Nova sigue poniéndose las pilas y dando alegrías a sus lectores. Hace unas semanas os traía por aquí la estupenda y mastodóntica Seveneves de Neal Stephenson, muestra de que la editorial está apostando fuerte por la ciencia ficción. También algunos de mis compañeros de Libros y Literatura os han traído algunas de sus novedades; Luna de Ian Mcdonald y Alcatraz contra los bibliotecarios malvados de Brandon Sanderson. Es precisamente en este último en quien la editorial parece estar gastando más recursos; poniendo al día sus ediciones antiguas con nuevas traducciones, correcciones y revisiones, reeditándolas en nuevos formatos y comprando las nuevas entregas de las sagas que se publican en Estados Unidos.
Como digo, parece que Nova quiere hacer de Sanderson su buque insignia en esta nueva y renovada etapa en la que el sello está inmerso y para ello están poniendo toda la carne en el asador. Una de las nuevas reediciones que acaba de aterrizar en las librerías es El aliento de los dioses, con la traducción revisada por Manuel de los Reyes –quien se ocupara de retraducir la trilogía de Mistborn y traducir sus siguientes entregas- y con corrección a cargo de Antonio Torrubia.
Con estas reediciones, nuevas traducciones y revisiones de Sanderson, Nova quiere dar uniformidad al Cosmere –todo aquello relativo al universo creado por el escritor- en todas sus novelas, ya que las antiguas traducciones flojeaban en ese punto y muchos conceptos y nombres se cambiaban al pasar de una novela a otra.
La que hoy nos atañe, El aliento de los dioses, es quizás una de sus novelas menos leídas por estos lares, además de ser una de sus pocas novelas autoconclusivas –de momento, ya que Sanderson tiene en mente continuar con estos personajes e iniciar una nueva serie, aunque falta mucho para eso-. Digo lo de menos leída con la boca pequeña, ya que este hombre vende y se lee muchísimo, pero si comparamos la repercusión de Mistborn por ejemplo o la de la serie El archivo de las tormentas, El aliento de los dioses parece que ha quedado relegada a un segundo plano. Quizás por ser un poco menos épica que el resto.
Pero no lo digo como algo negativo, El aliento de los dioses es una novela reflexiva y con una buena carga moral, nada que ver, o no demasiado, con la fantasía más típica que estamos acostumbrados a leer. Algunos temas que Sanderson deja caer en esta novela atañen a la diferencia de clases, la religión, el libre albedrío, la educación basada en el miedo, el odio, los prejuicios…
Dedelin, el monarca de Idris, firmó nada más subir al trono, un tratado para conseguir la paz con Hallandren. En dicho tratado, el monarca se comprometía a enviar a su hija mayor Vivenna, cuando ésta alcanzara cierta edad, para que se casara con el rey-dios de Hallandren Susebron. Eso sellaría del todo la tumultuosa y precaria paz entre los dos reinos vecinos. Pero en el último momento, Dedelin decide enviar a su hija pequeña Siri y no a Vivenna a Hallandren, rompiendo así el pacto y dejando a su hija pequeña a merced de los bárbaros de Hallandren. Siri, de apenas diecisiete años, rebelde, contestataria, alocada y lo opuesto a su hermana Vivenna –que había sido educada durante toda su vida para ser una reina- llega a un reino donde los colores –a diferencia de su monocromático país- están en todas partes, donde la gente viste como quiere y donde va a tener que contraer matrimonio con un ser monstruoso que se alimenta de las almas de otras personas.
Sanderson juega mucho a los contrastes en esta novela –añadiendo en estos mensajes bastante moralistas…- empezando por la diferencia entre Idris y Hallandren. En el primero no existen lo colores, todo es negro, gris, blanco o marrón y sus habitantes no pueden hacer ostentación de nada; estar contento es ostentación, gritar, tener una casa grande, tener demasiados vestidos, demasiados zapatos, demasiados de algo es ostentación. En Idris reina la buena educación, el silencio, la calma. En Idris creen en Austre, su Dios único y todo poderoso. En Hallandren reinan los colores, cuanto más chillones mejor, la gente grita, ríe y habla por la calle, tiene grandes casas, grandes palacios, grandes avenidas, en Hallandren no creen en un dios, creen en los Retornados, dioses que están entre ellos y que les dan consejo y acompañan.
¿No os recuerda Idris, un poco, a una comunidad mormona? Bueno.
Narrada desde cuatro puntos de vista distintos -Siri, Vivenna, Sondeluz y Vasher- Sanderson inventa y desarrolla un mundo entero y un sistema de magia totalmente nuevo. Con buenos personajes y un escenario que, como digo, se va ampliando y formando a medida que la novela avanza, las historias de Siri y Vivenna, del retornado Sondeluz y del misterioso Vasher se encauzan cada uno en una dirección para acabar entrecruzándose y mezclándose en esta historia donde nada es lo que parece y donde nadie es quien dice ser.
El aliento de los dioses es una buena puerta de entrada al mundo de Sanderson, como lo es también Elantris, aunque no sería la mejor si lo que buscáis es una fantasía más convencional o más guerrera. Sanderson se ha marcado un buen tratado de relaciones humanas, de política, de intrigas palaciegas y de reflexión sobre las religiones.