Imagina que Superman, Gandalf, Vito Corleone, Yoda y Darth Vader aparecen en tu salón. Y Rocky I, Rocky II, Rocky III y Rocky IV. También John McClane, Tony Montana, Jack Sparrow y Hannibal Lecter. Hasta la Princesa Prometida, Vivian Ward y la pandilla de Los Goonies. Incluso Marty McFly y el doctor Emmet Brown, subidos en su Delorean, y Fújur, el dragón de La historia interminable en el que siempre quisiste montarte. Se plantan delante de ti y te cuentan que los cines de siempre están desapareciendo, que pronto se van a quedar sin hogar y tú eres el Elegido, el único que puedes salvarlos. Qué haces, ¿eh? ¿Y cómo le explicas a tu novia que más de una treintena de personajes de cine van a vivir con vosotros durante un tiempo? Pues esa es la tesitura en la que se encuentra A. cuando anuncian que van a derribar El Universal, el cine de la ciudad de Arcadia al que acudía de niño. Así arranca Desahuciando a Superman, la primera novela de Antón Cruces.
Si has reconocido a cada uno de los personajes que he mencionado, pasarás un buen rato leyendo este libro. Y si encima eres uno de esos niños que creció en los ochenta, cuyas máximas aspiraciones eran ir al cine a ver por enésima vez la misma película, tener una tele en la habitación para viciarse a Space Invaders y cumplir dieciocho años para hacerse socio del videoclub sin la supervisión de sus padres, te aseguro que te identificarás totalmente con A., su protagonista.
Hay mucha nostalgia en esta novela, pero sobre todo grandes dosis de carcajadas. Los personajes más emblemáticos del cine relacionándose entre sí y vagabundeando por el mundo real dan pie a infinidad de situaciones surrealistas. Pero Desahuciando a Superman está lejos de ser una sucesión de gags. Antón Cruces también nos conmueve gracias a Mr. E., el proyeccionista del cine El Universal y amigo íntimo de A., un personaje entrañable de esos que se graban en la memoria. Además, mantiene bien el misterio de quién quiere que los personajes desaparezcan para siempre. Al igual que A., los lectores sentimos que eso sería una gran desgracia. ¿Acaso nosotros seríamos tal como somos si esas películas se borraran de nuestros recuerdos y del imaginario colectivo? ¿Qué sería de este mundo si nos quedáramos huérfanos de fantasía?
Con esta novela desenfadada, en la que se hace referencia a más de noventa películas, Antón Cruces nos impregna de su pasión por el cine y le hace un homenaje precioso tanto a sus orígenes como al espacio físico que nos ha servido de refugio tantas veces y a las historias que nunca nos cansamos de ver por muchos años que pasen. Si tú eres tan cinéfilo como Antón Cruces, como su alter ego A. o como cualquiera de esos niños que crecieron en los ochenta alimentando sus sueños con los personajes que veían en la gran pantalla, te pasarás las cuatrocientas treinta y nueve páginas de Desahuciando a Superman con una sonrisa nostálgica en la cara.
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