermedades, porque no vale escudarse en la ignorancia. Porque es incómodo, pero nos toca y nos incumbe.
Me encanta descubrir nuevos libros y autores. Lo tendré muy en cuenta.
Gracias por tu comentario. Es un libro duro, pero muy interesante y profundo. Imposible quedar indiferente después de su lectura.
Abrazo.