Empecé a leer el libro sin saber nada del autor. Poco me importaba que hubiera sido el director de la, en mi opinión, fallida Los ojos de Julia, o de varios episodios de la desconocida pero muy bien recibida serie, la cual hace tiempo que estoy ansioso por ver, Inside No. 9. De hecho, no supe que también era guionista hasta leerlo en la solapa. Fue, como siempre, la premisa y la promesa de lo que se escondía entre sus páginas, lo que me hizo querer adentrarme en ellas. Porque la idea partía de algo que era original pero al mismo tiempo de algo que ocurre a diario.
Veamos. Lauren Marsh es una mujer que, puntual como un reloj, se levanta a las cinco de la mañana para salir a correr los lunes, miércoles y viernes por los alrededores de su urbanización, la cual siempre está inmersa en constantes arreglos y, precisamente por unas obras ¿mal señalizadas? Lauren cae en un socavón. Se libra de perder la pierna pero no de unas dolorosas heridas.
Por su parte, Cédric es un inspector de seguros que tras un año de baja por depresión y algo más tiene que llevar a cabo la investigación del suceso. Cédric es mucho Cédric y no se la dan con queso, así que en pleno peritaje en seguida se dará cuenta de que hay cosas que no cuadran y que le hacen pensar que el accidente no fue tal sino algo preparado. Si fue algo preparado para dañar a Lauren y no lo han conseguido… tal vez vuelvan a intentarlo y Cédric no puede permitir eso. Debe convertirse en su protector. Pero también es verdad que Cédric no está al cien por cien, que de vez en cuando ve cosas donde no las hay y las alucinaciones se pasean por su vida cuando les apetece… y que arrastra consigo un trauma, una culpa, difícil de olvidar.
La novela se desarrolla en Century Europa una urbanización de extrarradio más parecida a una “pesadilla arquitectónica” que a otra cosa. Una espectacular y oscura zona residencial con enormes edificios, con apartamentos de lujo, conectados por laberínticas calles (incluso hay un minotauro escondido), con gimnasios, tiendas, restaurantes y grandes zonas comerciales. En tiempos era el sitio exclusivo en el que estar y hacerse ver, el lugar en el que los famosos organizaban sus fiestas y orgías farloperas, los florentinos formalizaban sus negocios limpios y los sucios también… La zona de moda. Pero todas las modas tienen su tiempo y el valor de Century Europa ahora mismo ha caído hasta la mitad, se ve acosada por costes de mantenimiento, fallos, averías y reformas.
Por si fuera poco, Cédric tiene la sensación de verse observado mientras lleva a cabo la investigación y el testimonio de un chaval explicándole que vio un monstruo cerca de la zona del accidente no le ayuda precisamente a clarificar ideas sino más bien, a sembrar más dudas.
El accidente de Lauren Marsh es un libro que engancha desde la primera página, sobre todo por la naturalidad con la que arranca y con la que se mantiene. Porque cuenta a las claras, sin meterse en complicadas descripciones, yendo al grano. Porque entendemos a Cédric y queremos descubrir lo que sea que esté pasando en esa urbanización en la que nadie ve nada pero todos saben algo y en donde los accidentes ocurren con demasiada frecuencia.
Como digo, el libro se lee con agrado e interés creciente. El ritmo es bueno y ágil y la lectura fluye con naturalidad. Las páginas pasan volando y la trama de este noir casero con cierto aire inquietante y con sabor a Hitchcock entretienen, que es lo que se pretende. El final tal vez es un poco un quiero y no puedo, un querer hacer un giro que te deje con el culo torcido que no acaba de convencer por ser demasiado rebuscado, pero salvando ese pequeño inconveniente, el libro merece la pena y más aún teniendo en cuenta que es la primera novela del autor.