Diez noches de sueños, de Natsume Soseki
Título: Diez noches de sueños
Autor: Natsume Soseki
Editorial: Chidori Books
Traducción: Judith Zamora Lablanca
Muchas veces comentamos como llegan los libros hasta nosotros, las más de las veces de las formas más curiosas; y que sí, que hay empresas que gastan millones en publicidad, y luego resulta que una amiga te habla de un curioso libro de un autor japonés nacido en 1867, y le notas por la forma de hablar que se ha quedado prendada del autor y del libro, y tú dices, pues lo quiero pero ya, porque de ser tan interesante me gustaría compartirlo con los lectores de LibrosyLiteratura.es
Y así ha sido como he descubierto Diez noches de sueños, este librito encantador que la Editorial Chidori Books distribuye en formato electrónico.
Si en otras ocasiones no lo hago, les diré que en esta sí he leído la introducción que, al igual que la traducción, ha realizado Judith Zamora, y ayuda, porque en casos tan especiales, como lo es para nosotros la literatura oriental, es absolutamente fundamental que quien hace la traducción e interpretación, conozca todo lo que hay que saber de un autor y del mundo que le rodea para trasmitirnos todo aquello que bullía por su cabeza, y su magnifica pluma convirtió en literatura.
Diez noches de sueños son desde luego, y sin lugar a dudas, 10 relatos que no dejarán indiferente al lector, y no porque los vaya a recordar el resto de su vida, que puede ser que ni tan siquiera a la mañana siguiente recuerde de qué iba el último que leyó, sino por el efecto que produce mientras lees. Son textos para perderte con ellos y por ellos, eso que algunos llaman “prosa melancólica” y que suele llevarnos a perdernos por el bosque de la vida.
Ley los diez cuentos en diez noches aunque los podía haber leído en una sola. Pero no es este un libro de esos de aquí te pillo y aquí te mato, para nada, cada sueño es como tu propio sueño, de hecho hoy recuerdo más mis propias reflexiones que aquellas palabras que las trajeron. Soñé con el paso del tiempo y todo lo que ello supone y trasforma mi vida. Y soñé otra noche con la necesidad de encontrarme a mí misma, y otra más con un sentido de culpa que arrastro y no encuentro la razón. Había momentos y sueños dulces en los que descubría esa belleza que el artista es capaz de sacar de donde nadie ve nada. También recuerdo que fue fácil adentrarme en el río hasta ser consciente de que ya no había vuelta a tras, y que justo cuando decido volver me encuentro a mí misma , pero … Ya nada puede ser.
Así son los textos, locos, como los sueños de quien no se resigna a vivir sin comprender más, sin ser más, sin vivir más…
Y acabados estos diez sueños, nos encontramos con un regalo de la editorial, y del propio autor. Una obra titulada El gorrión de Java, que lejos de invitar al sueño y al dejarse llevar como en los anteriores relatos, me ha conmocionado, me ha golpeado, y me ha traído del mundo de los sueños al mundo real. A este mundo en el que lo que más importa es uno mismo, o la contemplación de la belleza … mientras nos interesa, claro. El egoísmo y, al contrario que en los sueños, no detectar la culpa propia, siendo la vida como una obra de teatro en las que siempre son los demás los que olvidan su papel.
La última parte del libro se titula Misceláneas primaverales, y podría parecer que aquí es donde aparece la parte más florida del libro, pero primaveral será sinónimo de dolor, soledad, desesperación, y una vez más, como todo lo que veo en la obra del autor, locura. Miedo me doy, porque muchos de sus relatos los comprendo y me causan gran sufrimiento y turbación…
Naturalmente tras estas lecturas he indagado en al vida del autor, y así todo encaja, la soledad que debió sentir en Londres; ¡tanta gente y tanta soledad! Así suele ser como uno se desequilibra ¿Cómo hubiese sido su literatura de no haberse cruzado en su vida esas punzadas de soledad, dolor y profunda tristeza? Es más que seguro que no hubiese podido causar estas extrañas sensaciones que hoy, en mí, me ha dejado como lectora.
