Diccionario de nombres propios, de Amélie Nothomb
Hacía mucho que no leía a Amélie Nothomb. La autora belga es una de mis favoritas a la hora de elegir lecturas para el verano. Sus libros son ágiles, cortos y entretenidos; vamos, ideales para llevarse a la playa o la piscina. Tras leer infinidad de reseñas sobre los libros de la autora, hace poco más de un año probé con “Estupor y temblores”. Disfruté con la forma que tenía Amélie de contar sus peripecias autobiográficas por Japón, por lo que no tardé mucho en leerme también “Ni de Eva ni de Adán”, libro con la misma temática que el anterior.
Tras dos buenos libros, toca el turno de “Diccionario de nombres propios” (también con tintes autobiográficos, según se cuenta…), un libro tan poco convencional que no sabría siquiera dentro de que temática encuadrarlo, pues se mezcla el humor con el drama a partes iguales, teniendo incluso un punto esperpéntico, de esos que tanto le gusta a la autora belga.
“Diccionario de nombres propios” cuenta la historia de Plectrude, una niña que nace en circunstancias trágicas, quedándose tempranamente huérfana de padre y madre. El nombre tan llamativo imprime a la recién nacida un carácter especial que irá desarrollando a medida que conocemos su infancia y pre-adolescencia.
Plectrude es desde el principio el eje de la novela. Por sus actos se la podría considerar una niña rara y falta de luces, pero poco a poco se va viendo como en realidad cuenta con un razonamiento y una aptitud mucho mayor que la de los niños de su edad. La falta de compromiso en la escuela la suple con su buen hacer dentro de la danza, su gran pasión y elemento transversal durante toda la novela.
Como en todas las novelas que he leído hasta ahora de Amélie Nothomb, sus personajes son tan dispares como inesperados. Adentrarse en una historia de la autora es un viaje a ciegas a través de sus páginas, sabiendo que bajo su pluma toda historia es posible. Los personajes, sobre todo femeninos (Plectrude, su tía, su mejor amiga…), tienen un carácter y personalidad tan fuertes, siendo tan posible odiarlos como caer rendidos a sus encantos. La locura en sus diálogos, sus actos o sus pensamientos son marca de la casa, con un estilo que gusta o no gusta, pero al menos no deja indiferente.
Una vez terminada la novela, he de reconocer que es la historia de Amélie Nothomb que menos me ha gustado. “Estupor y temblores” y “Ni de Eva ni de Adán” están muy por encima de “Diccionario de nombres propios”, aunque eso no significa que haya terminado la lectura decepcionado. Sigo valorando y envidiando mucho el modo tan aparentemente sencillo que tiene Nothomb para crear historias, pero en esta ocasión echo de menos un final más elaborado, o al menos más acorde con un personaje tan poco común como el de Plectrude.
Para los que nunca hayáis leído a Nothomb, no será este el libro que os recomiende para el debut con la autora belga. Pero para los que ya conozcáis el modus operandi de la autora, seguro que pasáis un buen rato con este “Diccionario de nombres propios”.
LO MEJOR: La forma de escribir de Amélie Nothomb, tan imprevisible como satisfactoria
LO PEOR: Un final demasiado light
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