De Cine y Literatura 78 : El sueño eterno
Título: El sueño eterno
Autor: Raymond Chandler
Editorial: DeBolsillo
Páginas: 368
ISBN: 9788490325735
Película: El sueño eterno (título original: The Big Sleep)
Año: 1946
País: Estados Unidos
Reparto: Humphrey Bogart, Lauren Bacall, John Ridgely, Martha Vickers, Dorothy Malone, Regis Toomey, Elisha Cook Jr., Peggy Knudsen
Duración: 114 min
Si he de ser sincera, algo que siempre procuro, cuando empecé a leer El sueño eterno de Raymond Chandler, tuve que interrumpir mi lectura en varias ocasiones. Los libros a veces son así de maltratados. Así que, tiempo después, cuando lo retomé, me sentí algo confusa. Fue justo en esa parte donde todo se vuelve complejo. ¿Quién dicen que ha matado a quién? Algo así como lo que le debió preguntar Howard Hawks, el director de cine, al autor del libro, mientras él y sus guionistas trabajaban en la adaptación. Cuentan por ahí, que después de varias idas y venidas, su respuesta fue un sencillo y escueto “yo no lo sé”.
Anécdotas aparte, lo cierto es que Hawks resuelve bien la papeleta, al fin y al cabo, como su protagonista, el detective Philip Marlowe, estamos aquí por otra historia. Algo que tiene que ver más con un chantaje al que está siendo sometida Carmen, la hija pequeña del general Sternwood. La pequeña, porque la mayor, Vivian, sospecha que la verdadera razón de que su padre lo haya contratado no es otra que para descubrir el paradero de su exmarido, Rusty Reagan. Una historia, la de la novela, repleta de giros y brillantes diálogos, con una ambientación fantástica. Gris, crítica y fría como el clima. Difícil de superar. Aunque sea esta una película de nombres propios. Un reclamo para el éxito, pero también una garantía.
Porque si el que dirige es Howard Hawks, y sus protagonistas, Humphrey Bogart y Lauren Bacall, imaginad el resultado. Si además os cuento que uno de los guionistas encargados de adaptar la novela de Raymond Chandler no es otro que William Faulkner, al que podéis recordar en las reseñas de sus Cartas escogidas y Mientras agonizo, supongo que imaginaréis a qué me refiero.
El resultado es un despliegue de escenas míticas, oscuras, perfectamente ambientadas, entre Bogart, cuyo personaje le sienta como anillo al dedo, y el resto de sus interlocutores. Especialmente, cómo no, con Lauren Bacall. La química de estos dos nunca fue fingida. Y es que, reforzada con un guión muy potente, El sueño eterno está construida a base de diálogos para recordar, con dobles sentidos, un excelente humor negro y una fina ironía, que hacen que no se necesite mucho más para convertir esta película en parte de la mejor historia del cine.
Y eso a pesar de que a veces resulte forzada y algo confusa. Imagino que más, si uno no ha pasado antes por su novela. Que sí, que es mejor, porque es mucho más oscura y retorcida. Porque Hollywood, o su censura, no estaba preparado para la voz crítica y cruda de Raymond Chandler, grave, rota, completamente desnuda y sin edulcorar. Es por eso tan importante el papel de sus guionistas, a la hora de simplemente insinuar. Una adaptación libre de El sueño eterno que deja a un lado lo que para mí es, en esencia, lo mejor de toda la novela. De ahí que en parte no se lo perdone. En parte, porque como película funciona estupendamente. Además, de la unión de estos tipos, Hawks y Bogart, salió el mejor Philip Marlowe que uno pudiera esperar. Y eso es mucho decir.
Trailer de la película en versión original.: