De cine y literatura 11
Las vírgenes suicidas
El libro: Las vírgenes suicidas, de Jeffrey Eugenides
Editorial: Anagrama
Páginas: 232 p.
ISBN: 978-84-339-6682-7
La adaptación: Las vírgenes suicidas, de Sofia Coppola
Año: 1956
País: Estados Unidos
Reparto: Kathleen Turner, James Woods, Kirsten Dunst, Josh Hartnett
Duración: 97 minutos
Por Leire Kortabarría
Estamos ante el debut de Jeffrey Eugenides en la literatura y de Sofia Coppola en la dirección cinematográfica y, con sus respectivas primeras obras, ambos autores noveles demostraron ser, cuando menos, espíritus afines, pues, siendo “Las vírgenes suicidas” una de las novelas más delicadas, más misteriosas, más evocadoras y más introspectivas de las últimas décadas, y, por tanto, una obra muy difícil de llevar al cine acertadamente, Coppola supo elaborar su película desde una óptica muy similar. Por eso, a pesar de no poder abarcar toda la riqueza de matices, la hondura psicológica y la fina belleza de la novela –algo imposible en cualquier adaptación, por otro lado–, la película Las vírgenes suicidas es capaz de despertarnos el mismo sentido de misterio humano, la misma melancolía, la misma nostalgia que rezuman del libro Las vírgenes suicidas.
Tanto en el libro como en la película, aparte de los suicidios que ya nos avanza el título, no sucede nada, o casi nada, en términos de acción; estamos ante una narración reposada, pues. La historia transcurre en un barrio de clase media de una ciudad media de Estados Unidos, en los años 70. Las vírgenes a las que se refiere el título son las cinco hermanas Lisbon, populares entre los chicos de la ciudad por su etérea belleza como por el misterio que las rodea: hijas de un maestro de matemáticas y de un ama de casa muy religiosa, viven en un ambiente cerrado y estricto, y apenas si se relacionan con otros jóvenes. La historia está narrada por los muchachos que entonces se enamoraron de ellas, hasta el punto de obsesionarse, y que, pasadas las décadas, siguen fascinados por el misterio de las Lisbon, su mundo personal e íntimo, sus inquietudes, sus sentimientos, sus gustos, y, en última instancia, su amor por la vida, pero también su angustia –nunca realmente explicada, sino sólo sugerida tanto en el libro como en el filme–, que las llevó a elegir la muerte cuando estaban apenas empezando a vivir.
Todo ello se encuentra tanto en la película como en la novela, y hay que reconocer el mérito de Sofia Coppola al haber sabido capturar un contenido tan abstracto en una primera película, la cual, a pesar de no ser en absoluto perfecta, es un buen debut y un filme muy interesante que invita a reflexionar sobre los adolescentes que fuimos, sobre lo que pudo ser y no fue, sobre las experiencias que se tienen y que realmente configuran la persona que somos, y que no suelen ser, precisamente, las que se cuentan por Facebook o se resumen en cientos de fotos.