Bufff. A ver cómo empiezo yo con esta reseña. Cuando terminé de leer el libro, lo primero que hice fue comentarle a la autora en Instagram que me había dejado rota, pero que al mismo tiempo era una sensación reconfortante. Esa mezcla de sensaciones tan extrañas que sólo algunas cosas son capaces de provocarnos. Dog café es así, te sacude por dentro, te desequilibra, te remueve las heridas y al mismo tiempo te las cura. Y a mí estos contrastes me vienen de lujo, no podría vivir sin ellos.
Veintitrés añitos tiene Rosa Moncayo Cazorla. Bueno, al menos son los que tenía cuando escribió esta novela. Veintitrés años y ya es capaz de ponernos del revés, de removernos y llevarnos a nuestros propios límites. No está mal, ¿verdad? Quizá Rosa esté harta de que recalquen su edad, pero es que la experiencia que demuestra este libro no es propia de alguien tan joven. O al menos eso es lo que siempre hemos creído, porque aquí está Rosa demostrando que la edad, efectivamente, son solamente números. Y en lo literario, como en tantas otras cosas, no debería importar demasiado.
Várez, la protagonista de Dog café tiene veinticinco años. A su edad ha conocido el amor, la soledad, ha vivido en Seúl y ha tenido un aborto. Y todas estas vivencias, mezcladas y agitadas, son la base de esta intensa novela.
Resulta muy difícil no ponerse en el lugar de Várez y empatizar con ella, con ese viaje de introspección que es esta historia. Y a mí, personalmente no me cuesta en absoluto porque me siento muy identificada con ella. Me identifico con esa parte solitaria e introvertida. Yo también prefiero muchas veces la soledad y la disfruto mucho. De hecho, no entiendo a la gente que es incapaz de estar a solas con ellos mismos. Para mí es un privilegio y también soy de las que reivindican la soledad.
Aunque Várez también la disfrute, su soledad, al menos en este momento, viene de la mano de una derrota sentimental y anímica extenuante. Es normal que encuentre refugio en su propia soledad. Hay personas que necesitan todo lo contario, pero yo, como ella, también soy de las que nos refugiamos en nosotras mismas tratando de llegar a una tregua.
Como veis, Dog café no es una novelita alegre y amena. No. Rosa ha escrito una novela dura de esas que te rompen los esquemas. Pero como os decía al principio, hay algo de reconfortante en todo esto. Quizás, los que nos sentimos identificados con la historia, sintamos ese alivio que os comento. Es una especie de sororidad con Várez, para que me entendáis.
No esperaba encontrarme con este libro. No esperaba que Dog café fuese todo esto y que fuese capaz de zarandearme de esta manera. Pero no puedo engañaros, esta novela ha hecho conmigo lo que ha querido. Y yo, lectores, me he dejado hacer. Porque cuando se está en unas manos tan buenas como las de Rosa, no puedes más que dejarte llevar.
Hola Victoria! gran reseña para lo que parece una novela bastante interesante. He dado con este blog de casualidad y la verdad es que me ha sorprendido para bien. Lo veo muy ameno y nutrido. Os seguiré sin duda desde ahora. De momento me apetecía saludaros y felicitaros sin más… Un abrazote y gracias!
yo tambien te agradesco lo empesare haora mismo ok las quiero un beso chau chicas gracias por la recomendacion y por la reseña