Susana Hernández
Yo también bebí de esta medicina que traes hoy, no sé en qué radica el secreto de que una forma de presentarte pedacitos de una vida o de pensamientos, te llegue a causar una sensción tan placentera, creo que es la sencillez, y la poesía que tiene, aunque con disfraz de prosa.
Sin embargo, Susana, lo de la locura me pilló totalmente desprevenida, y me alegré mucho de haber leído el prólogo en el orden inverso, es decir, al final, jajaja, porque así pude disfrutar de esa locura, pero sin que mi mente le diera una connotación negativa, porque mientras le leía, el único cuerdo me parecía él, jajajaja.
El relato de “El gorrión de Java”, también me impresionó a más no poder, uffff yo también tuve unos y ahí estaba Soseki para recordármelos, cómo se recreaba en los detalles y lo bien que lo has expolicado tú.
Lo de la traducción es fundamental. Acabo de terminar uno de Mann, por ejemplo, y yo creo que no es una buena traducción, no nos damos cuenta, cuando no concuerda el género con el concepto que se describe, nos lía, pero es que igual el traductor no lo entendía, algo que veo a menudo, y sin embargo aquí, la lectura fluía sola.
Bueno, Susana, me alegra de compartir una experiencia y que haya sido tan positiva, aunque como eres poeta …. llevas ventaja, jeje.
La verdad es que no esperaba que me gustase tanto, sobre todo por la sorpresa; espiritual, sí, pero sencillo, tan sencillo que casi te sientes importante, ¡y grande! Al comprender esa soledad del autor …
Bueno gracias a ti llegue a este libro, así que está muy bien que ambas seamos portadoras de buenas noticias para los lectores.
Te digo, aun hoy, después de días leído y reposado, vuelve a mi mente ese Gorrión de Java, un simple cuento para impedir un sueño libre de remordimientos jajaja
Muchos besos y muchas gracias !
¡Calla, calla! A mí tampoco se me olvida, ufff, el otro día se lo recomendé a Carmen y amig@s, nada más verle que tenía un gorrión de Java. No estoy segura, pero creo que son los diamantes o se parecen mucho. Es el tipo relato que habría que adjuntqr junto con la compra de un pajarito.
Pues sí, porque un pajarillo lo puedes comprar pero a un escritor no jajaja
Susana, que bien describes lo te hace vivir Soseki. Le descubrí el año pasado con pequeños relatos sobre su estancia en Londres, y fueron una delicia. He visto que hay mucho traducido sobre él,…casi para llenar una librería. Este libro, que nos invitas a leer, no lo conocía…pero ahora, tomo nota de él. Me gustan esas lecturas reposadas, que necesitan su tiempo para ser leídas…podrían hacerse en un rato…pero una prefiere degustarlas, saborearlas, extraerles todo su jugo y así con tazas de té de por medio, y/o otras bebidas refrescantes, sentir lo que te están diciendo…
Tomo nota del otro libro que también nombras, y que parece ser que está ya a disposición de las librerías.
Gracias por transmitirnos con tanta sencillez y belleza, lo que este libro ha llegado a ser para ti.
Me gusta muchísimo la portada.
Un abrazo grande
El caso, María, es que como bien dices, es un escritor sencillo pero capaz de crear una gran cantidad de emociones, eso es lo que más admiro de algunos escritores ser capaces de generar eso. Yo también querría cambiar palabras por sentimientos jejeje Gracias por tu información y seguiré investigando sobre la obra de este autor.
Otro abrazo fuerte apara ti, y un besico!
Susana:
me dejas con la miel en los labios ¡voy a buscarlo!
Veo que es una edición digital ¡y con lo chula que está la portada!
los japoneses y yo no nos hemos conocido más que a pinceladas…así que tomo nota.
Un beso,
Ale.
Si, Ale, en esta ocasión leí en digital. He de reconocer que cada vez me gusta más, pero sigo siendo una lectora de papel!!