Las historias de terror esconden en su origen la fábula moralizante de los viejos cuentos de hoguera para asustar a los niños. Se intenta evitar, a través del pavor que infunden estos relatos, el acercarse a desconocidos, adentrarse en lugares inhóspitos o temer todo aquello que proceda de fuera. Como historia narrada, necesita de unos personajes jóvenes que sirvan al lector de espejo donde identificarse, una ambientación bien creada donde se desarrolle la acción, dosis de misterio o elementos fantásticos y un argumento que hile los acontecimientos para que nunca se pierda el interés del relato. Cullen Bunn, como narrador, cumple con nota los cánones del cuento de terror. Y es que en Death Follows, su último guion adaptado al cómic (y que se encuentra completo en las páginas finales) se cuenta una historia espeluznante que te mantiene sin quitar los ojos del libro, desde la portada hasta la última viñeta.
El título del cómic ya apunta maneras, desde luego, pero no se sostendría con la misma fuerza si no fuera por el buen desarrollo del argumento a través de los personajes y del lugar donde se producen los hechos. Como ya hiciera en sus anteriores trabajos en Harrow County vuelve a llevar el misterio oscuro a un lugar aislado en mitad del árido paisaje del interior de Estados Unidos. Una granja en medio de la nada donde nunca ocurre nada. Hasta que llegó Cole Jensen.
La joven Birdie vive con su familia en la granja. Están pasando apuros económicos y el duro trabajo que exige mantener el establo les pone las cosas más difíciles. Mientras descansa sentada en el porche ve acercarse la figura de lo que cree es un espantapájaros viviente. Se trata de Cole Jensen, un jornalero que vaga de pueblo en pueblo buscando trabajo. Mientras que para sus padres ha sido una suerte encontrar a alguien que trabaje con ellos, para Birdie se va a convertir en su peor pesadilla.
Jugando con el miedo a los desconocidos y a desconfiar de ellos, Cullen Bunn traza un guion en el que todo cuanto porta Cole Jensen es oscuridad. Es más, lleva consigo la marca de la muerte. ¿Será un fugitivo? ¿Un asesino? ¿De quién huye? O peor, ¿qué le persigue?, serán algunas de las preguntas que se haga Birdie según pasan los días conviviendo con el forastero y en la granja empiezan a suceder extraños y macabros fenómenos. Algo tenebroso está despertando alrededor de aquel lugar tranquilo y va a traer muy malas consecuencias.
El dibujo de Zamudio mostrará en sus ilustraciones el árido paisaje de los campos de trabajo. La soledad de la granja en medio de aquel lugar casi inhóspito representa la vulnerabilidad de cada uno de nosotros ante cualquier suceso que proceda de fuera. La llegada de Cole Jensen, genialmente ilustrado en las viñetas, oculto su rostro al principio, mostrado a medida que se acerca, despertando así el interés y el misterio en el lector, y el temor que Birdie siente por él, serán la personificación del mal, del peligro que acecha cuando se pierde la ingenuidad infantil.
La dura vida retratada del campo y el vagar constante de jornaleros en busca de un techo donde cobijarse y ganarse unos cuantos dólares recuerda mucho a la genial obra De ratones y hombres de John Steinbeck. Y dentro de este juego oscuro con el que Cullen Bunn desarrolla a sus personajes, la figura de Cole Jensen bien podría ser una versión alternativa, macabra y retorcida de George tras (¡spoiler!) aquello que le sucedió con Lennie. Claro que también, y ya más cercano en cuanto a género, existe cierta similitud con la primera parte de La milla verde (El pasillo de la muerte) de Stephen King, en aquel capítulo donde se desencadena el secuestro y asesinato de las gemelas que vivían en la granja.
Sean cuáles sean las influencias que le hayan inspirado a Cullen Bunn, no se le puede negar en absoluto su buen hacer en narraciones de terror con esas dosis de fantasía oscura con las que nos está deleitando en los distintos cómics que ha escrito hasta ahora. Unas páginas bien ilustradas y con un muy buen ritmo argumental para crear, una vez más, un relato de hoguera cuando se acerca la noche.
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