El adolescente cautivo, de Rubén D. Gualtero y Asunción Soriano
Si alguien se acerca a la RAE e intentara buscar el término adolescencia se encontraría con la siguiente definición: Etapa que sucede a la niñez y que transcurre desde la pubertad hasta el completo desarrollo del organismo. Hasta aquí, todo bien, una definición completamente aséptica, de esas que te harían salir del paso si alguien te preguntara sobre los adolescentes. Pero todo el mundo sabe, o por lo menos presumo que todo el mundo sabe, que la adolescencia tiene a su alrededor muchas más cuestiones que, para mal, no se describen siquiera en esta definición que os he puesto un poco más arriba. Pensamientos, sentimientos, desconocimiento, relaciones familiares, en definitiva, un gran cúmulo de acontecimientos que, de no pararse uno a pensar con detenimiento no podrían verse con claridad. Y quizá por eso, porque yo ya pasé la adolescencia hace mucho tiempo, y porque siempre me ha interesado comprender lo que sucede más allá de las puertas de mi casa, cogí “El adolescente cautivo” con gran entusiasmo, no sólo por el contenido, sino también por los profesionales que lo escribían.
Se trata de un viaje por el mundo de la adolescencia, y a la vez no sólo eso. Porque tan necesario es que conozcamos el mundo de los adolescentes, como el mundo de los adultos que los rodean. Un viaje por las relaciones que unos y otros establecen para crear esta sociedad.
Quizá algunos de vosotros no conozcáis a Rubén D. Gualtero ni a Asunción Soriano, pero si tuviera que hacer una descripción breve de ellos, podría decir que son dos profesionales como una catedral de grandes y que, además, saben de lo que hablan. Hoy en día, empezar un libro con esa base ya debería ser un éxito asegurado, pero como yo suelo ser una persona escéptica, me introduje de lleno en el mundo que nos proponen los autores. ¿Qué me encontré? Más allá de los libros de ensayo con terminología técnica y farragosa, estamos ante una lectura amena, interesante, que nos lleva por caminos, por cañadas más o menos pedregosas por el mundo de la adolescencia y la madurez, enarbolando una bandera que hoy en día no se ve demasiado y es la de hacer bien las cosas en las que crees. “El adolescente cautivo” es un retrato tan lúcido de lo que es el mundo de los adolescentes que sería un completo absurdo ponerme ahora a desentrañar por mí mismo las materias, una a una, que aparecen en él puesto que sus autores son lo suficientemente claros en sus exposiciones como para que, cualquier lector (y repito, cualquier lector, no sólo los que entendemos de psicología) pueda encontrar en esta obra una pequeña luz en un túnel que ha permanecido demasiado oscuro para los profesionales durante demasiado tiempo: ¿qué es lo que hace a los adolescentes ser como son?
Quizá mi última pregunta resulte un tanto capciosa, porque parece que estoy hablando de una obra que da soluciones a los problemas de hoy en día. No creo que eso sea cierto, porque claro está que las generalizaciones cuando hablamos del ser humano son, cuanto poco, peliagudas, pero lo que sí nos proporciona “El adolescente cautivo” es una guía, una especie de faro o linterna entre los muchos libros que aparecen en el mercado sobre el mismo tema, que no dejan de ser manuales de autoayuda con ínfulas de grandes superventas. Estamos ante la obra de dos profesionales, y lo repito porque me parece de admirar su trabajo, que desgranan las materias de las que saben con un verdadero afán por mostrar al público sus teorías, y eso se merece, al menos desde este humilde espacio, una oportunidad. Hay algo que yo siempre he dicho, a quien quiere oírme, y es que me da rabia que haya obras que no salen del círculo de publicación de las especialidades, porque cuando realmente merece la pena, todos podríamos aprender mucho más de nosotros mismos si el acceso a la información fuera mucho más general. Hoy eso sucede, al menos en forma de pasito, con este libro que os llega a todos vosotros y que os habla, desde la nitidez, desde la franqueza, sobre una época que todos hemos vivido, aunque a veces se olvide, y que supone el paso a una madurez que, en ocasiones, no entendemos, no sabemos cómo llegar, o que, simplemente, nos parece algo horrible.
Despido la reseña como me suele gustar hacerlo cuando algo me llama especialmente la atención, y es dando las gracias a Rubén D. Gualtero y Asunción Soriano por su maravillosa obra. Que vengan muchas más. Las espero.
Como todas y cada una de tus reseñas, Sergio, esta es magnífica. Ya he comprado el libro. Gracias por tu análisis!
Es un placer Antonia, como siempre, que me regales tus palabras! Espero que te guste el libro, a mí me parece la obra de dos profesionales como la copa de un pino!