“Disjecta membra”, de Alberto Hontoria Maceín
Miembros dispersos. Esa es la traducción al español de la locución latina Disjecta membra, la primera, aunque no lo parezca, novela de Alberto Hontoria.
Y no lo parece porque está cojonudamente bien escrita, tanto el fondo como la forma, mostrando un dominio y un mimo tal en la escritura que ya quisieran para sí bastantes escritores con más de una obra a sus espaldas.
Al referirse a este libro hay quien ha mencionado a Batman, Spiderman, Daredevil e incluso Hulk. Y puede que sí haya un poco de todos ellos (de Batman está tanto el millonario filántropo como el mayordomo; de Spiderman el ya manido lema “un gran poder conlleva una gran responsabilidad” que aparece siempre en este género; de Daredevil la figura de un héroe minusválido; y de Hulk… de Hulk no tengo ni idea). Sin embargo, a mí cuanto más avanzaba en la lectura más me venían a la mente los X-Men.
Pero… ¿de qué estoy hablando? Me he metido de lleno en un análisis comparativo sin contar de qué va Disjecta membra. Vamos a arreglarlo.
Amelia, estudiante universitaria, pierde sus dos piernas en un accidente de coche, Seth nació con el brazo izquierdo amputado y Jack perderá la vista debido a una degeneración progresiva de sus retinas. Estamos ante una triada de minusválidos que no se conocen entre ellos hasta que se cruza en su camino el muchimillonario Russel Cotard (trasunto de Bruce Wayne y Charles Xavier) y les propone convertirse en héroes gracias a unas prótesis que completarán sus cuerpos, pasando así de ser considerados minusválidos a superválidos. Esta es un poco la trama.
Una trama que también estará salpicada por una crítica a la sociedad actual, una sociedad pensada casi en su totalidad por y para personas no minusválidas ni discapacitadas, en la que estas son o despreciadas o compadecidas (a pesar de que, como bien dice Cotard en uno de sus discursos, “todos llevamos prótesis (lentillas, gafas, implantes dentales, empastes, clavos en caderas o muñecas, marcapasos…) y lo más parecido que tenemos a Dios ahora es la tecnología”); y una critica también a esa forma de monetizar todo: las empresas que no hacen prótesis o que no invierten en I+D en esos campos porque no son rentables.
Por otra parte algo que me ha gustado mucho (y que no suele ser lo normal en los cómics o cintas de superhéroes) es lo que tarda en constituirse el grupo, en tener su “bautismo de fuego”. Hay mucha presentación, muchos antecedentes y explicaciones, pruebas y adaptaciones a las prótesis, y esto ocupa gran parte del libro, pero está tan bien contado y se hace tan interesante, que no esperas impaciente las futuribles proezas de estos nuevos héroes. Estás más interesado en su humanidad que en su heroicidad; en lo que piensan, lo que perciben a su alrededor, las interrelaciones entre ellos y los ciudadanos… Y cuando finalmente dan el salto quieres saber la reacción de la gente de la calle, del gobierno, de la prensa… todo ello captado y reflejado con maestría por Alberto Hontoria.
No me cansaré de decir que Disjecta membra es un debut portentoso y un gran libro de ciencia ficción (aunque con un tratamiento tan veraz y realista que no parece ser ciencia ficción o ficción científica) con superhéroes muy humanos (tanto que no todos ellos son “buenos”), que se lee con gran facilidad, que tiene un final de los de quitarse el sombrero y que deja con ganas de más.
A los que no les gusten los temas de superhéroes le digo que pierdan cuidado: dadle una oportunidad. Este no es un libro de hazañas megaincreibles con gadgets caros, ni de gente volando o con superpoderes… Ni siquiera llevan capa, antifaz o traje ni ocultan su identidad… Hacedme caso, es una buena lectura, muy alejada de lo acostumbrado en esta temática.
Según he oído, este parece ser el primer libro de una trilogía. Espero impaciente los otros dos… ¡Quiero más!
Tiene muy buena pinta 🙂
Es muy bueno, no te arrepentirás.
Saludos!
Gracias a vuestros comentarios lo he leído y me ha encantado, totalmente recomendable la verdad.