Doctor Kuprov, de Alexander Herzen
Este volumen recoge dos novelas cortas de Herzen, lo cual es un acontecimiento doblemente feliz porque es un autor cuya lectura es ciertamente reconfortante. Lo es porque después de una vida lectora aficionada a escritores rusos del XIX en la que he leído referencias suyas, elogiosas todas, de grandes autores, poder leerle al fin de primera mano es una sensación de llegada a la tierra prometida que pocos autores más pueden proporcionar, pero lo es sobre todo porque es un autor, además de brillante, profundamente humanista entre cuyas palabras uno se siente bien. Y uno se siente bien no porque la realidad narrada sea ideal, Alexander Herzen es un observador de lo más incisivo, por no decir clarividente, y la realidad que retrata es la que ve, brutal y despótica. Pero el simple hecho de que alguien que desprende esa sensación de buena gente que caracteriza a Herzen ya reconforta, significa que no todo está perdido.
Las dos historias que cuenta aquí Herzen son profundamente humanas. La primera, Doctor Krupov, es una brillante reflexión sobre la locura, un estudio novelado que habla de los enfermos psiquiátricos tratando de comprenderlos y sobre todo con el compromiso inquebrantable del autor de situarse del lado del más débil. A lo largo del texto se expone la brutalidad con la que se trataba en la Rusia rural a los locos, a esos que en España se llamaba “tontos del pueblo”, y a través de la amistad del protagonista con uno de ellos y la devoción de éste por él (no en vano es el único que le trata como a un ser humano) consigue no sólo hacernos reflexionar sobre la consideración social de la locura, tema en el que evidentemente algo hemos avanzado pero desde luego no tanto como creemos y desde luego mucho menos de lo que sería deseable, sino que logra conmovernos y hacernos admirar por igual tanto al protagonista como al pobre loco.
La otra historia, La urraca ladrona, es un drama sobre el papel de la mujer en el teatro y en la sociedad eslava al tiempo que un elogio a la libertad, y es un drama magníficamente bien construido que requiere de una introducción, una conversación entre unos amigos que es un retrato certero y clarividente de la sociedad rusa de la época y su machismo revestido de admiración hacia las mujeres. La clarividencia y la penetración psicológica de Herzen son tan extraordinarias que por un momento se corre el riesgo de olvidar que se trata de una ficción y que hay una trama que disfrutar. Cuando ésta llega uno está a punto de lanzarse a discutir con los tertulianos que introducen la historia.
Leí hace años en los diarios de Tolstói una referencia a Herzen (“Nunca conocí a ningún otro hombte con esa combinación tan excepcional de brillantez y profundidad”) que me hizo interesarme por él, sin embargo ese interés, por casualidades de la vida, nunca se concretó en la lectura de un libro suyo. Sin embargo estas fiestas una familiar, sin saber nada de esto, quiso regalarme un libro y acudió a Cálamo, una librería zaragozana excepcional, y con la breve explicación de mi perfil lector le recomendaron este libro. Me resulta imposible no aprovechar la ocasión para expresar mi agradecimiento a las personas que construyen con su esfuerzo diario esa maravillosa experiencia vital que es una librería. Todos los lectores contraemos en un momento u otro una impagable deuda de gratitud con algún buen librero que no se limita a venderte un libro sino que aconseja sabiamente y descubre un nuevo camino. Sirvan estas palabras como modesto homenaje a todos ellos.
Andrés Barrero
@abarreror
contacto@andresbarrero.es
Como me gustan las historias cuando son humanas y te llevan al corazón, totalmente aconsejable.
Ésta desde luego lo es, o lo son. Ojalá als diferutes.
Un abrazo y gracias,
Andrés