Actualmente vivimos una época en la que las nuevas tecnologías están dominando cada vez más aspectos de nuestras vidas. En los últimos años, a la mayoría de nosotros, nos parece inconcebible una vida sin teléfono móvil o sin WIFI (cuando vemos el cartel de WIFI gratis en cualquier sitio, nos lanzamos a por el código o contraseña para desbloquearlo en nuestros móviles y no gastar nuestros preciados datos). Y esto cada vez va a más. Multinacionales como Apple o Microsoft, entre otras, están implantando cada año más mejoras a sus sistemas para “facilitarnos” nuestra vida cotidiana gracias a la tecnología. Pero, ¿hasta qué punto esto es necesario? Supongo que es un debate que no corresponde a esta reseña…
Sin embargo, sí que es un debate que se genera en nuestras conversaciones del día a día, por lo que el sector cultural no ha querido dejar pasar estos momentos en los que las nuevas tecnologías están cambiando nuestra forma de consumir y relacionarnos con los demás, entre otras cosas. Por tanto, cada vez son más famosas las películas, las series de televisión y los libros que tratan esta temática. Y Diabólica es un ejemplo más de ello.
Pero, ¿de qué trata Diabólica? Os estaréis preguntado… Este libro se centra en una sociedad que vive en el espacio, formada por la grandilocuentia (equivalente a la nobleza y la realeza en nuestro mundo), el excedente (el pueblo) y la servidumbre (compuesta por una especie de semihumanos con habilidades sobrenaturales). En este último estrato es en el que se encuentra Némesis, nuestra protagonista, una diabólica cuyo principal objetivo es ejercer de “guardaespaldas” de su amo o ama (persona que forma parte de la grandilocuentia) y protegerlo/a hasta la muerte. Pero en este mundo no todo está tan controlado como parece y, dentro de la alta sociedad, hay dos grupos divididos cuya lucha comenzará cuando Sidonia Impyrean, la protegida de Némesis, es llamada a la corte como rehén. Es en este momento cuando Nemésis acude en su lugar y descubre todos los secretos que se ocultan…
He de decir que creo que esta novela es la única que no he abandonado tras no engancharme hasta aproximadamente la página 100. Pero ha merecido la pena, y mucho. Comenzando por el universo que crea esta autora, puesto que es espectacular y cuida cada uno de los detalles. En este aspecto me ha recordado mucho al de La reina roja o Los juegos del hambre, cuyos individuos de clase alta se parecen demasiado a los de la grandilocuentia: tremendamente superficiales y preocupados solo por el poder, las fiestas y el dinero.
En cuanto a los personajes, hay algunos que destacan y que se alejan bastante de la superficilidad de la mayoría de los individuos de las altas esferas que nos encontramos en la novela. Tyrus, por su fortaleza y valentía; Sidonia, por su dulzura y su confianza y, en especial, Némesis. Un personaje protagonista que sufre una crisis de identidad al no reconocerse como ser humano en cuanto a sentimientos, emociones y formas de actuar. En este aspecto, este personaje experimenta una gran evolución a lo largo del libro, y es una de las cosas que más me han gustado. Pero lo que más me ha gustado de este libro han sido los juegos de poder, muy al estilo de Juego de Tronos, y que hacen trepidante y emocionante la lectura; y los sorprendentes giros que ocurren en el libro. Cosas que, personalmente, no me esperaba y que diferencian a esta novela de la mayoría de las obras de ciencia ficción del género juvenil.
Por último, respecto a la forma de narrar de la autora, es sencilla pero, a su vez, te traslada a un mundo no tan diferente del nuestro en el que las personas se dejan llevar solo por sus aspiraciones sociales y económicas.
En resumen, Diabólica ha supuesto, a pesar de sus parecidos con multitud de libros y series de televisión, una lectura muy original y entretenida que me ha hecho reflexionar sobre el futuro de la tecnología, sus efectos en los seres humanos y sus consecuencias a largo plazo en todos los sectores. Y es una novela autoconclusiva, no forma parte de ninguna saga, ¡lo cual es de agradecer!