Quien lea el título del libro de Héctor Urién, El arte de contar bien una historia, quizá piense que es un manual más de escritura creativa. Yo ya he reseñado unos cuantos, como El arte de escribir, de David Vicente, Cómo escribir un microrrelato, de Ana María Shua, o Los 65 errores más frecuentes del escritor, de Silvia Adela Kohan. Pero es en el subtítulo donde este libro se desmarca: «101 estrategias para el storytelling». A los que no son muy amigos de los anglicismos, les aclaro que storytelling es, simplemente, contar historias, aunque de simple tiene poco. Es un arte, como bien resalta en el título Héctor Urién, un narrador de cuentos profesional.
Las ciento una estrategias de El arte de contar bien una historia se dividen en tres apartados. Las cuarenta y siete primeras hacen referencia a la composición de la historia, es decir, a cómo armarla estructuralmente. Las treinta siguientes, a cómo generar recursos poéticos o humorísticos. Y las veinticuatro últimas, a los trucos de la puesta en escena para captar la atención del público aquí y ahora. Porque este libro se centra en la narración oral, es decir, a contar historias en vivo y en directo; la forma primigenia, pero que pocas veces se menciona en este tipo de manuales. No obstante, la mayoría de las estrategias le serán igualmente útiles a cualquiera que se sirva de las historias en su profesión (copywritters, novelistas, comerciales, guionistas…) o en su vida (un hijo para convencer a un padre, un padre para convencer a un hijo, un amigo para amenizar una cena, para levantar el ánimo a un ser querido o a nosotros mismos…). Porque los seres humanos estamos hechos de historias, aunque no nos demos cuenta.
Héctor Urién explica cada una de esas estrategias de forma concisa, con ejemplos y propuestas claras para ponerlas en práctica. Habla de la diferencia entre lo compositivo y lo expositivo, de los atractores misteriosos y los personajes atractores, de las historias de destino y de carácter, de los componentes de un buen clímax, de cómo saber en qué orden narrar los hechos o cómo potenciar los dilemas, del efecto Kuleshov, el Macguffin, el cliffhanging o la suspensión de la incredulidad… Hasta llegar a las ciento una estrategias que se anuncian en el título. Muchos de los recursos los conocía y otros han sido un grato descubrimiento. Y tanto de unos como de otros he aprendido algo nuevo.
Debido a la brevedad de las explicaciones, El arte de contar bien una historia no sería el tipo de libro que recomendaría a los que están dando sus primeros pasos en este arte de contar historias, ya sea de forma oral, escrita o audiovisual, pero sí me parece una buena lectura para aquellos que ya lleven camino recorrido y quieran pararse a reflexionar sobre lo que saben o sobre lo que les queda por aprender y dominar. Seguro que los enfoques y ejercicios de Héctor Urién les servirán para potenciar su arte. En definitiva, un libro ameno e inspirador para quienes amamos contar historias y deseamos hacerlo bien.
Lástima que al editarlo hayan sido incapaces de escribir una frase en español al poner el subtítulo. La reseña, en cambio, es muy buena. Gracias.