Doctor Sueño, de Stephen King
Asegura Stephen King que muchas personas le preguntaban por la suerte del pequeño y sufrido Danny Torrance, el niño de “El resplandor”, por lo cual decidió contarnos la historia de “Doctor Sueño”, que es el propio Danny, ya adulto.
“Doctor Sueño” es el apodo dado a Dan Torrance por los residentes de un centro de cuidados paliativos de una pequeña ciudad adonde Torrance va a parar después de dar muchos tumbos. Danny es ahora Dan y sigue siendo telépata y brutalmente intuitivo, o “resplandeciente”, que diría King. Es decir, que sigue teniendo aquellos poderes que tanto lo ayudaron en el hotel Overlook. Y, muy a su pesar, ha salido a su padre en el alcoholismo que lo aqueja. Es huyendo de este vicio -y de algún que otro oscuro secreto- como acaba trabajando en aquella residencia. Los ancianos habitantes lo llaman así porque es la persona que los ayuda a morir.
Pero Dan tiene sus propias preocupaciones, además de su constante batalla con la tentación de beber una vez más, y un nuevo quebradero de cabeza se le presentará cuando conozca a la adolescente Abra, que también “resplandece”, como él, y que necesitará de su ayuda para vencer a una secta itinerante de hombres y mujeres, mitad humanos, mitad vampiros devoradores de niños “resplandecientes”.
“Doctor Sueño” es varias historias a la vez. El hilo conductor, la historia más llamativa, es la de la lucha entre los buenos y los malos, en este caso estos seres sobrenaturales que matan niños. Los dos bandos tienen poderes especiales y ésas serán sus principales armas. La otra historia es la de los monstruos de la vida real: el alcoholismo, el arrepentimiento y el remordimiento, la culpa, el miedo a la incomunicación y a la soledad, el miedo a olvidar y ser olvidados, el temor hacia lo que ignoramos y hacia lo que sabemos pero preferiríamos ignorar.
Se trata de una historia tan bien contada como cuenta King las historias. Todos los personajes, hasta los secundarios, tienen algo interesante o curioso que aportar a la narración. King tiene una visión de conjunto como pocos escritores actuales, y presta atención a todo, sabe que los lectores sólo prestaremos atención a historias y anécdotas protagonizadas por personajes que nos parezcan personas de verdad, y ningún ser creado por su pluma se queda en mera comparsa. Los incidentes que en la mayoría de novelas no tendrían lugar o se despacharían en dos líneas, para King cobran estatus de pequeño episodio que siempre, siempre tiene un sentido en el conjunto que es la novela, ya sea por chocante, por gracioso, por intenso o porque aporta información necesaria para dar grosor a la trama o a los personajes.
Aun siendo “Doctor Sueño” una novela bien trabada, que se lee fácilmente y que mantiene la intriga a pesar de los vericuetos por los que se mete, no es siempre igual de lograda. Y seguro que no nos sorprenderá encontrarnos con que esta novela nos engancha más, suena más auténtica y más de verdad y tiene mayor riqueza de matices y mayor sabor humano en aquellos pasajes donde Dan no es Dan el telépata, sino Dan el hombre. Stephen King es alcohólico rehabilitado, ¿cómo no van a sonarnos tan reales, tan auténticas las pruebas a las que Dan tiene que enfrentarse en su batalla personal? ¿Cómo no vamos a disfrutar, como lectores, de la narración de sus crisis, de sus flaquezas, de los amigos que se encuentra, de sus sesiones en Alcohólicos Anónimos, de saber más acerca de la liturgia y la disciplina de los miembros de la asociación? No es casual que Dan Torrance sea capaz de combatir y vencer fácilmente a los fantasmas del Overlook, que aún lo acechan, pero no logre librarse de los malos recuerdos, de sus pecados inconfesos, algo que nada tiene que ver con su lado sobrenatural. Y es esa parte muy humana, lejos de creaciones propias del género fantástico, la que verdaderamente nos engancha. No en vano dice King, por boca de uno de los personajes de “Doctor Sueño”, que “los recuerdos son los verdaderos fantasmas”.
Las dos caras de la novela se imbrican bien, gracias a un oficio y un saber hacer que King hace tiempo que no necesita demostrar. Y hay que decir que resulta muy saludable la humildad de este autor y su capacidad de reírse de sí mismo, puesto que “Doctor Sueño” es la novela donde menos en serio se toma a sí mismo, con constantes guiños a ese lector que él tan bien conoce y despliegues de su medido pero socarrón sentido del humor, con no-muertos que hablan por móvil, recurren a Google para buscar a sus presas o hacen chistes macabros sobre Michael Jackson, y adolescentes con poderes telequinéticos que siguen la saga “Crepúsculo”.
El único pero -pero es un “pero” que no puedo dejar de mencionar- que le pongo a “Doctor Sueño” es que se haya promocionado como una especie de segunda parte de “El resplandor”. Quienes esperen eso se sentirán defraudados: las referencias al Overlook y a Jack Torrance están traídas por los pelos. Mi recomendación es hacer como que este Danny Torrance es otro Danny Torrance, y “Doctor Sueño”, sencillamente la nueva novela de Stephen King. Así sí es posible apreciarla en lo que vale y disfrutarla como es debido.
Muy buena reseña. Si no lo he leído todavía es porque el libro se está vendiendo como una secuela de El Resplandor y, a pesar de haber visto la peli, no he leído el libro. Pero tras leer tu reseña veo que puedo leer Doctor Sueño sin miedo… ¡y además hay vampiros!