Todos tenemos desde pequeños grandes viajes que esperamos realizar en un futuro. Uno de los míos es conocer la India, y por fin este verano podré cumplirlo. La India, un país gigante, con una riqueza cultural y lingüística superior a otros continentes. La undécima economía del mundo y el segundo país más poblado. Se mire por donde se mire, la India no resiste comparación, todo en ella se mide a lo grande, incluso la pobreza. Por eso es un viaje difícil para los occidentales, que repiten mucho aquella frase de “cuando conoces la India, la amas o la odias”.
Yo espero amarla, y lo mismo piensa Chloe, la protagonista de Destino Sadabad cuando deja París para conocer a su única abuela, residente en dicha ciudad, cuya existencia desconocía. El lujo parisino en el que se ha criado Chloe dista mucho de parecerse a lo que se encontrará nada más aterrizar en la India, y más cuando tras unos problemas técnicos, su vuelo es desviado desde Nueva Delhi a Bombay, lo que la obligará a recorrer un largo viaje de miles de kilómetros hasta su destino. Un viaje que se convertirá, casi sin darse cuenta, en un curso acelerado de conocimiento personal y superación, descubriendo cosas de sí misma y de su familia que hasta ese momento desconocía.
Entre Bombay, capital del estado de Maharashtra, y Sadabad, en el Uttar Pradesh, hay más de 1200 kilómetros por carretera, lo que dificulta, y mucho, la tarea que tendrá que llevar a cabo Chloe. Por suerte, se topará con un grupo de chicos pertenecientes a una ONG que la ayudarán a llegar a su destino, conociendo a jóvenes de varios países que le harán más llevadera su dura y brusca aclimatación a la India.
Como no podía ser de otra forma, Sònia Pellejero (Sasa) y Xavi Reñé se centrar en mostrar la tremenda desigualdad que reina en la India y el duro contraste al que se ve sometido, tanto física como moralmente, el turista occidental que la visita. En la India el lujo extremo y la pobreza más inhumana miden sus fuerzas en cada esquina. El patrimonio histórico recoge miles de años de grandes dinastías y reinados, pero a su vez acoge también a miles de ciudadanos que viven en un umbral de pobreza aterrador, pero que pese a ello no se les quitan ni las ganas de vivir ni el deseo más sincero de ayudar al prójimo siempre que este lo necesite, pese a estar regidos por un sistema de castas bastante inflexible que hace difícil la convivencia social.
Los autores intentan captar en todo momento la esencia de la India a través de sus dibujos y personajes. Todo en la India es color, olor y caos, y eso se ve reflejado en Destino Sadabad. Sus dibujos juegan siempre con la luz, una luz diferente que tiñe los cielos de colores inimaginables, y que se refleja en edificios tan majestuosos como el Taj Mahal, el edificio más característico del país y una de las nuevas Siete Maravillas del Mundo. Pero Chloe, para llegar a ese majestuoso momento, deberá recorrer un lento y duro aprendizaje con un viaje que la cambiará por dentro y por fuera y en el que descubrirá que los lujos de nuestra vida diaria no dan la felicidad. Que la felicidad es algo que puede conseguirse sin tener cosas materiales a las que aferrarse.
Xavi y Sasa dibujan una historia sencilla y amena, fácil de leer, ideal para hacerse una idea del cambio tan drástico que supone viajar a la India. Además, acompañan a la historia con una serie de explicaciones finales, a modo de epílogo, donde hablan sobre su forma de dibujar y escribir, sobre los personajes y la elección de sus comportamientos y vestimentas, añadiendo algunos bocetos y portadas descartadas, y haciendo que Destino Sadabad sea una novela gráfica aún más completa.