El álbum negro, de Hanif Kureishi
Algunos autores escriben sobre una porción de la vida entera de un personaje y que terminan componiendo un libro. No los conocemos desde su nacimiento sino que nos aporta datos para comprender su pasado y entender por qué se desenvuelve de la manera en que lo hace en la actualidad. La actualidad del libro, bah. Toma ese fragmento de su vida que, por supuesto, tiene ciertos conflictos que convierten al libro en algo interesante para ser leído. Y lo termina, dejando con alguna resolución a medias en la vida del personaje. Pero quienes lo leemos, parecemos cerrar esa historia y así parece que su futuro ya se resolvió en el momento en que leímos la última palabra. Esto se me cruzo por la cabeza cuando terminé El álbum negro de Hanif Kureishi. Si bien, en el inicio realmente cerré su historia, después pensé… ¿Y que sería hoy de él?
Shahid es el centro de la historia, pakistaní que vive en Inglaterra donde su familia tiene un negocio bastante próspero mientras él decide dejar su casa y mudarse a Londres para ir a la universidad. Esa capital gigante cargada de diversas culturas y que vio nacer varios movimientos sociales. Corre el final de la década del 80 y para Gran Bretaña la era Thatcher había modificado muchas cosas en el país.
Sus primeros amigos, a quienes conoce de una manera abrupta, conforman un grupo extremista islámico que quiere provocar una revolución favorable a Alá. Shahid los sigue pero también se ve seducido por la compañía de una mujer, de una profesora quien se muestra opuesta a cualquier doctrina religiosa que Shahid practica. En una continua puja entre los dictamenes su religión y su tentación sexual por su profesora, Shahid intenta conformar ambos bandos mientras intenta él mismo encontrar su verdadera forma de pensar, de plantearse.
Kureishi expone una polémica entre lo natural en el ser humano, como su sexualidad, y su sentido de obedecer a las reglas. Es lo natural del ser humano contra aquello que al individuo le llega de afuera, por cultura y contexto. Es lo que Shahid se cuestiona internamente mientras sus amigos lo requieren para ciertas tareas y comienzan a cuestionar ciertos aspectos de su vida, al igual que la profesora hace lo propio desde el lado opuesto. En el medio, su hermano corrompido por la sociedad desbarrancada de las drogas.
Es un libro interesante aunque por momentos se vuelve lento en tanto a los acontecimientos. Más allá de tener una temática atractiva y hasta premonitoria por la situación que después del 2001 pareció estallar en Europa en relación a los inmigrantes que practican el Islam, algunos diálogos y escenas se vuelven aburridas.
El punto fuerte es, sin duda, el tema y la forma de exponer la contradicción que se le presenta al personaje principal, con tantas voces zumbando a su alrededor y lidiando con sus pasiones y creencias. Y es una porción en la vida de este estudiante, el que el autor retrata en este libro. Un momento específico que hace a aquello que moviliza al autor a escribir la historia. Es tan atractiva la reflexión que suscita, que el lector se pregunta… ¿Haría y pensaría lo mismo el Shahid crecido que viviría en el 2011?
Rosario Arán (rosearan@librosyliteratura.es)
No creo que sea el próximo libro que vaya a leer, pero si lo encuentro de casualidad, tal vez me lo lleve a casa; interesante la parte de cuando él llega a Londres y empieza a conocer gente, imagino. Saludos!
Hola, quizás os interese saber que tenemos una colección que incluye el relato ‘Strangers When We Meet’ de Hanif Kureishi en versión original conjuntamente con el relato ‘NippleJesus’ de Nick Hornby.
El formato de esta colección es innovador porque permite leer directamente la obra en inglés sin necesidad de usar el diccionario al integrarse un glosario en cada página.
Tenéis más info de este relato y de la colección Read&Listen en http://bit.ly/nrWFVI.
Siempre he sentido curiosidad por la manera real e individual en que piensan cada uno de los implicados por religiones tan extremistas en algunas cosas como el islam. Me gustaría saber hasta qué punto son realmente creyentes y no simples seguidores de unas costumbres sociales y sobre todo familiares que arrastran milenios. Poner a uno de ellos en un contexto y ambiente que no es el suyo, como Londres en este caso, puede ser una buena manera de descubrirlo… de saber realmente quién es él y qué le pide hacer su cuerpo y su mente. ¡Felicidades por la reseña, Rose!