De cine y literatura 7
La muerte en Venecia
El libro: La muerte en Venecia, de Thomas Mann
Editorial: Edhasa, 1912
Páginas: 192 p.
ISBN: 9788435034678
La adaptación: Muerte en Venecia, de Luchino Visconti
Año: 1971
País: Italia
Reparto: Dirk Bogarde, Silvana Mangano, Björn Andrésen, Marisa Berenson, Mark Burns, Romolo Valli.
Duración: 127 minutos
Por Javier BR
Si ningún escritor podía ser más apropiado que Thomas Mann para escribir la historia de un artista burgués en plena de decadencia, aprisionado por el peso de su propia figura pública y obsesionado por los caducos ideales decimonónicos del arte y la belleza, ningún director de cine que no fuese Luchino Visconti podía llevarla al cine. El protagonista de “La muerte en Venecia”, Gustav von Aschenbach, aunque se supone inspirado en la vida de Gustav Mahler, tiene también mucho del propio Mann, el escritor burgués por excelencia. Enfrentado al cataclismo cultural que trae el cambio de siglo y a su propia homosexualidad, Aschenbach viaja a Venecia para recuperarse de sus crisis creativa y allí, en un lujoso hotel del Lido, se obsesiona con la belleza perfecta y ambigua de un adolescente polaco de catorce años. La refinada melancolía de una belle epoque que termina frente a la incertidumbre de unos nuevos tiempos que se presienten inciertos es el trasfondo de esta novela, cargada de simbolismos sobre la búsqueda de la belleza y el paso del tiempo.
Visconti, procedente de una familia noble, ya reflejó el desmoronamiento de una época y una forma de vida que conocía muy bien en “El Gatopardo” (otra magistral adaptación de una novela al cine, en este caso de Giuseppe Tomasi di Lampedusa). En esta ocasión, su película “Muerte en Venecia” reproduce de un modo más que convincente la atmósfera decadente y crepuscular de la novela. Apoyándose en la música de Mahler (especialmente el Adagietto de su “Quinta Sinfonía”) y, sobre todo, en la impresionante interpretación de Bogarde, capaz de reflejar en su rostro, sin palabras, la obsesión, la angustia y el conflicto que atenazan a Aschenbach (que en la película no es escritor sino músico), “Muerte en Venecia” es una de las películas más logradas visualmente y más cargadas de emoción que he visto.
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