De cine: aventuras y extravíos, de Eugenio Trías
Hablar de cine no se me da bien. Cada sábado, en nuestra sección De Cine y Literatura, intento dar mi visión de algunas adaptaciones a la gran pantalla, hablando resumidamente sobre ello. Pero yo soy consciente que hablar de cine es otra cosa, es algo más, porque lleva intrínseco un conocimiento del medio muy desarrollado, convirtiendo el cine en parte de nuestra vida. Pero conozco a alguien que sabía hablar de cine, que afortunadamente ahora lo seguirá haciendo a través de sus palabras en un libro, y ese es Eugenio Trías que transforma aquello que toca en casi una poesía deliciosa hable de lo que hable. Yo no sé comentar como alguien experto las películas que han marcado parte de mi vida. Puedo hablar de emociones, puedo hablar de la relación amor – odio que algunas películas han provocado, pero el cine, su historia, se me atasca cada vez que intento poner mis pensamientos en palabras. Por ello, cuan agradable es conocer a alguien del tamaño de este hombre que convierte el cine en una pasión, que convierte su libro en un paseo romántico por algunos de los directores más famosos del mundo del celuloide, y que tocaba, con sus palabras, un rincón agazapado del alma humana sin saber muy bien cómo lo había hecho. De cine: aventuras y extravíos es una visión del cine propia, una visión subjetiva de lo que puede significar el cine para alguien, pero también, es un discurso sobre la vida y sobre aquello que nos une a todos a través de las pantallas. Sentaos porque estáis a punto de descubrir que el cine siempre ha sido, sin saberlo, mucho más.
Eugenio Trías nos dejó huérfanos un 10 de febrero del 2013, y algo en los libros que escribió desprende ese aura que le rodeaba siempre. En esta ocasión, cuando uno va descubriendo todo lo que desgrana a través de los directores que le marcaron, conoce un poco más a aquellos que tan lejanos parecen y conoce también al hombre que se encontraba detrás de sus libros. Será el cine, pues, el vehículo que nos conducirá a una nueva perspectiva de algunas de las obras que han creado historia en nuestra memoria a través de sus planos, a través de sus directores, a través de sus historias. Francis F. Coppola, Stanley Kubrick, Fritz Lang o Alfred Hitchcock serán algunos de los protagonistas que se verán estudiados, que se verán analizados, por la visión de un hombre que fue grande y que lo sigue siendo, a pesar de no habérsele dado en vida el lugar que se merecía. Sus películas, sus narraciones, unidas a las acertadas palabras del autor de De cine: aventuras y extravíos, se convertirán en más leyenda todavía de lo que fueron, y se convertirán en un placer mucho más preciado, mucho más certero, porque conoceremos lo que en ellas contiene, lo que las hizo grandes y el por qué nos hizo sentir como lo hicimos. ¿Qué era aquello que querían decirnos a través de las imágenes? Si se preguntan cosas como esta cuando acaba la película y el tiempo de reflexión llega, este libro hará los honores para convertirse en ese libro de cabecera que todo el mundo debiera tener.
¿Qué nos hace Eugenio Trías? Nos lleva de la mano por sus recuerdos, por lo que él vio (y no vio) en las películas, lo que intuyó y le hizo reflexionar, querer conocer a creadores de la talla de los antes mencionados que ocuparon un lugar importante en la vida del autor. Es, entonces, un regalo a los lectores lo que aquí acontece, como una especie de última visita de un autor que maneja las palabras como nadie, que las estira y evoca con ellas aquellos planos, aquellas historias que todos reconoceremos y que nos supondrán un nuevo mundo sobre el cine, sobre la vida que encierra el cine, sobre aquello que se esconde tras las imágenes que a veces nos roban la vida y que, en otras, nos la hacen perder. Son estas las últimas palabras que escribo para un autor que nos dejó, que se fue como se van los grandes, en silencio y casi sin ser visto, pero que nos dejará en legados como este aquello que le hizo grande, que lo convirtió en la leyenda en la que debe convertirse, permaneciendo con nosotros cada vez que abramos una página al azar de De cine: aventuras y extravíos y podamos imaginar que es él mismo, con su voz, el que nos habla a través del papel. Porque el Séptimo Arte requería de un artista para escribir un libro como el que tengo entre manos. Preguntaría, a los que me leéis, si os decidís a caminar conmigo a través de la historia de este cine personal del autor, pero no debe ser un interrogante, debe ser una obligación, como esas veces que cae en nuestras manos un tesoro que no nos esperábamos. Es la grandeza de un hombre que convertía en belleza aquello que tocaba. Es la grandeza de lo que no te esperas y con lo que te topas y te deja sin aliento.